Gustavo Petro no puede fallarle a Colombia
“Nosotros no podemos fallar”, dijo Gustavo Petro durante su primera conferencia de prensa en la Casa de Nariño. Las expectativas son bastante altas entre el pueblo colombiano y dentro del nuevo gobierno del presidente constitucional de la República de Colombia, ...
“Nosotros no podemos fallar”, dijo Gustavo Petro durante su primera conferencia de prensa en la Casa de Nariño.
Las expectativas son bastante altas entre el pueblo colombiano y dentro del nuevo gobierno del presidente constitucional de la República de Colombia, Gustavo Petro. Cualquier paso en falso, cualquier escándalo de corrupción o cualquier detalle que registren la oposición y la prensa nacional serán un embate para la recién llegada administración.
El cordobés de 62 años sabe que cuatro años de gobierno pueden ser suficientes para cambiar el rumbo que el país sudamericano necesita, y es por eso que le pide a sus ministros y funcionarios no fallar, no permitir la corrupción y ser diferentes a las administraciones pasadas.
Llega el primer presidente de izquierda a Colombia en 200 años de ser una república, llega el exguerillero del M-19 quien se convierte en el 118 presidente de la nación colombiana y el más votado en la historia nacional con 11.2 millones de sufragios. Los jóvenes, fueron los que le dieron la victoria.
Atrás queda el fracaso duquista y la oportunidad que el uribismo dejó ir en un país que le tenía pavor a la izquierda por años. Llega un cambio que, meramente representa la desesperación y exigencia que el pueblo colombiano pide ante los políticos de siempre, los discursos obsoletos y las oportunidades que nunca llegaron para los más olvidados.
Petro es un hombre de izquierda con colmillo político de más de tres décadas, es un populista que puede sonar a demagogo profesional, pero que es inteligente y bastante preparado según sus estudios. Compararlo con cualquier político de izquierda latinoamericano es factible, pero también se escapa de lo burdo y bruto. Llega a la presidencia de Colombia como un hombre reformador, libertador y el hombre “cambio” que necesita su país. Se muestra como un ambientalista, como alguien que quiere desterrar la corrupción para que llegue la prosperidad a Colombia. Utiliza el progresismo actual, la igualdad de genero y la igualdad de clases sociales para levantar ánimos en un país que solamente se estancó en la era duquista.
Compararlo con Maduro, Ortega, Morales o Castro, me parece absurdo. Petro es más bien, un socialdemócrata. Compararlo con López Obrador, me parece una grosería, también.
Su presidencia estará llena de simbolismos, de frases populares y sabias, las cuales lo dejan ver como un presidente inteligente. Los simbolismos se han empezado a ver desde el pasado domingo que tomó posesión como presidente en la Plaza de Bolívar.
Se llena de un equipo de trabajo que ha servido en varias administraciones, en específico, la de Santos. No da del todo, los mejores puestos a los que estuvieron en campaña o son de izquierda. Se llena de gente experimentada en el servicio público. No se cierra. Al igual, no dice mucho sobre cómo alcanzará la paz con el ELN y el crimen organizado, pero tampoco se aventura a decir que dará abrazos o existirá la impunidad.
Petro gobernará y vivirá los próximos cuatro años en la Casa de Nariño, desde donde lo acompañará la espada de Bolívar, la cual se pidió que estuviera presente en su inauguración como mandatario. Se cree el nuevo libertador de Colombia o América, se cree un exguerillero que podrá reformar y cambiar lo que no se ha hecho en 16 años de uribismo.
La izquierda de Petro tiene una única oportunidad. No puede fallarle al pueblo.
Ojalá y no sea lo mismo que está sucediendo con Boric en Chile, pues el escenario es muy parecido. Espero equivocarme.
