El helicopterazo iraní
El gobierno insistió en puntualizar que lo sucedido fue un accidente aéreo.
Semanas después de que Irán bombardeara directamente Israel por primera ocasión en su historia y dejara abierta la opción de un conflicto militar totalmente directo, recibimos la noticia, el pasado domingo, sobre la trágica muerte del presidente iraní, Ebrahim Raisi, como también del ministro de relaciones exteriores iraní, Hosein Amir Abdolahian Abordo, y otros altos funcionarios en un accidente de helicóptero, muy cercano a la comunidad de Jolfa, en la región de Azerbaiyán Oriental, Irán.
El desastroso evento, sucedido a pocos kilómetros de la frontera con Azerbaiyán, se percibía en los primeros momentos del pasado domingo más como un acto coordinado por Israel o Estados Unidos que un sabotaje o un accidente aéreo. Las redes sociales se inundaron completamente de hipótesis sobre la muerte de Raisi, Amir y otros funcionarios. Entre ellas se tocó el tema sobre cómo era curioso que el primer ministro eslovaco, Robert Fico, y el presidente iraní, Ebrahim Raisi, después de reunirse con el presidente azerí, Ilham Aliyev, ambos hubieran sufrido atentados mortales con distintos desenlaces.
Al saberse la noticia del helicopterazo iraní tuvieron que pasar 12 horas después de su desplome para que servicios de emergencia pudieran llegar directamente al Bosque de Dizmar y encontrar las partes completamente destrozadas de lo que fue en algún momento el helicóptero gubernamental de manufactura estadunidense Bell 212. El parte oficial sobre el desplome del helicóptero, hasta ahora, es que no contaba con un buen mantenimiento debido a las sanciones estadunidenses impuestas a la aviación iraní, como también debido al mal clima en la zona: neblina, lluvia y frío.
La tragedia supuso muchas cosas, pero siempre el gobierno iraní puntualizó que lo sucedido fue un accidente aéreo. Y es de llamar la atención, pues, ante los últimos hechos ocurridos con el misil israelí que destruyó parte del complejo de la embajada de Irán en Damasco, Siria, y mató a más de seis altos comandantes de la CGRI; como por igual otros hechos violentos recientes, el régimen del ayatolá Alí Hoseiní Jamenei ha acusado, sin vueltas, a los países que podrían estar implicados. En el caso del helicóptero, no.
La muerte de Raisi trae consigo muchas incógnitas sobre el futuro de Irán, pero debemos recordar que la figura presidencial en Irán no es la más importante. Y no es que se demerite su figura, la cual es fundamental en la política interna y la economía nacional, pero la figura principal es la del ayatolá y consigo vienen otras figuras de las CGRI, de las Fuerzas Quds o del ejército de la República Islámica de Irán, que tienen mucho más peso que el mismo presidente.
El puesto será absorbido por el vicepresidente y se convocará a elecciones presidenciales el próximo 28 de junio. Como tal, la muerte de Raisi no trae una gran consecuencia política o emblemática para Irán, pero lo que sí hay que decir es que Ebrahim Raisi era el posible sucesor del ayatolá Jamenei, quien ya tiene 85 años y ha presentado problemas de salud en los últimos años. Con lo sucedido, lo más seguro es que su hijo, Mojtaba Jamenei, sea el próximo en la línea del régimen, aunque hay otras figuras prominentes que podrían tomar el control iraní también.
La tragedia del helicóptero llega en un momento interno muy complicado para Irán. Raisi dejó muchos problemas, pero supo amortiguar los momentos malos y proteger la figura del ayatolá Jamenei en todo momento.
Se murió Raisi y consigo se llevó el recuerdo del “carnicero de Teherán”.
