El desastre de Argentina

Pasaron días de silencio y de no saber mucho sobre las actividades o la agenda del presidente y de la vicepresidenta de Argentina después de lo sucedido en las elecciones primarias del país sudamericano. Lo único que se sostenía es que el mandatario argentino llevaba a ...

Pasaron días de silencio y de no saber mucho sobre las actividades o la agenda del presidente y de la vicepresidenta de Argentina después de lo sucedido en las elecciones primarias del país sudamericano. Lo único que se sostenía es que el mandatario argentino llevaba a cabo reuniones con el ministro de Economía o como también le apodan el superministro, Sergio Massa, casi de manera diaria y de carácter privado, pero de ahí en fuera, no se tenía información certera sobre cuándo volvería a salir a la luz pública Alberto Fernández o si todo estaba bien con su salud. Parecía que, aunque fuera de jure el presidente de la República de Argentina, el puesto se lo había dejado a su hombre de mayor confianza, al que prácticamente maneja todo el escenario económico-político del país o el que supuestamente es el presidente de facto: Sergio Massa.

Entre suposiciones, rumores y críticas al presidente Alberto Fernández, apareció por fin el mandatario argentino después del anuncio de la expansión de BRICS en donde Argentina formaría parte de ese bloque político-económico justo a días de recibir un nuevo préstamo del FMI, negociar con el mismo FMI y de saberse el furor de la posible dolarización que llevaría a cabo Javier Milei si queda electo presidente de la nación sudamericana.

Por otra parte, y hablando de la vicepresidenta o la señora Cristina Fernández de Kirchner, no se sabe casi nada, más que había votado en su natal Santa Cruz. Hasta el día de hoy, sólo se tiene información sobre cómo va el caso que tiene que ver con el supuesto atentado en su contra cuando llegaba a su departamento en La Recoleta en agosto pasado. Todo parece indicar que será un caso cerrado y sin mucho de donde rascar. La vicepresidenta se encuentra callada y alejada de los reflectores. Muchos aseguran que ya presentía una derrota en las elecciones primarias.

Y mientras son los Fernández o si son peras o manzanas, Argentina se encuentra golpeada, dividida y con mucha incertidumbre ante lo que pueda suceder en octubre. El kirchnerismo se encuentra hundido, mintiendo y echándole la culpa a Javier Milei, a Mauricio Macri, al Fondo Monetario Internacional o al pasado sobre lo que sucedió estas últimas semanas a nivel nacional, pero nunca echa la culpa a Alberto o a la mismísima Cristina. El movimiento nunca tiene la culpa de nada. Es víctima en todo su esplendor.

Los principales sindicatos han llamado a realizar saqueos en comercios, supermercados y negocios en todo el país argentino. Las imágenes son vergonzosas y los videos nos hacen reflexionar sobre lo que podría suceder cuando se sepa quién será el próximo mandatario en el país sudamericano. La población está confundida y harta sobre lo que sucede. La situación se agrava porque al ir pasando los días se incrementa la inflación mensual, suben los precios de los alimentos básicos, suben las rentas y la gente no tiene dinero para comer. Sin embargo, se presume en los medios oficialistas que Sergio Massa acordó que se congelen los precios de la luz, de los hidrocarburos y de otros servicios, como también que se implemente a nivel nacional el “plan limosna” para que la gente reciba entre 1, 800 a 3 mil pesos mexicanos extra cada mes dependiendo si se es jubilado, servidor público o empleada doméstica.

El gobierno argentino ya no sabe qué hacer para curar una herida que no puede ser curada con estímulos, dádivas o limosnas a 60 días de la elección presidencial.

El kirchnerismo fracasó y parece que se va en octubre.

Así parece.

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