Difícil comienzo para Milei
Argentina sabía que votar por el libertario no garantizaba un gobierno tranquilo.
El comienzo iba a ser difícil. Él mismo lo pronosticó y lo declaró en los programas de televisión a los que lo invitaban antes, durante la campaña y ya metido en las elecciones PASO y presidenciales de octubre/noviembre. Cometió sus errores en el pasado, se le vio como una figura ultraderechista debido a declaraciones o posturas poco progresistas que remarcó durante su campaña; se le tachó de muchas cosas, pero la realidad recae en que como diputado poco se le puede criticar y como gobernante no se le puede juzgar todavía, pues apenas lleva 12 días de los cuatro años que constitucionalmente tendrá que cumplir como jefe de Estado.
El pueblo argentino entendió y tomó la decisión de ver a un outsider gobernar sin ser un político nato o uno de los tradicionales. El pueblo argentino sabía que votar por Javier Milei no garantizaba para nada que el presidente gobernara de manera tranquila. Ahí se encuentra como oposición un movimiento que tiene las insignias de los apellidos Perón, Kirchner y Cámpora. La cosa no será fácil, especialmente porque los sindicatos, asociaciones civiles/obreras y movimientos piqueteros son grupos de choque y de desestabilización que fungen como aliados de la nueva oposición política.
Cualquier decisión polémica, cualquier error, cualquier situación que no sea populista o de cobijo, será fuertemente criticada. La izquierda argentina y la sociedad que han vivido tradicionalmente del gobierno no cederán a perder sus privilegios y de vivir de la ayuda gubernamental o de lo que los mantenía tranquilos viviendo mediocremente.
Lo estamos viendo ya en la primera semana del gobierno de Milei.
Javier Milei sacudió el avispero. Cumplió lo que prometió y prefirió decir una difícil verdad, a mentir y maquillar las cosas como lo hicieron los Fernández antes de ceder el poder. El cambio era de 180 grados, no de menos. Era generar un terremoto social y económico que pudiera servir para iniciar de nuevo, pero con sufrimientos que van a traer consecuencias de seis meses a dos años al devaluar el peso argentino en 50%, llegar a 150% de inflación interanual con un tipo de cambio oficial que no será fijado por el Estado, sino por la situación real del mercado financiero. Al igual, reducir el gasto público en un gran nivel, parar las obras públicas y buscar cortar el subsidio de muchos servicios públicos, etcétera. El camino no es fácil para un país que vive hundido en la mediocridad, en la corrupción y en el populismo por más de 30 años.
La nueva Argentina necesita un cambio en la forma de salir a la calle, a protestar y a exigir. El gobierno da la libertad de protestar en la calle, pero exige respeto a las vialidades. Se necesita orden, progreso y seguridad. El que la hace la paga. Generar un cambio como lo está implementando Javier Milei será repudiado y se le juzgara así lleve un día, diez días, un mes o un año. Las críticas llegarán de la izquierda y de quienes no conocen la maldita realidad en la que dejó el peronismo a Argentina. Usted lo puede ver claramente en la mayoría de los comentarios que se realizan en nuestro país con información manipulada y con un tono de desinformación que sirve para mentir.
Javier Milei empezará a implementar medidas extremas y tratará de gobernar con decretos que molestarán a muchos, especialmente a los que antes eran dueños de las calles y del poder.
El desafío será que el gobierno gane en la calle, en el Congreso y en el apoyo de la sociedad.
La situación, en general, empeorará entrando el año.
Ya lo verá.
