Conflicto México-Ecuador

Cuando el gobierno de Ecuador decidió declarar persona non grata a la embajadora de México ante Ecuador, Raquel Serur, después de los comentarios e intromisiones del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre las elecciones presidenciales de Ecuador del año pasado y ...

Cuando el gobierno de Ecuador decidió declarar persona non grata a la embajadora de México ante Ecuador, Raquel Serur, después de los comentarios e intromisiones del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre las elecciones presidenciales de Ecuador del año pasado y el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, presentí un mal desenlace que llevaría a una ruptura de relaciones diplomáticas. El escenario era parecido al de Perú o Bolivia durante el sexenio del actual mandatario mexicano, pero en este preciso caso, había más que un sentimiento político: un fugitivo de la justicia ecuatoriana era arropado por el gobierno mexicano con el único objetivo de que en algún momento fuera rescatado en su totalidad para vivir asilado y hacer política junto con sus otros amigos correístas desde un país gobernado con una ideología afín.

El presidente López Obrador fue más allá de sólo condenar la expulsión de su embajadora: aventó un puñetazo que confirmó el asilo político del fugitivo exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas. Ese puñetazo fue la gota que derramó el vaso entre Ecuador y México, pues el gobierno ecuatoriano estaba más que presionado por otorgar un salvoconducto que pudiera garantizar el abandono de Glas de la embajada mexicana en Quito y poder salir de Ecuador para disfrutar de su libertad en México.

Los videos y los audios los conocemos. Fue un acto sin precedentes que ni Videla o Pinochet se atrevieron a perpetrar durante sus regímenes. Era más que obvio que, ante la irrupción de las fuerzas de élite ecuatorianas, la sustracción del asilado y la violencia ejercida a los diplomáticos mexicanos en la principal sede diplomática de México en Ecuador, no había otra opción más que romper relaciones diplomáticas. Es parte del manual. Es parte de una regla que está escrita en la Convención de Viena de 1961 y que no se puede romper en el código diplomático formal y rudimentario.

¿Sabía algo Ecuador que no conocemos hasta el día de hoy?

Las consecuencias que vienen le afectan más a Ecuador que a México en lo político, diplomático y económico.

Por una parte, Ecuador sufrirá de cierta manera el abandono en la Celac y en los organismos internacionales donde es miembro. Entre ellos, la ONU.

Por otra parte, Ecuador tendrá que rendir cuentas ante la demanda que México ya presentó en la Corte Penal Internacional. Si bien el proceso durará buen tiempo, Ecuador sí sufrirá las consecuencias de una indemnización costosa en distintos rubros.

Con lo sucedido, Ecuador quedará marcado como un país que no respeta el derecho internacional y los protocolos diplomáticos, pero dudo que quede aislado tal y como muchos creen.

Por último, hablar sobre una guerra está más que descartado. El mismo furor se ha sacado de contexto. La única preocupación que veo, es una reapertura de relaciones que tardará tiempo y lo más seguro es que será después del

sexenio obradorista. La relación está más que rota.

Vendrán forcejeos más por parte de México, que de Ecuador. Esperar un salvoconducto o la entrega de Glas a México, no sucederá.

Ecuador tendrá una mala imagen internacional, pero no pasará más allá de notas diplomáticas o condenaciones internacionales. México, por su parte, será arropado internacionalmente, algo que necesitaba ante una pésima política exterior sexenal.

Pareciera, creo yo, que a México le cayó como anillo al dedo lo sucedido en Quito. Intervenir y meterse en asuntos que no competen pueden resultar en victorias, distractores y hasta en victimizaciones.

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