Complicada visita a Pekín
La reciente visita de Antony Blinken a Pekín tuvo que ser bastante trabajada o pulida entre el Departamento de Estado y el Ministerio de Asuntos Exteriores de China por algunos meses para dar garantías de algún tipo de diálogo, ya sea con el canciller chino, Qin Gang, ...
La reciente visita de Antony Blinken a Pekín tuvo que ser bastante trabajada o pulida entre el Departamento de Estado y el Ministerio de Asuntos Exteriores de China por algunos meses para dar garantías de algún tipo de diálogo, ya sea con el canciller chino, Qin Gang, el director de la Oficina de Asuntos Exteriores del PCCH, Wang Yi, o con el mismísimo presidente Xi Jinping. Estaba previsto que dicha visita se realizara en febrero con varios temas ya complicados en la agenda bilateral, pero al menos había la disponibilidad de dialogar y recibir a Blinken y a toda su delegación estadunidense. Sin embargo, justo a unos días de realizarse la visita a Pekín, se hizo tendencia el vergonzoso tema del globo espía chino y su derribo en plenas costas de Carolina del Norte y Carolina del Sur en el océano Atlántico. Por supuesto, ante lo ocurrido, se canceló la gira de Blinken a China provocando, no sólo más tensiones político-diplomáticas, sino también un congelamiento importante entre las comunicaciones que todavía existían entre Pekín y Washington.
Mientras eso sucedió, de febrero para junio, China y Estados Unidos siguieron sus agendas respectivas en el ámbito geopolítico internacional, pero siempre atados a cuatro temas que no se desprendían de ellos: Taiwán-Mar del Sur de China, Corea del Norte, Ucrania-Rusia y la batalla comercial sino-estadunidense.
Ante esto y el congelamiento de la comunicación entre ambos países, sí es pertinente enfatizar que existieron acercamientos posteriores para tratar de apaciguar lo sucedido en febrero y buscar tal vez un encuentro próximo de alto nivel para verano. Es por eso que sabemos sobre el viaje a China del director de la CIA, William Burns, en mayo. Al igual, el ministro de comercio de China viajó a Estados Unidos en mayo, como también el consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, fijó un encuentro con el ya mencionado Wang Yi en Viena casi a mediados de mayo. Y recientemente, el intento de acercamiento entre el ministro de Defensa de China y el secretario de Defensa de Estados Unidos.
Para principios de junio, varios medios estadunidenses aseguraban que se había fijado una fecha para un segundo intento de visita a China, pero justo se confirmó durante la semana del 12 de junio por la Casa Blanca y por el Ministerio de Asuntos Exteriores de China que Blinken realizaría una visita de dos días a Pekín, empezando el 19 de junio.
La nueva visita de dos días de Blinken a China era importante no sólo por lo que sucede entre Estados Unidos y China, sino también porque desde el año 2018 ningún funcionario de alto rango visitaba Pekín y porque desde 1979 no se tenían tan malas relaciones con las autoridades chinas.
Dos días de visita a Pekín no resolverían nada y tal vez, servirían de poco, pero era necesario buscar que las máximas potencias económicas y militares se escucharan entre sí y pudieran, por lo menos, buscar un canal de diálogo que pudiera calmar las aguas tan turbias que se provocaron desde ambos lados.
En lo personal, me llamó mucho la atención que se diera un encuentro, aunque fuera de 35 minutos con el presidente Xi Jinping y que se invitara al canciller Qin Gang a Washington. Por algo se empieza ante un colapso de relaciones que lleva desde la era Donald Trump.
Por ahí se habla de que Xi y Biden se podrían reunir para noviembre de este año en San Francisco, pero con las recientes declaraciones de Biden sobre Xi, está por verse qué tanto se vuelve a afectar la relación con China.
