Colombia y su elección presidencial

Colombia se despide de uno de los presidentes más impopulares que ha tenido la derecha tradicional colombiana. Iván Duque, quien fuera un candidato bastante prometedor y presentado como la mejor carta del uribismo, resultó ser un fracaso para los ciudadanos que ...

Colombia se despide de uno de los presidentes más impopulares que ha tenido la derecha tradicional colombiana. Iván Duque, quien fuera un candidato bastante prometedor y presentado como la mejor carta del uribismo, resultó ser un fracaso para los ciudadanos que votaron por él y una pérdida de cuatro años para los que nunca creyeron en su proyecto de nación.

Antes de ser presidente, Duque no era tan conocido en la política nacional y no era para nada alguien que pudiera soñar con llegar al Palacio de Nariño en Bogotá. Fungió como senador de la República en el partido político del expresidente Álvaro Uribe por cuatro años y después fue promovido por el mismo Uribe y las élites monetarias-políticas del país sudamericano para pelearle la presidencia al izquierdista Gustavo Petro en 2018.

Casi cuatro años han pasado desde que Iván Duque inició su presidencia, los cuales han resultado ser un retroceso en todos los sentidos para Colombia. El presidente Duque termina su mandato como un líder autoritario que ha sido criticado en el tema los derechos humanos, de la división de Poderes, de la violencia policial extrema en protestas y de la cooptación de organismos institucionales que regulaban su gobierno. Asimismo, sus reformas, sus políticas sociales y su fracaso económico, lo llevaron a que estallaran dos paros nacionales que socavaron su presidencia casi por completo. Sobre la tan esperada lucha contra la corrupción, todo resultó en casi nada.

El mandatario colombiano terminará su periodo constitucional el próximo 7 de agosto, dejando una incógnita muy grande en el futuro del país sudamericano y un camino que todavía no se define concretamente. Las elecciones presidenciales han llegado y forman parte del desahogo de una sociedad que se encuentra enfadada de la clásica élite política colombiana y de la forma en que se hace política en todo el país. Parece que, por fin, los ciudadanos se han hartado tanto del uribismo y de la doctrina de centro-derecha, que la izquierda comandada por Gustavo Petro podría llegar por fin a la presidencia después de dos intentos fallidos. Aunque también, la opción puede llegar desde la práctica del populismo sin definición política, mediante la autoría de Rodolfo Hernández, un personaje apodado el ingeniero o el Trump colombiano.

Ante esto, el pasado domingo se llevó a cabo la primera vuelta presidencial electoral dejando por resultado una sorpresa muy grande en el uribismo y en el bastión del exguerrillero del M-19, Gustavo Petro. La segunda vuelta se llevará a cabo entre la izquierda petrista y la derecha populachera del empresario, tiktokero y exalcalde de Bucaramanga. Petro no obtuvo 50% de los votos necesarios para ganar la presidencia en la primera vuelta electoral. El uribismo y su candidato Federico Fico Gutiérrez no pasaron a la segunda vuelta.

Aunque Petro le sacó más de 12% en la votación de la primera vuelta a Rodolfo Hernández, preocupa dentro de la izquierda que para la segunda vuelta, los votantes del uribismo y la derecha voten por Hernández para no permitir la llegada del tres veces candidato presidencial izquierdista al Ejecutivo federal.

Colombia se juega su futuro próximo, se juega más que cuatro años. La decisión se debe tomar en menos de tres semanas. Son dos candidatos acusados de corrupción, pero que surgen por el castigo y el cansancio de la sociedad.

Son escenarios distintos que, a mi parecer, no le convienen a Colombia.

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