Biden y su segundo Estado de la Unión
El presidente Joe Biden sabía que llegaba algo golpeado a su segundo Estado de la Unión como presidente de Estados Unidos. Su discurso debía ser fuerte, convincente y a la vez retador ante los republicanos que ya dominan la mayoría de la Cámara de Representantes desde ...
El presidente Joe Biden sabía que llegaba algo golpeado a su segundo Estado de la Unión como presidente de Estados Unidos. Su discurso debía ser fuerte, convincente y a la vez retador ante los republicanos que ya dominan la mayoría de la Cámara de Representantes desde enero de este año. Su aprobación se sitúa en los bajos 40 puntos porcentuales. No pasa de 43% en al menos cinco encuestas nacionales. Los números no son nada buenos entrando su segundo año como presidente y es algo que debe preocuparle, pues ya se sabe desde el año pasado que ha pensado en reelegirse al concluir su primer mandato presidencial. Lo más seguro, es que Biden estará oficializando su decisión de participar en las próximas elecciones presidenciales de 2024 para el primer cuarto de este 2023.
Biden sabía que necesitaba dar un discurso esperanzador ante los grandes problemas económicos internos en los que está metido Estados Unidos. La inflación, la deuda interna, los altos precios de los combustibles y la economía, han sido los principales factores para que la popularidad de Biden no llegue a los 50 puntos porcentuales. Según la encuesta del Washington Post/ABC poll, 58% de los estadunidenses desaprueba cómo el presidente ha manejado el tema de la economía interna. También, su discurso requería un toque bipartidista con una agenda que incluyera a los republicanos, especialmente ante un congreso que ya se encuentra dividido desde que los demócratas perdieron la cámara baja del máximo recinto legislativo estadunidense después de las elecciones intermedias de noviembre pasado. Asimismo, fijar comentarios sólidos sobre China y la invasión rusa a Ucrania. Creo que lo más importante era convencer en lo interno, más que lo externo.
Y así, el martes llegó para que el presidente cuadragésimo sexto de los Estados Unidos diera su segundo discurso del Estado de la Unión ante el 118 Congreso de Estados Unidos. Era su momento para brillar, sacudirse su baja popularidad y encararse a los republicanos que esperaban abuchearlo o retarlo durante su faena anual. Su discurso sí fue algo populachero, pero no llegando a lo absurdo. Creo que bastante convincente y así se esperaba. No me pareció para nada mala su forma de expresarse, no tartamudeó y no se vio mal repitiendo con frecuencia folks o finish the job. Al contrario, me parece que necesitaba ser algo informal o casual. Tratar de ser persuasivo, pero a la vez dejando en claro a los republicanos que usaría su poder para vetar propuestas del GOP si iban en contra de los proyectos nacionales que tanto ha buscado sellar en su agenda doméstica. Requiere a los republicanos y lo afirmó en su discurso.
Para sus 80 años, el mandatario se vio como alguien con mucha fuerza. Era el Biden que necesitaba despertar en este discurso para llegar mejor al 2024. Su discurso de 78 minutos siempre estuvo rodeado de aplausos, minishows, burlas, abucheos y hasta golpes bajos que propinó a los republicanos.
Enfatizó su discurso primordialmente en tratar de dar un proteccionismo a la economía interna, proteger la seguridad social y el Medicare para los próximos años, como también levantar la economía apoyado del congreso y los republicanos. Asimismo, fue duro con China y Rusia, pero no entrando mucho a la política exterior. Le faltaron líneas.
Fue un discurso para entrar a la precampaña, pero más que nada para convencer que tiene energía para los dos próximos años y enderezar el camino restante. Falta tiempo para 2024.
