ATAMCS y la amenaza rusa

El amago iba a la par con bombardeos en ciudades ucranianas, avances y una propaganda efectiva.

A finales de abril escribí una columna relacionada al suministro de los misiles estadunidenses de largo alcance ATACMS y la posible autorización de la administración bidenista para su uso dentro de territorio ruso. Pasaron días de debate, de suposiciones y de presionar a Estados Unidos para dar luz verde a este tema. Al final, la decisión tomada fue solamente permitir usarlos como baterías de defensa y atacar posiciones rusas dentro de territorio ucraniano. La prioridad era no crear una escalada más ni provocar a una Rusia que amenazaba con responder de una manera apropiada si se autorizaba el uso de estos misiles dentro de su territorio.

Los misiles ATACMS fueron por primera vez otorgados a Ucrania en octubre de 2023 de manera secreta y bastante limitada. Para febrero y abril de este año, se continuó suministrando ATACMS con la misma fórmula que a finales del año pasado, pero con una esperanza de poder ser utilizados sin restricciones en algún momento de este 2024.

Fueron al menos tres o cuatro ocasiones en este año que la prensa rumoró un posible cambio de opinión por parte de Joe Biden sobre el uso de los ATACMS ante la autorización de Gran Bretaña y algunos países occidentales para que Ucrania usara sus armas dentro de Rusia. Pasaron días y se escribieron muchas cosas, pero la decisión continuó con un rotundo no. Rusia, por su parte, nunca dejó de presionar a Occidente ante la constante conversación de los ATACMS. La amenaza rusa iba a la par con bombardeos en ciudades ucranianas, avances en el este ucraniano y una propaganda bastante efectiva.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, repetidamente este año respondió a las preguntas de periodistas sobre un posible conflicto con la OTAN y apareció en diversos videos de las reuniones del Consejo de Seguridad de Rusia hablando sobre un posible cambio en la doctrina nuclear rusa o un factible suministro de armamento a países aliados que no tuvieran buenas relaciones con Estados Unidos. El mensaje era bastante claro. Rusia sabía que aun siendo un país invasor y provocador de una guerra, podía amenazar a cualquiera con el simple hecho de tocar el tema nuclear o plantear un cambio en su doctrina nuclear doméstica.

Ucrania, por otra parte, ha tratado de persuadir a Estados Unidos para que le permita usar los ATACMS y otros misiles de manufactura occidental dentro de territorio ruso. También, ha pedido más apoyo armamentista ante lo que representa pelear en distintos frentes contra Rusia.

En estos momentos, el enfoque de la guerra está completamente centralizado en la reciente autorización que dio Joe Biden a Ucrania para usar los ATACMS dentro de territorio ruso. Una decisión que es tardía ante la llegada del invierno, la victoria de Trump y las amenazas rusas. Al igual, es una autorización que deja incógnitas sobre el suministro de estos misiles y las restricciones de su uso dentro de Rusia.

Joe Biden, me parece, reaccionó bastante tarde y le dio tiempo a Vladimir Putin para cambiar su doctrina nuclear, la cual recaía en el pretexto de los ATACMS y el envío de misiles de largo alcance. Dicho cambio, creo yo, es la típica amenaza con el tradicional bluff que ha seguido Rusia en mil días de guerra.

Con todo esto, algunos se enojan con Biden o con Ucrania, pero no con Rusia. ¿Quién fue el invasor y el que siempre ha escalado?

Me queda claro que Rusia ha aprovechado muy bien su propaganda y sus amenazas en todo el mundo. De un hombre depende la seguridad internacional y la destrucción humana.

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