A cuatro meses de guerra
El pasado 23 de junio se cumplieron cuatro meses desde que inició la guerra, la invasión y la operación militar especial rusa en Ucrania. A cuatro meses de esta infame e innecesaria ofensiva hemos sido testigos de los vastos crímenes de guerra que el país invasor ...
El pasado 23 de junio se cumplieron cuatro meses desde que inició la guerra, la invasión y la operación militar especial rusa en Ucrania. A cuatro meses de esta infame e innecesaria ofensiva hemos sido testigos de los vastos crímenes de guerra que el país invasor ha cometido en territorio vecino, como también la forma cínica en que los rusos mienten ante las pruebas irrefutables de que ellos han sido los causantes de más de tres mil muertes de civiles inocentes, de más de dos mil 800 bombardeos absurdos y de cientos de fosas clandestinas que han sido encontradas en las distintas ciudades por donde han esparcido su mal llamada “liberación”.
A cuatro meses, los planes originales que se habían pensado y propuesto dentro del círculo más cercano a Vladimir Putin sobre el futuro de Ucrania y la expansión de la OTAN se han distorsionado, gracias a las malas decisiones y a los pronósticos tan soberbios de seguir creyendo que nadie puede ante el “invencible” potencial militar ruso.
A cuatro meses, ¿quién llegó a creer que Suecia y Finlandia se atreverían a romper su tradición neutral y decidirían adherirse a la OTAN ante una amenaza real de Rusia en el mar Báltico y en Europa del este? También, ¿cómo es que Turquía, al querer rechazar el apoyo del ingreso de ambos países a la OTAN y declarar por semanas que no aceptaría un diálogo, al final decidió firmar un memorando trilateral con Finlandia y Suecia para asegurar la entrada a la alianza transatlántica? A cuatro meses, la OTAN continúa su expansión y cercanía a las fronteras rusas. Parece ser que las amenazas rusas a la OTAN sólo sirvieron para acelerar su expansión y demostrar que comenzar una guerra fue totalmente contraproducente para la seguridad nacional de Rusia.
A cuatro meses, me parece también imprescindible saber que Rusia pretendía capturar Kiev en máximo 12 horas y establecer un gobierno provisional en 72 horas, justo cuando se comenzó la invasión a Ucrania. Bastante soberbio, ¿no?
A cuatro meses, Rusia puede presumir de tener controlado 25 o 30% del territorio ucraniano, puede robar más de 400 mil toneladas de grano ucraniano, puede tener más personal militar y artillería en todo Ucrania que los mismos ucranianos, puede destruir ciudades completas y utilizar a separatistas prorrusos o a los mismos soldados rusos como carne de cañón para acelerar su avance en el Donbás, pero sabe perfectamente que su economía, al entrar en un default, al estar bloqueada por las sanciones económicas y al no recibir tanto dinero en pagos de gas, no podrá continuar con el mismo ritmo eficiente que está teniendo hasta el momento en el oriente ucraniano. La guerra le cuesta a Rusia 900 millones de dólares por día; una cifra que, aunque no se aprecia fisicamente en la guerra, impacta severamente dentro de la economía rusa.
A cuatro meses, el mandatario ruso se envuelve más en la guerra, toma decisiones que hunden más a Rusia, se deja ver más como un prototipo hitleriano, que un zar liberador de Ucrania. El mandatario ruso sabe que capturar el Donbás es una necesidad. No puede existir un escenario como el de Kiev o crear una supuesta tercera fase.
Se han arrestado a militares, se han dado de baja a generales, coroneles y comandantes que no sirven. No se puede fracasar en Ucrania. Cueste lo que cueste, el tiempo que se necesite y, aunque haya pérdidas grandes, Putin seguirá con su guerra. No puede parar.
Cuatro meses que serán un año y otros meses más.
