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Consejos para la vacuna vs. covid-19 en el embarazo

Raymundo Canales de la Fuente

Raymundo Canales de la Fuente

Como he insistido en este espacio, necesitamos discutir con detalle el asunto de la vacuna para prevenir la enfermedad covid-19 en la gestación. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), en Atlanta, emitieron una serie de recomendaciones respecto del tema cuyo texto menciona algunas ideas centrales, por supuesto, basadas en la escasa evidencia científica.

La historia de las vacunas durante el embarazo ha estado ligada en algunos casos a crisis sanitarias como la actual; la mal llamada “gripe española”, que fue una pandemia de influenza que, por cierto, no se originó en España, puso en evidencia la elevada mortalidad de aquella infección entre las mujeres que cursaban un embarazo, lo que condujo muchos años después a que rápidamente se comprobara la seguridad de la vacuna en este grupo de personas.

Hoy es una de las vacunas que se aplica regularmente a las mujeres para prevenir este riesgo. La crisis actual ha provocado que existan más de 20 vacunas con diversos grados de desarrollo; la mayoría se encuentra en fase III de investigación, lo que se traduce en la posibilidad inminente de contar con ellas para continuar la vacunación masiva. Los que sugieren los CDC es, en primer lugar, la posibilidad para que cada mujer embarazada discuta con su médico la posibilidad de vacunarse.

Entre los elementos que deben tomar en cuenta los dos actores se encuentra la exposición personal de cada una a la enfermedad, es decir, si tomamos como ejemplo a una enfermera que trabaja en un centro covid, por supuesto se inclina la balanza para pensar en la enorme ventaja que representaría para ella recibir el biológico.

El argumento en contra más importante es la carencia de datos científicos concluyentes en cuanto a su seguridad, pero ya que no se trata de vacunas obtenidas con el germen completo, es altamente probable que no les origine problema alguno. El otro grupo que menciona el texto se refiere a las mujeres portadoras de alguna enfermedad o condición de salud que las arriesga especialmente frente al covid-19, por ejemplo, las mujeres que viven con diabetes y resultan embarazadas.

Es un hecho conocido que las enfermedades como la diabetes mellitus o la hipertensión significan un riesgo importante de complicación frente a la infección, entonces ese grupo debe considerar especialmente la posibilidad de vacunarse, a pesar de carecer de evidencia científica.

De este lado de la frontera tenemos, en cálculos conservadores, por lo menos 12 por ciento de mujeres con diabetes gestacional, lo que significan cerca de 200 mil mujeres cada año.

Deberíamos, como país, por lo menos tener una provisión especial para ellas, al margen de la decisión de cada una. No podemos soslayar el tema, con mayor razón cuando México arrancó ya una estrategia para vacunación masiva que a la fecha parece sensata.

 

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