Aquel eclipse de 1991

Querido viejo: hay momentos inolvidables que se quedan grabados en el corazón, y que con cualquier motivo surgen nuevamente con todo su esplendor. Tal es el caso, querido viejo, del eclipse solar que veremos dentro de unos días y que será observado por millones de ...

Querido viejo: hay momentos inolvidables que se quedan grabados en el corazón, y que con cualquier motivo surgen nuevamente con todo su esplendor. Tal es el caso, querido viejo, del eclipse solar que veremos dentro de unos días y que será observado por millones de compatriotas.

Pues resulta que Alicia y yo, enamorados como siempre hemos estado, supimos en el 1991 del eclipse que se avecinaba y decidimos ir a verlo donde realmente alcanzara 100 por ciento y se oscureciera la Tierra por completo. Así supimos que en Huatulco el eclipse sería visible hasta 98 por ciento, y de inmediato hicimos la reservación para el Club Med de esa ciudad, y allá  llegamos el 10 de julio, y nos alojamos tranquilos porque a la mañana siguiente tendríamos una experiencia inolvidable.

En la cena compartimos amablemente con otros viajeros y nos enteramos que, si queríamos ver el eclipse al 100 por ciento, tendríamos que ir a una explanada que se encontraba como a una hora del hotel, y que habría un autobús que nos podría llevar hasta allá; rápidamente nos dirigimos al conserje, quien nos dijo que el autobús ya estaba totalmente lleno y no había manera de incluirnos, por lo que esa misma noche decidimos rentar un automóvil que nos llevaría la mañana siguiente, siguiendo al autobús.

Así pasamos la noche y tempranito, después de desayunar, abordamos el auto, y con una buena hielera y un six pack de buena cerveza, fuimos siguiendo al autobús, que llegó a un pequeño valle abierto, donde nos preparamos para la aparición del eclipse. Por supuesto, ya teníamos nuestros lentes de calidad 14, para no dañarnos los ojos.

El fenómeno se fue presentando poco a poco, el sol brillaba como todas las mañanas, y como a las 13 horas vimos cómo se iba oscureciendo el cielo, y en ese momento las aves se resguardaron en sus árboles, para dormir, unos caballos y unos perros que estaban ahí se movieron inquietos, sin comprender qué pasaba.

Y llegó el momento, todo se oscureció, y vimos con los cristales cómo se cubrió el Sol, y en el piso había unos reflejos extraños que se movían como olas de agua. Todo esto en medio de un silencio sepulcral.

El fenómeno involucraba todo: el aire, el viento, los animales y nosotros, mientras la luna seguía cubriendo al sol con un abrazo singular; quienes estábamos ahí compartimos una serie de emociones y vivencias que no olvidaremos; vimos cómo la Luna llegó a besar al Sol y la Tierra quedó a oscuras, paralizada, largos momentos después la Luna regresó, volvió a salir el Sol, la vida volvió a la Tierra, los animales volvieron a moverse y los pájaros volvieron a cantar, la vida renació ante la mirada atónita de Alicia y mía.

Así fue, querido viejo, y esos recuerdos nos alegran el corazón. Estoy seguro que tú tienes recuerdos admirables como éstos, y revivirlos nos dan vida, ¿verdad?

Temas: