Logo de Excélsior                                                        

Ponchado

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

Bitácora del director

En la diplomacia, plácet o beneplácito es la aceptación que un Estado otorga a un potencial representante diplomático de otro.

La mayoría de estas solicitudes suele ser aprobada, aunque hay casos en que el país anfitrión demora su respuesta como señal de rechazo y para que el proponente cambie de candidato.

Un caso conspicuo de dilación ocurrió en 2015 en Brasil. El gobierno de la presidenta Dilma Rousseff recibió en agosto de ese año la propuesta de que Dani Dayan fuese el embajador de Israel en Brasilia. Sin esperar la respuesta, el primer ministro Benjamin Netanyahu hizo pública la designación de Dayan en septiembre, pero Brasil se abstuvo de palomearlo, molesto por el anuncio y porque Dayan era promotor de asentamientos judíos en territorios palestinos. Como Israel no retiraba el nombramiento, la prensa israelí indagó en Itamaraty, donde una fuente anónima explicó lo obvio: Dayan no era bienvenido en Brasil.

En la historia moderna, México ha tenido pocas experiencias en materia de rechazos de sus potenciales embajadores. En conversaciones con fuentes diplomáticas pude documentar dos casos, ambos con Reino Unido.

Londres nunca dio el beneplácito a sendas solicitudes mexicanas, para que fueran embajadores los políticos Everardo Espino de la O (dirigió Banrural) y Porfirio Muñoz Ledo.

Este último acababa de finalizar su encargo al frente de la misión en Naciones Unidas (1979-1985) y el gobierno del presidente Miguel de la Madrid pidió el plácet para que el exsecretario del Trabajo y de Educación ocupara la embajada. La respuesta nunca llegó y la siguiente vez que se supo de Muñoz Ledo estaba echando a andar la Corriente Democrática del PRI con Cuauhtémoc Cárdenas. Informalmente se conoció que el gobierno británico había resentido su postura durante la Guerra de las Malvinas, cuando México fue parte del Consejo de Seguridad de la ONU (1981-1982).

Lo que nunca había sucedido es que una propuesta mexicana fuera abiertamente rechazada por un país. Ayer, en la conferencia mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que justo eso ocurrió con el historiador Pedro Salmerón, nominado como embajador en Panamá.

En la mañanera del 17 de enero, el mandatario dio a conocer su nombre, junto con el de otros, para llenar cargos diplomáticos. De inmediato, Salmerón comenzó a ser descalificado por haber estado en el centro de acusaciones de acoso sexual cuando se desempeñaba como profesor en el ITAM. Ante los señalamientos, López Obrador lo defendió reiteradamente, diciendo que no había denuncias formales en su contra.

Para su mala suerte, el ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá está encabezado desde diciembre de 2020 por la feminista Érika Mouynes, quien, desde el 25 de enero, dio a entender, en términos diplomáticos, que Salmerón no recibiría el beneplácito. Ayer, en la mañanera, el Presidente hizo público que su candidato a embajador había dado un paso de costado y confirmó el rechazo. Después, se lanzó contra la canciller panameña por haber actuado “como si fuese la Santa Inquisición” y anunció que su nueva candidata a embajadora sería la actriz y senadora con licencia Jesusa Rodríguez.

En 15 días, López Obrador cometió varios errores de política exterior: anunciar sus propuestas para puestos diplomáticos sin haber obtenido antes el plácet; pelearse con un gobierno extranjero, que, como ya vimos, no está obligado a aceptar a alguien como embajador (“yo pensaba que en la tierra de Omar Torrijos se pensaba de otra forma”, reclamó), y dar a conocer un reemplazo sin, otra vez, esperar el beneplácito.

  •  

BUSCAPIÉS

*Hablando de beneplácito, el canciller Marcelo Ebrard mostró hace unos días en sus redes sociales la imagen del documento que llegó desde España a favor del futuro embajador Quirino Ordaz. No recuerdo que eso haya sucedido antes en México.

*Con el arribo de Ricardo Aldana a la secretaría general del sindicato petrolero, todo quedó en familia. Brazo derecho del defenestrado Carlos Romero Deschamps, ha manejado los dineros del gremio por décadas. Vaya gatopardismo.

Comparte en Redes Sociales