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Medio camino

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

Bitácora del director

                Estamos a la mitad del camino/ Viviendo en una plegaria.

           Bon Jovi

 

Aunque formalmente el periodo presidencial no llegará a la mitad de sus 2 mil 130 días, sino hasta el próximo 30 de octubre, el Tercer Informe de Gobierno —que rendirá mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador— se ha considerado siempre, en la tradición política mexicana, como el pináculo del poder del Ejecutivo. Ésa es una forma de verlo. Otra es que, al día siguiente, el sol del mandatario en turno comienza, poco a poco, a transitar hacia el poniente.

Algunos presidentes han encontrado la manera de posponer la pérdida de su relevancia, como Carlos Salinas de Gortari, quien retrasó hasta fines de noviembre de 1993 —en el ocaso de su quinto año— el destape del candidato a sucederlo. Sin embargo, el tiempo es irreductible, sobre todo en la política, y López Obrador comenzará a sentir a partir de mañana —si no es que ya lo hace desde unos dos meses atrás— cómo comienza a deshilvanarse el poder que pacientemente tejió durante los 12 años de andar por los caminos que lo condujeron a la cima.

Como algunos de sus antecesores, el tabasqueño tratará de postergar el irremediable declive de su fuerza. Político sagaz, ha ideado maneras de siempre estar en la conversación pública, como sus conferencias mañaneras —ya van casi 700 en poco más de mil días de su gobierno—, la publicación de sus libros —como A la mitad del camino, recién aparecido— y la consulta para la revocación del mandato —o “ratificación”, como insisten en llamarle sus partidarios— que se celebrará, previsiblemente, en marzo de 2022.

Aun así, hay aspectos de la gobernabilidad que comienzan a escapársele de las manos, como se vio el pasado fin de semana en Chiapas. Allí, durante la gira de trabajo que comenzó el viernes, el Presidente se vio tres veces bloqueado por maestros de la CNTE —un grupo que cortejó en su ascenso al poder—, mientras dieron la vuelta al mundo las imágenes de la violencia ejercida por elementos de la Guardia Nacional y el Instituto Nacional de Migración contra miembros de una caravana de extranjeros indocumentados que buscan llegar a Estados Unidos, contradiciendo el discurso lopezobradorista de no practicar la represión.

Si la insinuación de que la responsabilidad de las acciones de los maestros chiapanecos recae en el senador y exgobernador Manuel Velasco, eso no dejaría muy bien parada a la autodenominada Cuarta Transformación, pues querría decir que el actual mandatario estatal, Rutilio Escandón —cuñado del nuevo secretario de Gobernación, Adán Augusto López—, no ata ni desata en su estado y, también, que el Partido Verde, uno de los aliados de Morena, no está tan a gusto en la coalición de gobierno, o que Velasco, con quien el Presidente se fotografió abrazado al inicio de su mandato, no está dispuesto a dejar pasar el señalamiento del SAT, que hace dos meses lo vinculó con presuntos desvíos ocurridos durante su gobierno.

Los traspiés de hace unos días en Chiapas son parte de un verano que se ha complicado para López Obrador, y que incluye la pérdida de la mayoría calificada para su coalición en la Cámara de Diputados, una consulta popular desangelada y el fracaso en la convocatoria a un periodo extraordinario del Congreso de la Unión para aprobar la Ley de Revocación del Mandato.

Dice un dicho que cuando Dios dice “a fregar”, del cielo caen escobetas. Es decir que, cuando las cosas salen mal, hasta lo pequeño se complica. Quizá por ello, ayer lunes —día del regreso a clases presenciales en el que tanto insistió el Presidente— se volvió un relajo la transmisión que se organizó en la conferencia mañanera para dar cuenta del retorno de los alumnos en todo el país, mediante enlaces en vivo con los estados.

Cada fin de sexenio, de modo irremediable, los presidentes acaban dándose cuenta de que el poder que tenían cuando recién habían entrado no es lo que era. ¿Será que López Obrador, quien por decisión propia liberó de forma muy anticipada los demonios de su propia sucesión, ha comenzado a experimentar ya los efectos del envejecimiento del influjo de Palacio?

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