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Datos biométricos, el nuevo rostro de la identidad digital

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

 

Por Ximena Puente De La Mora

Vivimos en una era marcada por el uso de las tecnologías, las cuales utilizan nuestros datos personales de manera cotidiana, más aún de datos biométricos como identificación para acceder a servicios o productos, tales como nuestras huellas dactilares, el iris de los ojos, la voz o el ADN.

Con mayor frecuencia vemos el uso de nuestros datos biométricos en aspectos tan sencillos como desbloquear nuestro teléfono o acceder a nuestras cuentas bancarias a través del reconocimiento facial, incluso realizar trámites administrativos con nuestra huella, esto para una mayor autenticación y seguridad.

Vivimos inmersos en una emergencia sanitaria internacional marcada por el covid-19, donde la interacción digital ha aumentado considerablemente, por ejemplo, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México, donde somos más de 80 millones de usuarios de internet, con un promedio de navegación de más de 8 horas diarias, las ventas en línea aumentaron 37% durante agosto de 2020.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señala que el manejo de nuestros datos en el entorno virtual, crea un reflejo de nuestra persona, a lo que se le conoce como identidad digital, siendo la piedra angular de la transformación digital de América Latina y el Caribe.

En México, recientemente se aprobó la creación de un registro nacional de identidad, que anexará entre otros datos, firma, huella dactilar, iris y voz, los cuales deberán ser resguardados y protegidos por la Secretaría de Gobernación, que deberá optimizar su aprovechamiento y protección y seguridad a través de normas y protocolos para el debido tratamiento de éstos.

Esta era informática también implica riesgos como el robo de identidad, donde México ocupa el octavo lugar mundial y el segundo en América Latina en la comisión de este ilícito; la mayoría de los casos se dan por pérdida de documentos (67%), robo de carteras y portafolios (63%) y por información robada directamente de la tarjeta bancaria (53%) de acuerdo con cifras del Banco de México (Banxico).

La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros (Condusef) señaló que, solamente en el primer semestre de 2020 se registraron 3 millones 171 mil reclamaciones contra los bancos por robo de identidad, lo cual se traduce en 14 mil 237 millones de pesos.

Con estos datos, es evidente la necesidad de políticas o estrategias de gobierno para prevenir y atender la vulneración de la identidad de los usuarios de servicios financieros, quienes, según cifras de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), ascienden a 54 millones de personas en el país, que representan 68 por ciento de la población de entre 18 y 70 años.

Nuestro país debe estar a la altura de los retos internacionales en materia de datos biométricos, por esta razón, presenté una iniciativa que reforma la Ley General de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Obligados, la cual fue votada unánimemente por todas las fuerzas políticas, con 461 votos a favor, para ampliar la clasificación del listado de datos personales sensibles en nuestro país, e incluir preferencia sexual y datos biométricos obtenidos a partir de un tratamiento técnico específico. Una lección de esta 64 Legislatura que termina es que en la pluralidad de ideas, no hubo mezquindad para reconocer una agenda que rebasa las posiciones partidistas y esa es una agenda de la ciudadanía, de las personas. Esa es la ruta para construir leyes que la ciudadanía valora, en pro de ideas que transforman leyes en beneficio de la ciudadanía.

¿La enseñanza que nos deja la unanimidad? Construir desde la ley, más ciudadanía de derechos.

 

* Diputada federal del PRI.

 

 

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