Primer lugar

¿Cuántas veces como mexicanos no hemos aspirado a ser los número uno en economía, salud, educación y, por supuesto, en lo deportivo? Siempre. Este anhelo es un reflejo profundo del ADN nacional, una mezcla de orgullo y un sueño colectivo. Sin embargo, éste se ve opacado por una realidad contrastante y sombría.

Cuando se trata de indicadores negativos, México muestra liderazgos que nadie desea. Los mercados criminales, una plaga en el tejido social, posicionan al país en un sitio nada envidiable. El informe del Índice Global de Crimen Organizado ubicó a México en el primer lugar en un ranking de 190 países. Somos el número uno en el tráfico de drogas sintéticas, además de tener el récord de más de 182 mil homicidios dolosos y más de 100 mil desaparecidos, sólo en lo que va del actual sexenio.

Por si no bastara, el narcotráfico ha sido punto de partida para que los grupos criminales diversifiquen impunemente sus operaciones, como la extorsión, el secuestro, robo de vehículos, el huachicol, trata de personas y fraudes financieros, en prácticamente todo el territorio, asfixiando la vida nacional y poniendo en riesgo las cadenas productivas y actividades económicas en todos sus niveles.

Un episodio reciente muestra esta triste realidad. El pasado 22 de marzo, Sinaloa fue escenario de un acto de terror cuando hombres armados secuestraron a 66 personas, incluidos niños y mujeres, en una operación que duró ocho horas, en las cuales la ausencia de las autoridades fue evidente. En ese mismo fin de semana fueron asesinadas otras 243 personas en varios estados del país.

Si bien, informes de inteligencia militar señalaron que el secuestro tenía la intención de calentar la plaza por la disputa entre los cárteles de Los Chapitos y el de Ismael El Mayo Zambada y sus hijos, el silencio de Gobernación, de Luisa María Alcalde y de la SSPC, de Rosa Icela Rodríguez, fue un síntoma evidente de que no existe una estrategia clara y efectiva para enfrentar las crisis de seguridad.

Se enviaron a Sinaloa 600 soldados y 300 elementos de la GN para atender la emergencia, aunque fue el propio Cártel de Sinaloa el que puso fin al secuestro y liberó a 58, aduciendo que eran familias de extorsionadores, pero mantiene cautivos a ocho, si no es que están muertos. Así es la pax y la justicia narca. Lo más lamentable es que esa misma estrategia de abrazos, no balazos maniató a las FA y las orilló a sólo ver y recibir golpes de los cárteles, sin tener la oportunidad de defenderse, porque ésa fue la decisión de su comandante supremo.

Hoy el futuro de México depende de la capacidad de respuesta del Ejército y la GN, no para iniciar otra guerra, pero sí para anular al crimen organizado. Es urgente transformar este momento de crisis en una oportunidad que reafirme los valores más profundos de la nación y se avance hacia un país más justo, seguro y próspero.

* El Ejército y la Marina ocupan el primer lugar en confianza entre la ciudadanía. La más reciente Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental, realizada por el Inegi, les da a ambas instituciones las más altas calificaciones, 71.5 por ciento, por encima de las policías, que apenas lograron 36 por ciento. Antes, en la Encuesta Nacional de Victimización sobre Seguridad Pública del propio Inegi, la SDN había obtenido el mayor puntaje de confianza entre la ciudadanía, superada apenas por la Marina. El tercer lugar fue para la Guardia Nacional.

* Hasta en incendios somos el primer lugar, con 120. Las FA participan en el combate al fuego.

DE IMAGINARIA

La crisis política y policiaca en Campeche es por la propia incompetencia de Layda Sansores y de Marcela Muñoz, secretaria de SC. Enviar a mujeres policías al penal de Kobén, sin equipo ni capacitación, para someter a reos masculinos, fue un crimen; sufrieron agresiones sexuales y su vida estuvo en peligro. Sólo en México ocurre que, a pesar de la ineptitud, tanto la gobernadora como la secretaria se mantengan en su cargo, en otro país ya habrían renunciado y tampoco contarían con el respaldo del Presidente.