La inverosímil versión de Ken Salazar

La historia de la captura de Ismael El Mayo Zambada y de Joaquín Guzmán López se ha llenado de contradicciones. Cada día se añade un nuevo elemento que sólo contribuye a confundirla más. El 9 de agosto, el embajador de EU, Ken Salazar, aseguró que, desde el momento ...

La historia de la captura de Ismael El Mayo Zambada y de Joaquín Guzmán López se ha llenado de contradicciones. Cada día se añade un nuevo elemento que sólo contribuye a confundirla más. El 9 de agosto, el embajador de EU, Ken Salazar, aseguró que, desde el momento de la detención, el 25 de julio, estuvo en comunicación constante con el gobierno mexicano y que dio parte de la operación entre cárteles, en la que el hijo de El Chapo Guzmán se entregó voluntariamente y se llevó a El Mayo en contra de su voluntad.

Las declaraciones del embajador coinciden con la supuesta carta de Zambada, en la que describe la forma en la que fue traicionado cuando acudió a mediar un conflicto político entre el exrector de la UAS, Melesio Cuén y el gobernador, Rubén Rocha. Dice que vio y saludó a su amigo Cuén, en Huertos del Pedregal, donde fue asesinado, versión que la Fiscalía ha querido desmontar argumentando que el crimen se cometió en un intento de robo, en una gasolinera, según consta en un video que muestra la agresión de sicarios sobre un objetivo que viajaba en la puerta de atrás de la camioneta, pero no es evidencia que haya sido el exrector, a no ser que posteriormente metieran el cadáver.

Rocha Moya ha rechazado nexos con Zambada. Incluso, justificó que ese día había hecho un viaje a EU para reunirse con su sobrino. Hay la evidencia sí, pero se trasladó de ida y vuelta en un jet privado. Mucho tendrá qué decir, aunque el Presidente y los gobernadores de Morena lo respaldan. 

En su versión, Salazar afirmó que no fueron agentes de la DEA ni del FBI los que detuvieron al Mayo ni que el avión que lo transportó al aeropuerto de Nuevo México fuera de su país, es más, al igual que nuestro gobierno, dijo que no existía registro del vuelo. Entonces ¿cómo salió el avión? En México existen más de mil 200 pistas de aterrizaje, oficiales y clandestinas, pero hay cinco radares que controlan el espacio aéreo mexicano y detectan toda clase de vuelo. ¿Esto no lo saben las agencias de inteligencia de México? Por otra parte, ninguna aeronave puede cruzar la frontera sin ser detectada por radares de EU, de ahí que lo dicho por Salazar sea difícil de creer. Incluso, si el piloto hubiese apagado el transpondedor para evitar ser descubierto, la FA de EU montaría un operativo en segundos y derribaría el avión, conforme una ley derivada de los eventos del 11S. Es inconcebible que un vuelo así hubiera pasado desapercibido o que no hubiera sido interceptado, y mucho menos que se desconociera la identidad de los ocupantes antes de que aterrizara.

Este dilema ha generado un conflicto entre los gobiernos de ambos países. La versión de uno y otro lado no cuadra. EU oculta la verdad, y Salazar miente al respecto. Es evidente que se trató de una operación bien planificada varios años atrás. ¿EU compartió información a México? Sí, pero posterior a la detención, no antes. Como lo he dicho, existe una gran desconfianza al gobierno de López Obrador. El operativo fue en México, y es sin duda un golpe terrible para el Presidente, pues afecta gravemente su discurso nacionalista y de defensa de la soberanía. EU opera en México con total impunidad.

* Claudia Sheinbaum sigue con dudas en el nombramiento de los secretarios de la Defensa y Marina por todo lo que ocurre, pero siguen firmes los generales Ricardo Trevilla, Gabriel García, Celestino Ávila y Fernando Aguirre O. Sunza. Mientras, Omar García Harfuch está a la espera para desarrollar con ellos su estrategia de seguridad. Esperamos que no sea la misma de López Obrador. El extitular de la SSC de la CDMX no debe confundir seguridad pública con seguridad nacional, y entender que los abrazos nunca funcionaron.

DE IMAGINARIA

Con sólo dos llamadas, el exgobernador de Chihuahua, Javier Corral evitó su aprehensión. Una de ellas, se supo, fue al ministro y expresidente de la SCJN, Arturo Zaldívar, quien a su vez enteró a la Presidenta electa y en minutos se ordenó a Martí Batres que Ulises Lara, encargado de la FGJ, rescatara a Corral, “fuera como fuera”, aun cuando ya había la petición formal de colaboración, incluso aprobada por la propia Fiscalía capitalina. Razones como éstas hacen que el gobierno de EU no confíe en el de México.

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