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El rebote que viene

Max Cortázar

Max Cortázar

México requiere voltear a ver a Europa para aprender nuevas lecciones y anticipar mayores costos sociales a los ya asumidos en la vida y la economía de las familias. Después de semanas de estabilización en la tasa de contagio del coronavirus SARS-CoV-2, a partir de una serie de medidas efectivas que consiguieron mantener en aislamiento y valoración a la población, distintas ciudades de ese continente están bajo la amenaza de una segunda ola significativa en el registro de casos positivos, con sus potenciales impactos en el desbordamiento de los servicios médicos de cuidado intensivo.

En primer término, recordemos el caso de Reino Unido, país en el que el primer ministro prefirió, en un principio, jugar a la política en vez de asumir el papel responsable al que obliga ser jefe de gobierno. Sin embargo, logró corregir su rumbo y reducir significativamente los alcances del contagio. A pesar de ello, los especialistas de ese país hacen pública su preocupación que, de mantenerse una nueva aceleración de propagación, a mediados de octubre se podrían presentar 49 mil nuevos contagios diarios. De acuerdo con los mismos posicionamientos difundidos ayer por la agencia de noticias AP, el número de ingresos a recintos hospitalarios se multiplican por dos cada semana, lo que hace prever como inevitable el incremento de lamentables fallecimientos en el corto plazo.

Otro caso referente donde la política le estaba ganando la partida a la ciencia, no sin altos costos para la gente, es España. La falta de comunicación y acuerdo oportuno entre el gobierno nacional —controlado por el Partido Socialista Obrero Español— y el de la Comunidad de Madrid —ejercido por el Partido Popular— tiene a la capital de ese país al borde de un segundo rebrote, el cual puede revivir una de las peores gestiones al comienzo de la pandemia en el continente europeo.

En marzo, España registró niveles de cinco mil nuevos infectados diarios y rápidamente se colocó entre los países con mayor número de casos positivos y fallecidos. En ese momento se desbordó el sistema hospitalario de Madrid, donde la demanda por atención duplicaba los espacios médicos disponibles. Entre otras medidas que consiguieron revertir tendencias, habilitaron rápidamente varias decenas de hoteles como hospitales e instalaron más de cinco mil camas en el centro de convenciones IFEMA. A la par, incrementaron la aplicación de pruebas para identificar los núcleos de contagio.

A pesar de los esfuerzos, tras meses de mantener la evolución bajo niveles aceptables de control, la fuerza de la epidemia comienza a desencadenarse de nuevo por una gestión deficiente de las autoridades de la comunidad de Madrid, así como por la falta de acuerdo y coordinación con el gobierno nacional español, lo que ha aletargado la instrumentación de soluciones. En tan sólo el último fin de semana, se registraron más de 31 mil nuevos casos positivos, de los cuales 40% se localiza en la capital de ese país.

Después de perder tiempo valioso en prevenir el regreso a esta crecida, finalmente ambos órdenes de gobierno lograron sentarse a la mesa para acordar medidas mínimas que reafirmarán las restricciones de movilidad de cuando menos 850 mil madrileños, en una comunidad que también adelantó la reapertura de actividades económicas sin contar con las condiciones adecuadas.

En especial, una parte importante de las nuevas medidas de confinamiento están orientadas a los jóvenes, sector que ha mostrado mayor falta de disciplina en las medidas de prevención. Prueba de ello es que, tanto en Londres como Madrid, las autoridades han reducido los horarios de servicio de bares y restaurantes. En algunas regiones, incluso, se prohibieron reuniones sociales con personas distintas a las que viven en el mismo hogar.

Si este fenómeno de aumento significativo en casos positivos sucede en naciones que aplicaron medidas efectivas, ¿qué podemos esperar los mexicanos, cuando el subsecretario López-Gatell ha obstaculizado la construcción de amplios consensos, privilegiado la política sobre la ciencia y permitido la reactivación prematura de actividades? Más aún si recordamos que, a diferencia de España y Reino Unido que aplican miles de pruebas diarias para detectar las líneas de contagio, aquí no tenemos la menor idea de cuántos contagios realmente existen y en qué regiones del país se presentan. Sin duda, será un costoso otoño en salud, vidas y economía para nuestro país.

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