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El debate de esta noche

Max Cortázar

Max Cortázar

Todas las expectativas del Partido Demócrata, así como de una parte importante de la opinión pública estadunidense, se encuentran volcadas al cuarto debate presidencial que, esta misma noche, sostendrán en televisión nacional los aspirantes a arrebatarle la posibilidad de un segundo periodo de gobierno al mandatario Donald Trump.

El encuentro despierta la atención de millones, no sólo por el posicionamiento que tendrán los precandidatos frente a los debates legislativos de un eventual juicio político al presidente de Estados Unidos, sino también porque los aspirantes con la mayor viabilidad de quedarse con la candidatura demócrata instrumentan sus estrategias de campaña en un proceso interno de competitividad creciente y con situaciones inesperadas, como el infarto sufrido por el senador Bernie Sanders, ubicado entre los tres que encabezan la carrera y cuyas edades, por cierto, van de los 70 a los 78 años. En este contexto de competencia, uno de los retos mayúsculos refiere a evitar que el desgaste entre demócratas no obstruya la construcción del momentum necesario para ganar la elección general de noviembre de 2020, más aún si se considera que, a pesar de los escándalos, Donald Trump tiene mayor margen de control del mensaje al ir a su reelección sin oponente real en el bando republicano.

Las encuestas levantadas por distintos medios de comunicación y centros especializados dan muestra de la vigorosa primaria demócrata. Si bien el exvicepresidente Joe Biden se mantiene desde al arranque a la cabeza de la contienda, su planteamiento de campaña ha sido incapaz de conseguir una ruta que lo ubique como ganador indiscutible de la misma, restringiendo su techo electoral al 26% promedio de la intención de voto. Al igual que hace cuatro años, el statu quo del Partido Demócrata —antes defendido por Hillary Clinton, ahora en manos del propio Biden— está bajo fuego de las corrientes más radicales lideradas, en un principio, por los senadores Bernie Sanders y Elizabeth Warren. Durante semanas, ambos disputaban el segundo lugar con alrededor de un lejano 18% de preferencias, sin embargo, la legisladora ha registrado un crecimiento sostenido que la tiene apenas tres puntos por debajo del exvicepresidente en el promedio de encuestas, cuando no algunos sondeos le conceden ya varios puntos de ventaja sobre quien también fuera mancuerna de Barack Obama en la Casa Blanca. Este cuarto debate es relevante porque podría ayudar a marcar tendencia a favor de uno de los dos punteros, además de ser quizá la última oportunidad para que Sanders recupere los niveles de respaldo de la membresía demócrata, puesto en duda tras su incidente médico y la revelación política protagonizada por Warren.

A los movimientos en preferencias ciudadanas, las reglas de los debates también inyectan presión competitiva al ánimo de la contienda. Para este cuarto encuentro, a realizase en Ohio con la colaboración de la cadena CNN y The New York Times, los precandidatos participantes debieron acreditar dos requisitos: por un lado, contar con al menos 2% de la intención de voto en alguna de las encuestas autorizadas, lo cual restringió la invitación a 12 aspirantes. Por el otro, la organización obligó a demostrar una recaudación de fondos obtenida a partir de, cuando menos, 130 mil donantes, así como un mínimo de 400 ubicados en al menos 20 estados de la Unión Americana. Esto con la intención de garantizar cierta representatividad territorial al recordar que las aportaciones ciudadanas identifican la extensión del motor electoral del aspirante y, en especial, en aquellos estados o distritos clave dado el arreglo del voto indirecto en las elecciones presidenciales. Al igual que el crecimiento en la encuestas, Warren tiene buen desempeño en contraste con el exvicepresidente, al levantar más de 24 millones de dólares recaudados en el tercer cuarto del año, casi una tercera parte adicional a lo observado en el periodo anterior.

En el horizonte del próximo debate, que incrementará la dificultad de los requisitos y de no haber sorpresas, dejará afuera a los precandidatos Andrew Yang, Beto O’Rourke, Amy Klobuchar y Tulsi Gabbard, esperemos que el encuentro de esta noche logre incrementar el respaldo social hacia el Partido Demócrata, que, a la postre, regrese la tolerancia y la promoción de los valores de la democracia a la Casa Blanca.

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