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La deuda educativa

Martín Espinosa

Martín Espinosa

Inmersas en el proceso político rumbo a las elecciones del año próximo en el Estado de México, las autoridades educativas del país poco o nada han hablado, reaccionado siquiera, a los datos devastadores del reciente estudio sobre rezago escolar dado a conocer por la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey. En él se advierte que más de medio millón de estudiantes dejaron de asistir a la escuela tras la pandemia de covid-19 en momentos en que todas las actividades regresan paulatinamente a la presencialidad.

“Experimentamos —resalta el análisis— una reducción histórica de la matrícula escolar por nivel educativo”. Destaca el impacto de casi dos años de confinamiento en los aprendizajes de los niños y jóvenes: se perdió año y medio en el proceso del conocimiento y más de dos años en “escolaridad efectiva”.

Pero lo más grave ha sido la falta de respuestas para resolver el problema, una vez que lo peor de la pandemia ha pasado. Ante esta realidad, las autoridades de educación aún no se pronuncian ni dan a conocer acciones específicas para revertir “los destrozos que causó la pandemia en la educación y el futuro de millones de niños y jóvenes”.

“El país está navegando a ciegas en materia de cuál es el impacto y cómo corregir ese impacto en los aprendizajes de los alumnos derivados de la pandemia”, advierte Marco Fernández, profesor-investigador y coordinador de la Iniciativa de Educación con Equidad y Calidad de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tec de Monterrey.

En preescolar, la matrícula se redujo, en dos años, 13%; primaria, 4%; secundaria, 3%, mientras que en el nivel medio-superior la contracción fue de siete por ciento. El 8% de los jóvenes que termina la secundaria ya no ingresa al siguiente nivel. Colima y Jalisco fueron los estados con mayor pérdida de alumnos en las escuelas, con 15.7 y 14.5%, respectivamente.

Y, para complicar el escenario, la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI), del Inegi, revela que, como resultado de la deserción escolar y los problemas económicos por la pandemia, la tasa de trabajo infantil en México se incrementó en 200 mil niñas, niños y adolescentes más que han tenido que laborar en 2022. Significa que 3.5 millones de niños mexicanos se encuentran laborando en la actualidad, en el peor de los mundos: sin oportunidad escolar y sin un futuro que les permita mejorar su situación familiar.

 

NO SÓLO ES SUBIR TARIFAS

Hace unos días, el Gobierno de la Ciudad de México anunció que había llegado a “un acuerdo” con los transportistas concesionados de la capital del país para subir un peso la tarifa del pasaje que pagan los usuarios. Para nadie es un secreto que el transporte de la CDMX es uno de los tantos “tendones de Aquiles” de esta urbe. No se trata únicamente de incrementar tarifas. Desde hace décadas, el servicio ha dejado mucho qué desear, al grado de que, en una época, las autoridades “prometieron” desaparecer los “microbuses” por el riesgo que representaban. Poco o nada ha cambiado desde esas épocas en materia de transporte. Donde las cosas marchan diferente es en Yucatán; hace unos días —en el marco del Smart City Expo Latam Congress 2022—, el gobernador Mauricio Vila anunció la puesta en marcha de nuevas unidades de transporte del llamado Sistema Metropolitano Va y Ven, las cuales serán 100% eléctricas y contarán con conectividad Wi-Fi y cargadores de USB. El nuevo medio de transporte, llamado Ie-tram, es único en toda Latinoamérica y es el primero en todo el sureste en ser totalmente eléctrico. Se planea que estreche los traslados en más de 137 colonias de Mérida, Kanasín y Umán, y más de 100 rutas de transporte público complementario a las estaciones del Tren Maya. La inversión total será de 2 mil 820 millones de pesos, de los cuales 60% los aportará el gobierno estatal, 23% el federal y 16% la iniciativa privada. ¡Enhorabuena!

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