Donde la vida no vale nada
¿Cómo vamos a pedir respeto para una autoridad que supuestamente nos cuidasi nosotros como sociedad no cuidamos a quien, por principio, representa el primer eslabón de la cadena de legalidad en una sociedad?
Innumerables son los factores que confluyen en la desembocadura de la peor crisis de inseguridad de que se tenga memoria en México. Uno de ellos, la falta del apego social a vivir en la legalidad —reflejo, quizá, de la descomposición que en los últimos años ha tenido la clase gobernante— y su consecuente falta de respeto a la autoridad de todos los niveles políticos. Da lo mismo si se trata de una falta al Reglamento de Tránsito o de evadir la acción legal ante una falta mayor. Y de ahí la impunidad, que es el mejor “combustible" para que quienes transgreden la ley no sientan miedo de seguir por los caminos de la ilegalidad, la delincuencia y la criminalidad.
De ahí se deriva la poca confianza, pero también el poco respeto que nos inspira un agente de seguridad, policía pues, que es la autoridad más cercana al ciudadano. La vemos a diario desde que salimos de casa a la calle y cuando regresamos. Su presencia se nos ha hecho indiferente, trátese de un agente municipal, estatal o federal. Si está o no está presente nos da lo mismo. Estamos en el “sálvese quien pueda”.
Más aún, si un policía fallece en el cumplimiento de su deber, ya sea a manos de un asaltante o de un sicario, también nos da lo mismo. Le hemos perdido todo el respeto.
¿Cómo entonces vamos a pedir respeto para una autoridad que supuestamente nos cuida si nosotros como sociedad no cuidamos a quien, por principio, representa el primer eslabón de la cadena de legalidad en una sociedad?
El año que termina ha sido fatal en este sentido. Hace unas horas, al hacer el balance anual de 2019 en materia delictiva, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal, Alfonso Durazo, mencionaba que Guanajuato se ha convertido en la entidad que encabeza la lista de homicidios dolosos, con tres mil 211 durante los últimos 12 meses.
Hasta la primera quincena de diciembre sumaban 415 policías asesinados en 28 estados durante 2019, lo que representa 1.2 homicidios de ese tipo al día en promedio, según datos de la organización Causa en Común.
Del total, 219 eran policías municipales, 178 estatales y 18 federales. De los últimos, cinco pertenecían ya a la Guardia Nacional. De continuar la tendencia, al cierre de este año sumarán 435 agentes asesinados, cifra superior a los 421 registrados en 2018.
Los estados de Guanajuato, Michoacán, Chihuahua, Jalisco, Guerrero, Sonora, Estado de México, Puebla, Oaxaca y la Ciudad de México concentran el 69% del total de crímenes, con 288 casos.
Guanajuato vuelve a ocupar el primer lugar de la fatídica lista, con 64 policías asesinados, entre ellos los siete agentes que el pasado miércoles por la noche fueron privados de la vida por un grupo de sicarios, tras acudir éstos a la propia comandancia de los agentes municipales de Villagrán, a quienes atacaron con armas largas. En el lugar fallecieron tres agentes y otros cuatro fueron secuestrados. Horas después, sus cuerpos aparecieron en bolsas de plástico en el propio municipio.
En esa jurisdicción se ubica Santa Rosa de Lima, donde, en marzo pasado, fuerzas federales y estatales lanzaron el operativo Golpe de Timón para intentar detener a José Antonio Yépez, El Marro, presunto líder del robo de combustible en la región.
En la lista de entidades con más policías asesinados le sigue Michoacán, con 39 casos; Chihuahua, con 31; Jalisco, con 29; Guerrero, con 25; Sonora y Edomex, con 23 cada uno; Puebla y CDMX, con 19 cada uno y, por último, Oaxaca, con 16 crímenes.
Michoacán registró un aumento de 143%, pues en 2018 tuvo 16 asesinatos de policías; en Sonora, el aumento fue de 109%, pues en el mismo periodo del año pasado reportó 11 casos.
Entre los municipios donde ocurrieron más bajas se encuentra Aguililla, Michoacán, donde fueron asesinados 13 policías en una emboscada el pasado 14 de octubre, y le sigue Acapulco, donde, en casos diferentes, murieron 12 policías.
Los asesinatos de elementos policiacos en el país se explican por su exposición al crimen con carencias en armamento, entrenamiento y protocolos de actuación, afirman los especialistas en seguridad.
Demasiadas muertes, reflejo de la impunidad que prevalece y que permite a los grupos criminales actuar como si nada; pero también resultado del poco interés gubernamental y social ante la facilidad que implica matar a un policía en México.
