Quién será capaz de “sacar agua de las piedras”

El acceso al agua potable y al saneamiento es un derecho humano fundamental reconocido por la Organización de las Naciones Unidas en 2010. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el artículo 4, párrafo 6, señala: “Toda persona tiene derecho al ...

El acceso al agua potable y al saneamiento es un derecho humano fundamental reconocido por la Organización de las Naciones Unidas en 2010. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el artículo 4, párrafo 6, señala: “Toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible”.

Pero no está cumpliéndose porque no hay agua suficiente, mucha está contaminada y está siendo inasequible.

Como se ha señalado en este espacio, la escasez de agua es multifactorial porque no sólo impacta el cambio climático, que ha alterado el ciclo hidrológico y exacerbado fenómenos como la sequía, tormentas e inundaciones; además del crecimiento poblacional, expansión urbana y deforestación, a lo cual se suman mala gestión, obsolescencia de la infraestructura, fugas, desigualdad en el acceso, impago de las cuotas por parte de los usuarios, uso político, venta de agua “purificada”, así como huachicoleo de agua y tomas clandestinas, entre otros factores.

Tan sólo al Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) los usuarios de la capital del país le deben 10 mil 804 millones de pesos (Reforma, 24/II/2024).

Es así que, en México, garantizar el derecho al agua es ahora un enorme desafío. No sólo eso, enfrenta muchos peligros, de los que todos, sociedad y gobiernos, son corresponsables.

Varias ciudades del país, incluida la Zona Metropolitana del Valle de México —la más grande e importante—, enfrentan escasez de agua y el panorama se mira desolador dentro de poquísimas semanas.

Como no ha llovido lo suficiente, las presas y embalses están en mínimas capacidades, por lo cual, por ejemplo, en la CDMX, el tandeo empezó desde finales del año pasado; incluso, hay colonias que no tienen ni gota desde hace meses.

Casas, condominios y unidades habitacionales, servicios y negocios de toda índole han tenido que comprar pipas de agua potable a empresas dedicadas a ello, pues las de Sacmex no se dan abasto.

Hay familias que están desembolsando dinero que, seguramente, no tenían presupuestado en el gasto corriente para satisfacer una necesidad básica.

Los precios de las pipas de agua varían no sólo por volumen, sino también dependiendo de la alcaldía y colonias; incluso hay empresas que sólo atienden la demanda cercana a su ubicación; otras dicen tener cobertura en las 16 demarcaciones y algunos municipios del Estado de México.

Un servicio ubicado al poniente de la ciudad, en la salida a Puebla, 10 mil litros para la colonia Del Valle tiene un costo de dos mil 200 pesos, y la pipa de cinco mil litros cuesta mil 900 pesos, pero como la demanda es muy alta, el servicio puede tardar de entre un día a dos. Otra empresa en la alcaldía Álvaro Obregón vende los 10 mil litros para la colonia Clavería, en Azcapotzalco, en mil 900 pesos y, si se requiere factura, debe sumársele el IVA.

Pipas de Agua A para la colonia Santa María la Ribera, alcaldía Cuauhtémoc, vende los 10 mil litros en tres mil 200 pesos.

Una empresa, que entre sus clientes se encuentran el IMSS y hoteles, de acuerdo con su sitio web, vende 23 mil litros en tres mil 200 pesos; para un complejo habitacional de 40 departamentos —con una cisterna de 50 mil litros— en la colonia Nápoles, el costo subiría al doble, seis mil 400 pesos. Al igual que los servicios anteriores, como la demanda está siendo muy alta, la entrega puede demorar hasta tres días.

Datos de Sacmex indican que una persona usa, en promedio, 380 litros de agua diarios en la CDMX. La OMS recomienda 100 litros al día, que son entre cinco y seis cubetas.

Se consume más agua de la necesaria, lo cual indica irracionalidad e insensatez.

Hagamos cuentas tomado como base una casa en la colonia Clavería, donde no tienen ni gota en los grifos, pero tiene una cisterna de cinco mil litros; ahí vive una familia de cuatro personas (dos adultos y dos adolescentes).

Esta familia, sin cambiar hábitos, consume al día mil 520 litros y la cisterna le alcanza para 3.2 días, por lo cual necesitará comprar, mínimo, dos pipas de agua a la semana con un desembolso de mil 900 cada una; al mes serían de 15 mil 200 pesos. Si además comprara garrafones o botellas de agua purificada, porque la de la pipa sólo la usará para bañarse, lavar ropa, lavar trastes, aseo doméstico y descargas del WC, entonces el gasto de agua purificada para beber y preparar alimentos deberá sumarse al presupuesto familiar.

Dos litros diarios se recomiendan beber, más el agua para la comida.

Esa familia de cuatro usaría, conservadoramente, 20 litros de agua purificada o el equivalente a un garrafón al día, cuyo costo oscila entre 52 a 57 pesos, dependiendo la marca. Si compra el garrafón de 52 pesos, al mes gastaría mil 560 pesos.

Por lo tanto, en este periodo de escasez, la familia deberá desembolsar mensualmente, sólo para pipas de agua y garrafones de 20 litros, algo así como 16 mil 760 pesos. Ese dinero bien podría ser el salario mensual de una persona.

Asumamos que esa familia puede pagar esos casi 17 mil pesos extra, pero habrá muchísimas otras que no tienen ni siquiera esos recursos al mes.

De acuerdo con el Inegi, el ingreso mensual de un hogar de clase baja es de 11 mil 343 pesos, en promedio, dinero que le alcanzará para lo mínimo indispensable de la canasta básica y, si acaso, para un garrafón de agua de 20 litros. Por lo tanto, deberá esperar el agua que le proporcione gratuitamente Sacmex.

El derecho humano al agua está teniendo un altísimo costo económico y social.

Pero como el agua es un recurso escaso, llegará un día en el cual ni los huachicoleros de agua podrán exprimir una gota más.

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