Agua, aceite y política no se mezclan

Siguen rompiéndose récords de calor y no hay campañas masivas sobre el cuidado del agua, sobre declaratorias de desastre natural y de emergencia por la crisis hídrica ni hablar, las fugas continúan y a esto ahora se suma un pozo de agua contaminado. En la Ciudad de ...

Siguen rompiéndose récords de calor y no hay campañas masivas sobre el cuidado del agua, sobre declaratorias de desastre natural y de emergencia por la crisis hídrica ni hablar, las fugas continúan y a esto ahora se suma un pozo de agua contaminado.

En la Ciudad de México hay colonias donde el suministro llega por tandeo, en muchas ni gota cae, hay hogares y establecimientos que tienen que pedir pipas al gobierno central o comprarlas a privados, un negocio jugoso a todas luces lleno de irregularidades.

En medio de esta crisis, explota el caso del agua contaminada, de textura viscosa, con olor a combustible y turbia, que ha afectado a habitantes de, por los menos, 10 colonias de la alcaldía Benito Juárez, donde habitan alrededor de 440 mil personas. Sin duda, alarmante.

Desde finales de marzo, vecinos de las colonias Nochebuena, Del Valle, Nonoalco y Tlacoquemécatl iniciaron reportes al Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) para informar sobre el abastecimiento de agua tóxica.

Los afectados, a través de las redes sociales, como X y Facebook, dieron a conocer agua contaminada y algunas afectaciones a la salud.

Sacmex aseguró que el agua era segura, según estándares de calidad. Sugirió que el problema podría deberse al almacenamiento y falta de limpieza de tinacos y cisternas.

Luego el Gobierno de la CDMX informó que se localizó al poniente de la demarcación el origen de la afectación y se descartó presencia de gasolina y cero riesgo de explosividad.

Entre bloqueos de los vecinos y otras conferencias se encontró el problema en el pozo Alfonso XIII, en Álvaro Obregón, que ya fue cerrado. El 12 de abril inició el lavado de tinacos y cisternas, y el Ejército y el gobierno central instalaron dos plantas de potabilización y purificación para proveer de agua limpia a los residentes de las colonias afectadas.

El sábado, Pemex atribuyó la contaminación a una mezcla de aceites y componentes degradados, sin identificar su origen ni tipo. Además, revisó un ducto cercano al pozo sin encontrar fisuras o toma clandestina.

Y no basta con que las autoridades recomienden no usar esa agua para beber —ni para los animales de compañía—, cocinar, bañarse, lavar los platos ni la ropa. Por sentido común, el agua limpia y potable es inodora, incolora e insípida. Y si al abrir el grifo se observa algo diferente, se cierra.

Pero ayer el caso dio un giro. El alcalde de Benito Juárez informó que el contaminante es un tipo de diésel y el posible responsable es Pemex, esto, de acuerdo con información de José Luis Luege, cabeza del equipo que lleva el caso y exdirector de la Conagua.

En su cuenta de X, Luege subió un video en el que destaca tres datos “contundentes muy graves”: 1) sí es una contaminación de hidrocarburos, “aparentemente un diésel”, 2) “lo más grave es que está en el acuífero a profundidad”, y 3) la conducción fue a través de una falla geológica.

“Esta información que tenemos nosotros la tiene también la autoridad de la Ciudad de México, como del gobierno federal, pero tenemos que entrar mucho más a fondo a la remediación del acuífero y a la atención de la grave contaminación que ha ocurrido por este hidrocarburo.

“Invito al jefe de Gobierno, a las autoridades federales, principalmente de la Conagua, de la Profepa, de la Cofepris, a tener la coordinación, la comunicación y el entendimiento con las alcaldías y esto es por la población, la salud de la gente, no es un asunto político-electoral”.

Mientras, Martí Batres aseguró que Pemex seguirá con la investigación técnica y científica.

Lo urgente es que las autoridades no se pongan tóxicas. Tienen la obligación de informar de qué se trata: diésel o aceites, eso es urgente, porque hay sustancias en los hidrocarburos y sus derivados que son cancerígenos, o bien, pueden tener efectos adversos en órganos como el cerebro o el hígado. Hay personas que han requerido atención médica por estar en contacto con esa agua contaminada.

Deben enfocarse en cómo llegó y cómo se remediará. Si como dice Luege la presencia de diésel es por una falla geológica, las autoridades deben armar un plan y grupos multidisciplinarios de trabajo para evitar más filtraciones al acuífero.

Eso no es todo. Lavar tinacos y cisternas está bien, pero debe sumarse otra estrategia para descontaminar, cuál es la más efectiva, quién lo hará, cuánto tiempo se llevará y de dónde saldrán los recursos.

Además, no deben olvidarse las tuberías, porque por ahí pasó el agua contaminada y seguramente habrán quedado residuos de diésel o aceites en las paredes de éstas.

De acuerdo con el material de las que están hechas las tuberías, seguro dependerá el tratamiento para retirar esos residuos, ¿es posible y en cuánto tiempo?

Haga el ejercicio, en un vaso de vidrio o en un recipiente de peltre sirva agua con un poco de aceite y luego enjuague varias veces. Luego vierta agua limpia, la viscosidad, el olor y la textura se mantendrán, al utilizar el jabón desaparecerán, pero después de varias lavadas. Quizá termine por desecharlos, porque tendrá desconfianza en volver a usarlos.

El agua y el aceite no se mezclan, y lo político-electoral, tampoco. Lo más importante es cuidar la salud de las personas y evitar que sustancias contaminantes lleguen al agua de otras alcaldías.

El agua del Sistema Cutzamala y de los acuíferos se agotan. ¿Cuándo se comprenderá la gravedad del asunto?

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