Agricultura regenerativa: nutre la tierra y el futuro
De entre todos los peligros que acechan tanto al planeta como al país, son las crisis climática e hídrica los más desafiantes, porque se entrelazan de una manera compleja, amenazando la seguridad alimentaria y el bienestar de millones y millones de personas, así como ...
De entre todos los peligros que acechan tanto al planeta como al país, son las crisis climática e hídrica los más desafiantes, porque se entrelazan de una manera compleja, amenazando la seguridad alimentaria y el bienestar de millones y millones de personas, así como la sustentabilidad del medio ambiente.
La disponibilidad de agua dulce se ha reducido drásticamente, con afectaciones al abastecimiento de agua potable y el riego agrícola. La crisis climática ha provocado sequías más frecuentes e intensas, así como eventos climáticos extremos, como inundaciones y tormentas.
En México, la crisis hídrica se ha intensificado debido a la mala gestión, la sobreexplotación de los cuerpos de agua superficiales, así como de los acuíferos subterráneos, la contaminación y los efectos del cambio climático.
Esto requiere medidas urgentes para preservar y utilizar de manera sostenible los recursos hídricos por el impacto directo que tiene en la seguridad alimentaria, la salud pública y la estabilidad socioeconómica de comunidades enteras.
En medio de estas problemáticas profundas surge una opción: la agricultura regenerativa, la cual es capaz de reducir los impactos del cambio climático, pues ofrece una serie de ventajas que ayudan a enfrentar los desafíos de manera eficiente y sostenible.
Y regenerar significa, de acuerdo con la RAE, “poner una cosa deteriorada o gastada en buen estado”, en el caso de la agricultura, reponer lo explotado y reparar lo dañado.
Así, la agricultura regenerativa se basa en mejorar la salud del suelo, conservar el agua, reemplazar los nutrientes y restaurar y proteger la biodiversidad.
De hecho, un componente esencial de la agricultura regenerativa es la reintroducción de la biodiversidad. Los agricultores tienen la posibilidad de crear corredores de vida silvestre, como hábitats para insectos polinizadores —tan importantes para la producción de alimentos—, además de plantar árboles y arbustos nativos.
Y cuando se restablecen los ecosistemas se regeneran los recursos naturales y se crea resiliencia frente a los impactos climáticos.
Si bien el término agricultura regenerativa fue acuñado por Robert Rodale en la década de los 80, la técnica venía aplicándose tiempo atrás, pero con la inestabilidad climática y la degradación de los suelos ahora toma mucho más relevancia, sobre todo al pensar en el futuro.
Diversas investigaciones han demostrado que la degradación de la tierra tiene daños severos en la producción de cultivos y también en las cadenas de suministro.
Para México, que atraviesa por una profunda crisis hídrica, la agricultura regenerativa puede presentar ventajas significativas a través de prácticas como la agricultura de conservación y la agroforestería (combinación de prácticas forestales con agricultura y pastoreo sobre la misma superficie) que promueven la retención del agua en el suelo, al mismo tiempo que reducen la erosión y contribuyen a la recarga de los acuíferos y a la conservación de los recursos hídricos.
Al incrementarse la capacidad de retención de agua se evita la escorrentía superficial y da paso a una mejor infiltración. Esto reduciría la agricultura de riego. No sólo eso, permite el uso de técnicas como el riego por goteo y la captación de agua de lluvia, lo cual reduce la pérdida de agua, optimiza su distribución y garantiza el suministro.
Además, la agricultura regenerativa puede ser una respuesta a la mitigación del cambio climático, pues se capturan y almacenan grandes cantidades de dióxido de carbono en el suelo, actuando como un sumidero de carbono, lo cual ayudaría a recortar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Un estudio publicado recientemente en la revista digital de divulgación científica PLOS Climate, halló que los agricultores pueden desempeñar un papel importante en el secuestro de carbono atmosférico en el suelo a través de diferentes prácticas de manejo y uso de la tierra.
Hay que resaltar que los sistemas agrícolas regenerativos fomentan la resiliencia respecto a plagas y enfermedades, al aminorar la dependencia de agroquímicos y pesticidas dañinos para la flora, fauna y cuerpos de agua. Sobre todo, tiene un impacto positivo en la salud de las personas y en la seguridad alimentaria al promover la producción de alimentos de calidad y libres de químicos tóxicos.
Otra ventaja de la agricultura regenerativa es su impacto positivo en las economías rurales a través de la promoción de prácticas sostenibles y la diversificación de cultivos que, en conjunto, generan oportunidades para los agricultores, pues se crean empleos verdes y se revitaliza la agricultura como actividad económica en las comunidades.
Por ello, gobiernos, productores agrícolas a pequeña y gran escala, científicos y la sociedad en general deben trabajar juntos para promover y apoyar la transición hacia la agricultura regenerativa.
Sólo a través de un enfoque colaborativo se nutrirá un futuro más próspero y sostenible para el país.
