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Legalización de la mariguana: sí, pero no; no, pero sí

Leo Zuckermann

Leo Zuckermann

Juegos de poder

Obligado por una sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el Senado aprobó la legalización de la mariguana con fines recreativos en México. Es una estupenda noticia. El problema, sin embargo, está en la regulación de la producción, distribución, comercialización y consumo lúdico del cannabis.

 

Como saben los lectores de esta columna, llevo muchos años a favor de la legalización y regulación de las drogas. La prohibición ha sido un fracaso. Creo que es mejor combatir su consumo y adicción a través de programas de educación y salud públicas. Y aunque todavía falta que la Cámara de Diputados apruebe la nueva legislación, resulta un paso en la dirección correcta la legalización de la mariguana recreativa.

Sin embargo, el peligro de la nueva ley está en la sobrerregulación que tanto les encanta a los gobiernos mexicanos. Yo también estoy a favor de regular las drogas. No hay duda, por ejemplo, que debe penalizarse, y muy duro, su venta a menores de edad. O, como con la ingesta de bebidas alcohólicas, prohibir que conduzcan un vehículo los que las consuman. El empaquetado debe explicar claramente todos los riesgos para la salud. Es imperativo cobrar impuestos especiales para utilizarse en programas de educación y salud públicas destinados a combatir el consumo y las adicciones.

En fin, todas estas regulaciones son lógicas y relativamente fáciles de aplicar por parte de las autoridades. El problema es cuando el espíritu liberal comienza a encontrarse con un espíritu estatista, es decir, cuando los legisladores y burócratas van imponiendo más y más regulaciones, al punto que la legalización ya no sirve para nada. Son tantos los impedimentos y las cargas fiscales que se incentiva la permanencia de los mercados negros.

Además, muchas regulaciones generan corrupción y favorecen a los grupos rentistas. En lugar de aparecer un mercado regulado de la droga, surgen oligopolios o monopolios de empresarios amigos del gobierno.

En la ley mexicana se creará el Instituto Mexicano de Regulación y Control del Cannabis. Este organismo será el encargado de otorgar, modificar, renovar, suspender o revocar licencias para el cultivo, transformación, comercialización, exportación, importación e investigación de la mariguana. Pero, además, estará a cargo de implementar los mecanismos y procedimientos de la trazabilidad de las semillas del cannabis durante los seis primeros meses de la legalización.

Si este nuevo instituto se adhiere a las viejas prácticas estatistas mexicanas —hacer todo difícil, complejo y burocrático—, pues sólo muy pocos recibirán las licencias y los certificados de trazabilidad. Acabaremos con un mercado legal de muy pocos competidores, como hay tantos en el país, conviviendo con vendedores del crimen organizado operando en la ilegalidad. Poco se ganará si así sucede.

La nueva ley pretende legalizar, pero prevalece la prohibición del cannabis en la Ley General de Salud. Ridículo. Se permite la posesión de hasta 28 gramos de mariguana. Sin embargo, las personas poseedoras de dichas cantidades podrán ser presentadas ante el Ministerio Público. La autoridad deberá desistirse de la acción penal, pero, siendo esto México, ya sabemos que la policía utilizará este poder para extorsionar a los poseedores de mariguana. La sola amenaza de ir a la Fiscalía, aunque no pase nada, pervierte el concepto de la legalización.

La nueva ley permite que los mayores de 18 años puedan cultivar, cosechar y aprovechar hasta seis plantas de mariguana para su autoconsumo en sus casas. Absurdamente, los obliga a poner barreras físicas para que no se vean estas siembras. Las autoridades pueden entrar a los domicilios a verificar si todo se está realizando conforme a la ley. Una vez más, ya podemos imaginar los abusos que se pueden cometer con este tipo de inspecciones.

 

La nueva legislación es un buen paso. Pero, ¡caray!, deberían darse más pasos en la dirección correcta. El chiste es legalizar y regular con un espíritu para que de verdad funcione la legalización. La sobrerregulación puede matar todo este ejercicio. Al leer la nueva ley, uno se queda con la sensación de que los legisladores sí quieren legalizar este mercado, luego, que no tanto; bueno, la verdad es que sí, quizá no del todo…

                 

           Twitter: @leozuckermann

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