Logo de Excélsior                                                        

AMLO: aguantar o soltar el lastre

Leo Zuckermann

Leo Zuckermann

Juegos de poder

Resulta que a los estatistas como Manuel Bartlett, no sólo les gusta la participación del Estado en la economía, porque eso deja fortunas para comprar muchas casas, sino que también les agrada constituir empresas en el sector privado que tanto critican.

Cito el artículo de Areli Quintero para el portal de Carlos Loret: “Entre los años 2001 a 2017, mientras Bartlett fue dos veces senador, él y su familia crearon al menos diez empresas. Cinco están a nombre de su pareja desde hace dos décadas, Julia Elena Abdala Lemus, y otras cinco están a nombre de su hijo, León Manuel Bartlett Álvarez […]
A estas diez empresas se suman otras dos, registradas antes del año 2000, que permanecen vigentes en el Registro Público de Comercio de la Secretaría de Economía”.

Según el reportaje, el hoy director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) no notificó ninguna de estas corporaciones privadas a la Secretaría de la Función Pública (SFP) en su declaración patrimonial.

Una de las empresas, JAL Consultoría Especializada, tiene un evidente conflicto de interés para el hoy director de la CFE ya que ofrece “servicios de fibra oscura y de ahorro de energía”. Bartlett tampoco declaró dicho conflicto.

Cyber Robotics Solutions, empresa del hijo mayor de Bartlett, no sólo “obtuvo cerca de 800 millones de pesos en contratos por la venta de equipo médico al ISSSTE y a hospitales de la Secretaría de Salud” el sexenio pasado del presidente Peña sino que “ya obtuvo un contrato con la administración del presidente López Obrador. Lo consiguió a través de una adjudicación directa de la Secretaría de la Defensa Nacional, el 12 de marzo del 2019. Fue de 2 millones 209 mil pesos para el ‘mantenimiento preventivo y correctivo’ del sistema Da Vinci, un robot utilizado para cirugías”.

El reportaje “Bartlett S.A. de C.V.” es el segundo de Areli Quintero, quien ya había publicado “Bartlett Bienes Raíces”. En este primer artículo se revelaba que Bartlett “a través de familiares, empresas y presuntos prestanombres se ha hecho de un imperio inmobiliario de 25 propiedades (23 casas y dos terrenos) con un valor aproximado de más de 800 millones de pesos”. Una fortuna 16 veces más grande que los 51 millones de pesos que declaró a la SFP al entrar Bartlett a la CFE.

En su momento, Bartlett rechazó haber cometido alguna ilegalidad por el primer reportaje de las casas. Con respecto al segundo, en conferencia de prensa y en su Twitter, el director de la CFE dijo: “Lo que he declarado ante la autoridad es lo poseo ni un peso más, ni un peso menos, expreso mi respeto a las autoridades que habrán de analizar las denuncias que habrán presentado y estudiarlas con base a la ley […] En cuanto a la señora Julia Abdala Lemus, igualmente manifiesto que es económicamente independiente y que desde el ejercicio de sus actividades económicas legítimas y de negocios, sin ser servidora pública ha construido su patrimonio por méritos propios […] He estado al servicio de México durante muchos años y estoy muy orgulloso de mi desempeño, y mi honorabilidad está por encima de cualquier manejo publicitario o de cualquier campaña, porque son muchos años en los que he estado bajo el escrutinio público”.

La SFP ya había abierto una investigación por el reportaje de las casas. Supongo que tendrá que integrar los hallazgos del segundo artículo sobre las empresas.

El Presidente sigue apoyando a Bartlett. López Obrador rechazó las investigaciones periodísticas y afirmó: “No son honestos, siempre hay un interés económico o político, y lo digo por como he padecido calumnias de ellos, es un periodismo al servicio de los conservadores”.

Termino este artículo de opinión con mi opinión. Bartlett se está convirtiendo en un lastre para la agenda de combate a la corrupción del Presidente. Vamos a ver qué dicen las investigaciones de la SFP. Si los resultados no convencen a la opinión pública y publicada, la titular de la SFP, Irma Eréndira Sandoval, puede acabar tan desacreditada como uno de sus antecesores, Virgilio Andrade, quien fungió como tapadera de Peña en el caso de la Casa Blanca.

 Por su parte, AMLO corre el riesgo de que su credibilidad de honesto sufra un abollón y que la gente comience a pensar que, en materia de corrupción, este gobierno comienza a parecerse a los del pasado, donde, como dijo María Amparo Casar con mucho tino, la consiga era “tapaos los unos a los otros”.
La pregunta es si el Presidente aguantará el lastre que se está convirtiendo Bartlett o llegará el momento en que decidirá soltarlo.

Twitter: @leozuckermann

Comparte en Redes Sociales