Tropiezos

La convocatoria para una plaza de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes fue reprogramada.

El paisaje artístico de México no está exento de injusticias e inexplicables actos de corrupción e ingenuidad administrativa, que algunos ven con indiferencia. Como ejemplo se puede mencionar la pifia que está a punto de cometer una importante orquesta mexicana en el proceso para contratar a uno de sus músicos, pero vayamos por partes.

El pasado 2 de junio, la Orquesta el Teatro de Bellas Artes (OTBA) emitió una convocatoria pública para concursar la plaza de jefe principal de la sección de violonchelo —con sueldo mensual bruto de 23 mil 037 pesos y bono mensual bruto de 12 mil 089 pesos—, como se lee en el documento emitido por Bellas Artes. La inscripción cerró el 20 de junio y, según las bases, los músicos realizarían una audición, a cortina cerrada, el 27 de junio, a las 15:00 horas, en el Teatro Regina de la CDMX, para lo cual se haría, 15 minutos antes, un sorteo para definir el orden de los contendientes.

Los violonchelistas, además, recibieron un reglamento que les exigía llegar 30 minutos antes de la cita, utilizar zapatos de suela de goma, llevar sus partituras impresas, no afinar su instrumento en el foro y, tras el pase de lista, entregar celulares y tabletas, a lo que seguiría el sorteo y la indicación de los pasajes a tocar. Pero esto no ocurrió así.

De los 11 músicos inscritos, sólo seis asistieron a la cita con instrumento en mano. Llegaron puntuales y toleraron la espera. Sin embargo, a las 15:20 horas apareció Armando Castillo Flores, asistente de la coordinación artística de la OTBA, para indicar que la audición sería reprogramada. No ofreció argumentos, pero les dijo que para la nueva fecha se consideraría a todos los músicos, incluso a quienes no habían acudido aquella tarde.

Los artistas asintieron con tristeza, por miedo a perder su lugar, y hasta un día después recibieron un correo electrónico de Castillo Flores con el siguiente mensaje: “Se pospone la fecha de audición de principal de cello para el 4 de julio, a las 10:00 horas, en el Teatro Regina; el reglamento sigue aplicando de la misma manera”.

El hecho pareciera una anécdota intrascendente, pero ha propiciado múltiples suspicacias. La más preocupante es, quizá, que el músico que ‘ganaría’ el concurso no llegó a la audición. Lo evidente es que se violaron las bases y, por tanto, la convocatoria ya está viciada, dado que perdió su criterio de imparcialidad y equidad. En este punto, quisiera saber si Lucina Jiménez e Iván López Reynoso, titulares del INBAL y la OTBA, respectivamente, conocen el caso y si están de acuerdo en la forma como se realiza este procedimiento. ¿No es algo ilegal?

FIN DE UN COMODATO

Se cierra un capítulo de 42 meses de zozobra y corrupción en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), que ha enfrentado una larga lista de irregularidades, pasando por la mala gestión de recursos, impagos, despidos injustificados, presupuesto insuficiente, el uso del inmueble para fiestas privadas y el imperdonable descuido de su acervo artístico, con obra de Francisco Toledo, Rufino Tamayo y Rodolfo Nieto, entre otros.

Esto ocurrió el pasado 28 de junio, cuando el consejero jurídico local, Geovany Vásquez Sagrero, acudió al MACO y rescindió el comodato que mantuvo, por más de 30 años y sin la debida vigilancia, la asociación civil Amigos del MACO, de Rubén Leyva.

Ahora, el recinto quedará a cargo de la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca y, aunque se ha sugerido su reapertura en dos semanas, en el marco de la Guelaguetza, lo urgente es hallar las más de 300 piezas faltantes de la colección y que el Centro Nacional de Conservación y Registro de Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam) del INBAL evalúe el estado de las 182 obras rescatadas ayer en dos cateos realizados por la Fiscalía de Oaxaca. Ojalá éste sea el primer paso para garantizar un mejor futuro para el MACO y su público.

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