Mapaches del papel

El Archivo General de la Nación detectó tres documentos faltantes en el Fondo Hospital de Jesús.La sustracción de documentos históricos en México es una actividad imparable y, como sucede en todo el abanico de la ilegalidad, registra múltiples conexiones que ...

  • El Archivo General de la Nación detectó tres documentos faltantes en el Fondo Hospital de Jesús.

La sustracción de documentos históricos en México es una actividad imparable y, como sucede en todo el abanico de la ilegalidad, registra múltiples conexiones que facilitan su llegada al terreno de la falsificación y del tráfico a nivel mundial.

Sería imposible imaginar la apariencia de un expoliador –de piezas arqueológicas, novohispanas, de arte o documentos históricos–, pero dudo que sean tan fácilmente identificables como se plantea en las series de televisión. Sencillamente son mapaches del papel que utilizan la fachada de investigadores o burócratas ‘interesados en la protección del patrimonio’. Vamos, podría ser cualquier persona que sólo espera la oportunidad de generar algunos dividendos en ese mercado invisible.

No hace mucho, el Archivo General de la Nación (AGN) informó que en los últimos 15 años le sustrajeron una centena de documentos (Excélsior, 28/08/2021), algunos de los cuales han sido recuperados recientemente. Sin embargo, en un reporte actualizado, el AGN detectó nuevos faltantes en el Fondo Hospital de Jesús, el mismo que, en septiembre de 2021, recuperó 16 escritos atribuidos a Hernán Cortés.

En esta ocasión sólo son tres documentos, signados por Cortés: uno en el que formaliza la entrega de 12 pesos de oro a un personaje identificado como maestre Francisco, reportado por la casa de subastas RR Auction; otro que alude un pago de 60 pesos de oro a Melchor López y Escobedo por sus gastos en la armada para una expedición, identificado en Connecticut, EU, y otro que sustenta la entrega de 50 pesos de oro a Diego de Mendieta para cubrir su apoyo en la armada de la Mar del Sur, identificado en un catálogo de subastas de EU. A esto se suma la sustracción de cinco lotes más, que datan del siglo XVIII, relacionados con la primera edición del Reglamento para el gobierno de la provincia de Californias.

Dicho hurto revela que los protocolos de seguridad no son infalibles y que esos mapaches del papel siempre hallan la manera de burlar la seguridad.

Esto me hace pensar en el futuro que le depara al acervo documental de Octavio Paz (1914-1998) —integrado por cientos de manuscritos, cartas, mecanuscritos y otros documentos— que será depositado (no se sabe cuándo aún) en comodato en El Colegio Nacional (ECN), pese a la oposición de diversos actores culturales.

Apenas el pasado jueves, algunas figuras tutelares de El Colegio Nacional expresaron que la institución ya está lista para recibir dicho legado, con base en la muy citada disposición notarial (aún desconocida para el público en general) que deriva en el acuerdo para el traslado de los papeles de Paz, una vez que el INBAL y Cencropam concluyan los trabajos de catalogación y digitalización.

No dudo que ECN y sus integrantes estén listos, decididos y llenos de entusiasmo para “cumplir la voluntad del poeta” y así alojar, estudiar y difundir sus papeles en publicaciones de alto nivel. Sin embargo, ¿no sería necesario que antes de mover cualquier página a sus instalaciones se mostrara a la ciudadanía en qué lugar y en qué condiciones (de temperatura y de seguridad) resguardarán ese legado declarado Monumento Artístico en octubre de 2018?

Marina Núñez Bespalova, subsecretaria de Desarrollo Cultural, tiene razón al afirmar que se debe asegurar un destino adecuado a esos documentos. Pero a eso habría que sumar la formalización de un acuerdo que garantice el acceso, la difusión gratuita y la protección del conjunto. Además de explicar cómo se evitará que mañana aparezcan algunos de éstos en futuras subastas en Europa y EU, o aclarar si dicha institución contratará algún seguro que proteja la integridad de los papeles. ¿No sería mejor que el gobierno de México sólo entregara la copia digital de este acervo a el Colegio Nacional? Recordemos que el tiempo se agota.

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