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Ganará Biden

José Luis Valdés Ugalde

José Luis Valdés Ugalde

La contienda presidencial en Estados Unidos entra en su recta final. A tan sólo nueve días de que las votaciones se lleven a cabo, Joe Biden, el candidato demócrata, aventaja al presidente Donald Trump con más de 10 puntos a nivel nacional y en forma importante en todos los estados bisagra definitorios para ganar la votación en el colegio electoral, la instancia última —deteriorada— y definitiva en la que se resuelve el resultado presidencial. Por ejemplo, y de acuerdo a encuestas promedio recabadas por Real Clear Politics (RCP), Biden está adelante en Wisconsin (4.6), Pensilvania (5.1), Florida (1.5), Minnesota (6.0), Arizona (2.4), Nevada (5.2) y Michigan (7.8), todos ellos estados estratégicos.

Biden ha mantenido en forma constante esta ventaja desde marzo pasado, cuando se empezaba a perfilar el desastroso manejo de la pandemia por parte de Trump. Esta delantera del demócrata se antoja irreversible, toda vez que Trump ha hecho todo lo que está escrito en el libro para hundirse gradualmente en un fango viscoso en el que parece que quedará a partir del 3 de noviembre. Desde que Trump contrajo el covid-19 y el desastroso manejo que hizo de su convalecencia, hasta las descalificaciones que profirió en contra del científico y funcionario central de la Casa Blanca para las emergencia de salud, el doctor Anthony Fauci, personaje ciertamente más popular que el propio presidente, Trump ha hundido cada vez más su candidatura en medio del desprestigio. Todo lo cual ya fue resentido por los republicanos, quienes se empiezan a bajar del barco.

A nueve días del inicio de la campaña, más de 54 millones de estadunidenses ya han emitido sus votos anticipados, un compás que podría llevar a la mayor participación electoral en más de un siglo. Esta urgencia por votar es una interesante señal del profundo interés en la contienda, así como de la preocupación por evitar los centros de votación abarrotados el día de las elecciones y reducir el riesgo de exposición al coronavirus, el cual ha matado a más de 224 mil estadunidenses.

Esta efervescencia electoral inédita en EU ha sido, en gran medida, producida en condiciones de pandemia y también como respuesta a la provocación de Trump, quien ha estado amenazando al votante (intentando intimidarlo), sin fundamento alguno, con un supuesto fraude electoral, el cual se estaría llevando a cabo por medio del voto postal. Parece ser que está ocurriendo lo contrario y el público más bien optó —contradiciendo al presidente— por asegurarse de que su voto contara, emitiéndolo con antelación muy a pesar de las bravuconadas de Trump. Dada esta respuesta que desautoriza a Trump, se podría pensar que muchos de estos votos no lo estarían favoreciendo. Si bien las tendencias de voto ya señaladas se refieren al conjunto total de votantes en esos estados y en la nación entera, estos votos adelantados podrían estar, desde ya, definiendo la elección en algún sentido. Y conjeturo que ese sentido es a favor de Biden

Hay varias razones para concluir que Biden le ganará la presidencia a Trump, muy probablemente con holgura. La primera es el desgaste alarmante al que Trump sometió a un de por sí exhausto sistema democrático que, hoy por hoy, sufre una grave crisis de representación y el desgaste, al parecer terminal, de su sistema electoral, que tiene en el colegio electoral a una institución decadente que ya no refleja los nuevos cambios demográficos, ideológicos y culturales.

La segunda razón es la charlatanería del presidente, quien no demostró nunca claridad intelectual, ni oficio ni voluntad por el trabajo arduo que la presidencia más complicada del mundo exige: la percepción general que el público está teniendo de Trump es la de un vividor inmaduro, sin oficio, que lo único que hizo fue degradar la investidura presidencial.

La tercera y quizá más grave razón es haberse atribuido todos los méritos de una buena economía heredada y no haber aceptado ninguna responsabilidad por la crisis de la covid-19, exacerbada por su frivolidad en el manejo de la misma. Y, por último, no haber sido capaz de contener la crisis socioeconómica que desató la pandemia, problema que hoy tiene a los estadunidenses optando por la fórmula, más bien rooseveltiana, que propone Biden. Los actuales son tiempos de una regeneración nacional en EU. Esta reconstrucción deberá apuntar a una transformación del pacto socioeconómico, político y cultural, el cual queda muy deteriorado, aunque no aún del todo destruido. Biden será un presidente de un periodo y el mismo será quizá el periodo gubernamental más determinante de la historia política moderna de EU. Será un periodo para recordar.

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