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El nudo trumpiano

José Luis Valdés Ugalde

José Luis Valdés Ugalde

Ante el embrollo en el que Trump metió al Estado mexicano sólo hay de tres para dibujar escenarios de entrada, de salida y de final. Trump le aplicó a México una llave de rendición, que en la jerga de la lucha libre se denomina “candado dragón”, llave que ha obligado a más de un luchador a tirar la toalla; así ocurrió.

El primer escenario es que México no saldrá limpio, al no otorgarle Trump (premeditadamente) a AMLO, en 45 días como mínimo, el beneficio de la duda y elogiarlo por haber logrado reprimir la inmigración centroamericana, tal cual se pactó.

O bien, Trump seguirá en campaña antimexicana para apuntalar su reelección (que muy bien se la podría deber a AMLO y Ebrard) y no va a dejar de mortificar intermitentemente al gobierno mexicano en los próximos 17 meses.

O, por último, México se hartará ante los desprecios de Trump y ante la sarta de amenazas de imponer el 5% o más de aranceles a las exportaciones mexicanas, acude a la OMC para iniciar un litigio contra EU y se alía con la UE, China y Japón, al tiempo que le impone aranceles espejo. Cada escenario tiene sus propias condiciones específicas con las cuales tendrán que lidiar en su momento AMLO y Ebrard.

Respecto al primer paisaje notemos que Trump identificó bien las debilidades de AMLO y de su equipo, así como las adversas condiciones económicas que, desde la cancelación del NAIM, México ha confrontado. Sabía con precisión que la ilegal advertencia de imponer 5% de aranceles a México haría temblar la estructura de un gabinete débil, mal organizado, sin rumbo, bisoño y absolutamente acrítico con el jefe de Estado. AMLO resultó ser una presa fácil para Trump, a la cual estuvo midiendo muy bien antes de salir a cazarla. En estas circunstancias, no es pensable que vaya a soltar su botín. La va a saborear despacito, hasta que le reditúe el éxito electoral que tiene calculado obtener. La presa acabaría en esqueleto. Este escenario desfavorable ocurriría como consecuencia de una falta de estrategia y de conocimiento de “lo estadunidense”, así como de las formas en que opera la política en EU. Y también como resultado de que Cancillería y Palacio no hubieran hecho la tarea de conocer a Trump, ni haber hecho uso de sus 50 consulados para cabildear con los actores predominantes allá.

Segundo escenario: la carta antimexicana usada por Trump desde 2015 ha sido útil para afianzar sus apoyos entre su base electoral y entre sectores indecisos, aunque convencidos de que la migración es el origen de sus problemas. En la coyuntura actual, y Trump ya lo advirtió en su discurso con el que lanzó su candidatura, la migración es un problema, por lo cual EU podría expulsar millones de migrantes hacia México. Ante la factibilidad de que se cumpla el primer escenario y Trump no reconozca el esfuerzo de México, podríamos decir que la posibilidad de que nuestro país se convierta en tercer país seguro es grande. Dado que Trump ya arrinconó al obediente gobierno de AMLO, ¿por qué habría de dejarlo en paz toda vez que es territorio ideal para desechar a los peticionarios de asilo en espera en EU? Más aún, ¿por qué soltar a un peón que puede ser reciclable a modo en el curso de la campaña electoral? En tanto que Trump lo necesite como leveller político, México seguirá siendo utilizado, digan lo que digan AMLO y Ebrard.

Tercer escenario: el gobierno de México finalmente se enoja por el atropello y decide contraatacar, antes o durante la aparición de los dos escenarios probables de arriba. En este supuesto, se debe pensar, entonces, que el gobierno ya está preparando la imposición de aranceles, sector por sector y estado por estado, al tiempo que está organizando una estrategia de ataque en la OMC, que podría poner en jaque la candidatura de Trump. Si además de esto se alía con los demócratas, gobernadores estratégicos (de Michigan a California) de ambos partidos de aquel lado y actores económicos inconformes y relevantes del sur y el norte estadunidense, entonces México podría no sólo cimbrar la política, sino también la economía estadunidense. Para que este escenario histórico ocurriese, se tendría que tener arrojo republicano y contar con un montón de especialistas y técnicos en la materia, así como académicos y exdiplomáticos versados, todo lo cual SRE y Segob han mostrado no tener. Habrá que esperar menos de 45 días para ver si Trump aplica esta vez la llave mortal, “el cangrejo”.

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