De la posverdad a la postransformación

La “postransformación” subordina hechos a emociones y como “la verdad” es lo que sienten las personas y no lo objetivamente demostrable (evidencias), crean hechos alternativos que se alinean a creencias preexistentes.

El Movimiento Regeneración Nacional llegó al poder en 2018 y, ante las cifras proporcionadas, los resultados son contundentes, por ejemplo: aumento al salario mínimo con récord histórico en México, salieron de la pobreza más de 13 millones de personas, Pensión del Bienestar universal para los adultos mayores, beca para todos los estudiantes (educación pública) de preescolar a bachillerato, reducción en el porcentaje de homicidios, consolidación de la Guardia Nacional, refinería nueva (Dos Bocas), desarrollo del sureste con un tren turístico-comercial y un largo etcétera.

 En paralelo, se registra también una serie de situaciones sociales que van del antagonismo y contradicción hasta la incompatibilidad y negación: polarización social, descrédito de los políticos, desconfianza empresarial; violencia verbal, psicológica y hasta física en escenarios de convivencia (escuelas, centros laborales, colonias, espacios deportivos…), exacerbado discurso antigubernamental… y viceversa (lo más extraño), un gobierno que en sus tres dimensiones gubernamentales (Ejecutivo, Legislativo, Judicial) y en sus tres niveles (municipal, estatal, federal) responde en la misma magnitud o con fuerza desmesurada, aprovechando el andamiaje institucional a disposición.

Ambas líneas de la trama nacional parecen conformar una aporía, una inviabilidad racional aparentemente irresoluble, pero que, con perspicacia periodística o picardía académica, propone premisas de los propios involucrados para desenmarañar dicha paradoja.

En 2018 acudieron a votar 56 millones 600 mil mexicanos, 63% de la lista nominal, y el común denominador era el contexto socio-histórico compartido producto, principalmente, del periodo neoliberal a partir de Miguel de la Madrid y (paradójicamente) exacerbado por el periodo de alternancia política del Ejecutivo (2000-2018): distorsión deliberada de una realidad que manipuló creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y las actitudes sociales (posverdad). Actualmente, el grupo gobernante cuenta con la Presidencia de la República, 22 gubernaturas y la CDMX, mayorías en la Cámara de Diputados (253) y en la de Senadores (67), y un Poder Judicial resultado de su propuesta y organización instrumentada. Y si bien cada entidad tiene su propio contexto, el dato que enmarca los resultados es el de 2024: lograron casi 36 millones de votos (59%) de los sufragios emitidos en la elección presidencial.

Desde 2018, los mexicanos que ya contaban con la estructura referencial de la llamada posverdad comenzaron a montar la referencia “cuarta transformación” y desde la comunicología se puede observar que es para el 2024 cuando ya se visualiza la “postransformación” con procesos y mecanismos de simplificación, segmentación, propagación y trivialización de información a través de medios digitales (básicamente), donde los hechos objetivos son inválidos ante la emoción y creencias de las personas.

La “postransformación” subordina hechos a emociones y como “la verdad” es lo que sienten las personas y no lo objetivamente demostrable (evidencias), crean hechos alternativos que se alinean a creencias preexistentes: ellos robaron más. Hay desprestigio de la verdad y procuran relativizar los hechos para dar cabida a su propia versión como “verdad universal”: tenemos otros datos. Aprovechan las redes sociales para propagar la información rápidamente, sin el mínimo rigor ético-profesional, como confirmar, contrastar, evidenciar por lo que, en ocasiones, hasta bulos y desinformación fomentan. Polarizan a la sociedad al agrupar a sus creyentes y crear conflicto entre los detractores. Y manipulan intencionalmente al compartir información, datos, versiones incompletas o totalmente falsas entre grupos de poder (bulos). Repiten una y otra vez la simplificación extrema para incrustar narrativas falsas apelando a las emociones que se arraiguen en la opinión pública.

La postranformación es el referente del proceso que, a partir de la posverdad, construye la idea de un cambio radical o drástico en la forma, apariencia, naturaleza o carácter de algo sin atender los referentes objetivos de evidencia y priorizando emociones y creencias “del pueblo”.