Nivel medio superior, precarización del contexto educativo

No deja de ser muy “curioso” que ahora que el gobierno federal otorga una beca universal de 850 pesos mensuales por alumno inscrito en un bachillerato gubernamental, haya más y más presencia de “no me alcanza”.

El contexto del nivel medio superior en México quedó periodísticamente registrado en Rumbo al 2021, urgente escayola para el bachillerato (Excélsior, 5 de enero de 2020) con datos del Instituto Nacional para la Evaluación Educativa: 200 tipos diferentes de planes y/o programas de estudio, modalidades escolarizada, no escolarizada (abierta o a distancia) y mixta, matrícula (redondeando cifras) en 5 millones de alumnos, 292 mil docentes y 17 mil 400 planteles; 50% de los mexicanos no cuenta con bachillerato terminado y en el menor de los casos 25% de los que ingresaban abandonaban. Los retos seguían siendo dos: cobertura y permanencia.

La urgencia radicaba en que el 9 de febrero de 2012 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la declaración del Congreso de la Unión que reformó los artículos tercero y trigésimo primero de la Constitución para elevar a rango de obligatoriedad el bachillerato, de manera gradual y creciente a partir del ciclo escolar 2012-2013 y hasta lograr la cobertura total en sus diversas modalidades en el país a más tardar en el ciclo escolar 2021-2022.

Así, la actual administración federal podría hacer historia al cumplir con la apertura de nuevos planteles para los modelos existentes o fomentar los emergentes, y disminuir significativamente la deserción. Ni lo uno ni lo otro y ahora, además, un contexto “alterno” pospandémico que comienza a complicar la actividad educativa.

Por ejemplo, en el Instituto Politécnico Nacional hay paro de labores. Cada plantel pareciera tener sus propias problemáticas, pero hay coincidencias, como en la petición del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos Número 10 en su pliego petitorio: infraestructura de baños e insumos de limpieza, queja prácticamente general de la comunidad estudiantil del IPN, baños dignos, limpios, funcionales con puertas en servicio para cada sanitario. Y de la misma forma, trapeadores, desinfectantes y todo suministro para la higiene, no sólo de los servicios sanitarios, sino para todas las instalaciones.

Asimismo, en la Universidad Nacional Autónoma de México, en sus dos modalidades de bachillerato presencial (CCH y Preparatorias) también hay paros. Coinciden en especificidades contextuales perimetrales (seguridad en las rutas de acceso y transporte), pero la petición en cuanto a insumos higiénicos para los servicios sanitarios ha radicado en disponibilidad abundante y permanente de papel higiénico y toallas femeninas.

De la misma forma, llama la atención la tendencia o posible verdadera necesidad de ejercer la informalidad, vender diversidad de artículos y comida de manera directa entre alumnos. En el caso de la UNAM, existe un reglamento que tácitamente lo prohíbe. El alumnado argumenta que es “por necesidad, porque no alcanza para estudiar”.

No deja de ser muy “curioso” que ahora que el gobierno federal otorga una beca universal de 850 pesos mensuales por alumno inscrito en un bachillerato gubernamental, haya más y más presencia de “no me alcanza”. Pareciera ser la constante: en las familias mexicanas, el dinero no alcanza para mandar a los hijos a estudiar el bachillerato.

Sobre la venta de alumno a alumno, existe otra realidad y por ende la prohibición. Han sido públicos los casos de venta de pastelillos con mariguana o “dulces especiales”. Una forma de penetrar y provocar el consumo de drogas es a través del suministro directo. En las escuelas de nivel medio superior (y superior) al haber vendedores ambulantes de dulces y comida es más fácil introducir al repartidor de droga.

Cada petición en pliego petitorio, necesidad manifestada, problemática abordada en torno al nivel medio superior, refleja presupuestos acortados, necesidades no satisfechas, infraestructura insuficiente y falta de esquemas sociales y políticos para la rendición de cuentas; evidencia directa de que nada se está haciendo para atender el nivel bachillerato.

En el nivel medio superior educativo mexicano, lejos de cumplir con lo mandatado por ley, la obligatoriedad a partir de que el Estado por medio del gobierno en turno cumpla, existe un entorno general de inestabilidad e inseguridad en torno a la infraestructura, los planteles, las comunidades, y de abandono porque a 23 meses de finalizar un sexenio, ya no hay tiempo ni para ocurrencias.

Temas: