Logo de Excélsior                                                        

Disentir no es violencia y coincidir no es subordinación

José Luis Jaimes Rosado

José Luis Jaimes Rosado

La referencia “juicio prudencial” encuentra múltiples anotaciones: virtud del intelecto humano para dirigirse rectamente en la elección de los medios que le conducen a la felicidad (Aristóteles); recta ratio agibilium, la realización acertada del razonamiento (Santo Tomás) o conocimiento de la realidad de lo que debe aceptarse o evitarse (San Agustín de Hipona). Concepto filosófico que Mauricio Beuchot considera producto de enseñar “a ejercer una crítica positiva y constructiva, para remediar las deficiencias y proponer o propiciar lo bueno que en la sociedad pueda y deba haber”.

Y es que aprender a ser prudente, para los romanos, decantaba en ciudadanos aptos para elegir o ser elegidos en cargos políticos. Un contexto muy lejano en tiempo y distancia del México del 2020, pero que la actividad periodística permite en algunas ocasiones registrar y presentar a la consideración social.

Ubicar dos acontecimientos totalmente diferentes en fecha, lugar y circunstancia, pero protagonizados por el mismo actor, es una criba, pero de ideas, intenciones y juicios, que permite cernir a quien desde el conocimiento científico humanista realiza propuestas tangibles con palabras, pero también con hechos.

Las instituciones son instrumentos para el desarrollo social, en ocasiones con lentos recorridos, tiempo que se puede (debe) aprovechar para la construcción de consensos, acciones de respeto a la pluralidad, demostraciones de empatía ante la crítica e inclusión de lo disímbolo. Pensamiento y acción demostrado, sintetizado en la afirmación “disentir es un privilegio de la inteligencia, no un pretexto para la violencia… coincidir es un privilegio de la razón, una consecuencia de la libertad, no de la subordinación”.

Asimismo, una sociedad democrática se construye con espacios abiertos al debate argumentado, contraste de tesis producto del conocimiento y experiencia, respeto a los diversos puntos de vista, pluralidad como patrimonio cultural y pilar de la convivencia; directrices que generan la riqueza requerida para avanzar en la ruta del progreso y que se proyectan en el juicio “disentir es un privilegio de la libertad y coincidir es una prerrogativa de la razón y la inteligencia”.

La primera cita de “disentir…” fue expresada el 24 de noviembre del 2003 por el doctor Juan Ramón de la Fuente en la ceremonia en la que rindió protesta como rector de la UNAM para el periodo 2003-2007 (segundo periodo) ante estudiantes, docentes, administrativos, investigadores, deportistas, artistas… frente a la comunidad Puma que todavía tenía a flor de piel el paro de labores más largo de su historia con concomitantes.

La segunda cita de “disentir…” fue expresada el 13 de diciembre de 2006 por el rector, doctor Juan Ramón de la Fuente, en la Sesión Solemne en la que se inscribió en el muro de honor de la honorable Asamblea Legislativa el nombre de la “Universidad Nacional Autónoma de México” en letras de oro, en presencia de líderes políticos, representantes sociales, ciudadanos y medios de comunicación, entro otros.

Ante el contexto actual mexicano pareciera que se desordenó todo: el juicio prudente no se desarrolla ni en los políticos ni en los ciudadanos y, por ende, no se aplica, no es fomentado; disentir es un acto de violencia y mientras mayor el desacuerdo, mayor la fuerza de protesta vs. contención o represión; coincidir es un acto de subordinación donde el mandatario lo considera muestra de debilidad y el votante de sometimiento; no hay libertad porque se perdió el privilegio para no estar de acuerdo y no hay inteligencia y razonamiento porque no hay coincidencias, acuerdos, encuentros.

¿Son tan lejanos en tiempo los postulados romanos o directrices mexicanas de inicio de siglo como la distancia entre México y Nueva York (4,135 kilómetros), lugar donde se encuentra Juan Ramón de la Fuente como embajador representante permanente de México ante la Organización de las Naciones Unidas?

Aquí y ahora, pocas son las críticas positivas y constructivas para auxiliar los diferendos y generar vinculaciones en el tejido social. El ejercicio periodístico también registra lo excelso en la vida nacional, aunque algunos se empeñen en leerlo como negativo e interpretarlo como dañino.

Comparte en Redes Sociales