Los logaritmos del caso Elba
Buena semana noticiosa es aquella que nos brinda información interesante sin que ésta sea trágica ni dramática. Así fue ésta que hoy termina. La aprehensión de Elba Esther Gordillo he podido comentarla con decenas de colegas de abogacía y de política. Con mis ...
Buena semana noticiosa es aquella que nos brinda información interesante sin que ésta sea trágica ni dramática. Así fue ésta que hoy termina. La aprehensión de Elba Esther Gordillo he podido comentarla con decenas de colegas de abogacía y de política. Con mis alumnos de posgrado, abogados muy estudiosos. Con mi amigos de sobremesa, abogados muy experimentados. Con mis compañeros de bufete, abogados muy conocedores. En mi profesión, la coincidencia de criterios no es usual. Pero, caso raro, ahora si hay una concomitancia muy generalizada.
Aunque tan sólo contamos con los retazos de información pública y no he platicado del tema ni con fiscales ni con defensores, puedo apreciar que no se trata de un asunto que haya concluido sino, por el contrario, que apenas se inicia con una cauda enorme de posibilidades de futuro casi exponenciales. Por eso me he permitido llamarlos “logaritmos”, tomando prestado el concepto matemático de aquella base numérica que crece más allá de la imaginación de los que no somos expertos en esta ciencia exacta.
Para comenzar, tenemos algunos logaritmos jurídicos. He contado hasta 27 razones por las que la defensa podría tener éxito en la búsqueda de la absolución para su clienta. No podría calificar al abogado defensor, pero si sigue perteneciendo al bufete en el que trabajaba hasta antes de su paso por el gobierno, puedo decir que allí tienen muy buena tecnología litigiosa, sobre todo si lo sigue tripulando mi amigo, el director-fundador de esa casa.
Por el otro lado, la fiscalía está muy bien equipada. Al propio procurador General de la República lo conozco bien como abogado y, además, porque también es mi amigo. Es un profesional conocedor, sólido y serio. Así que ambas partes podrían brindarnos una contienda interesante y, si no fuera mucho pedir, hasta inteligente desde el ángulo de las estrategias procesales que habrán de utilizar.
Es honesto confesar que yo hubiera completado la acusación con otro delito de aquellos que obligan al acusado a esfuerzos probatorios mismos que, por el contrario, hoy han quedado a cargo de la fiscalía. Además, lo hubiera hecho en un pliego de consignación combinado con un dilema aristotélico para que, en la medida en que la defensa logre algún éxito, se encamine hacia un nuevo fracaso. Esta modalidad incriminatoria me gustaba utilizarla en aquellos tiempos en los que fui fiscal acusador. Algunos de mis compañeros de fiscalía bautizaron a mi técnica con el nombre de “cerrojo de cripta” por la situación hermética en la que se confinaba al acusado.
Pero reconozco que yo fui un fiscal muy siniestro, aunque siempre muy apegado al mandato de la ley. Para mi bien, no todos somos iguales y ello me ha permitido lograr los éxitos que la suerte me ha brindado en el bando de la defensa, a la que hoy me dedico. Sin embargo, la posibilidad complementaria de la que hablo no se ha perdido, sino que está a la vista y es muy posible que la utilice el procurador Murillo Karam, aunque no tenía obligación de utilizarla en el mismo pliego consignatorio, sino que podría hacerlo en uno de ampliación.
Uno de mis famosos, prestigiados y queridos maestros, en cierta ocasión me dijo que lo bueno del litigio es que no hay un solo asunto totalmente perdido pero, por la misma razón, lo malo es que no hay un solo asunto totalmente ganado. Esas palabras las he recordado, todos los días, durante 40 años. Ellas me han forzado a encontrar el éxito en cada litigio que me encomiendan pero, al mismo tiempo, a no confiarme en la victoria que se promete como segura, pero que aún no llega.
Por otra parte adicional, este asunto contiene logaritmos en el campo de lo mediático. Se reconoce y se saluda la seriedad informativa del gobierno. Ha sido pulcra, puntual, comedida, respetuosa y ordenada. Muy dotada de sustantivos necesarios y muy apartada de adjetivos innecesarios. No ha dicho nada de más pero, tampoco, nada de menos. Ya se extrañaba este estilo.
Por último, lo más importante son los logaritmos políticos que tienen que ver con el ejercicio del poder y con el reacomodo de la fuerza cratológica nacional, no con un simple incidente personal entre dos mexicanos poderosos.
Algunos sugieren que se cuiden los otros líderes sindicales. Pero este recado presidencial es para todos y yo recomendaría que nadie se haga como si no le hablaran. Te lo digo Juan, para que lo entiendan todos. Te lo digo, Elba, para que lo entiendan los aliados desleales, los inversionistas insolentes, los concesionarios abusivos, los asociados tramposos, los funcionarios rateros, los políticos mentirosos y los amigos traidores. El que lo quiera ver como aviso, que se dé por enterado. El que lo quiera oír como advertencia, que se dé por exhortado. Y el que lo quiera recibir como amenaza, que se dé por notificado.
Dice un viejo refrán que el que avisa no es traidor. Esto no es sólo un refrán. En la política real, por cierto la única en la que creo, esto es todo un logaritmo.
*Abogado y político. Presidente de la Academia Nacional, A. C.
Twitter: @jeromeroapis
