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Suciedad disfrazada de política

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

Para mi muy querida Gaby Vargas, para familia, sus hijos y hermanos, con un abrazo solidario por la partida de Pablo Carbonell. 

Hay sucesos cada día más vergonzosos en la política nacional: una ignorancia de la ley, del sentido común, de la moral y la ética, que deberían avergonzar a la clase política, aunque sabemos que en su enorme mayoría han perdido esa capacidad hace mucho tiempo. Pero, incluso así, algunas de muestras historias cotidianas sobrepasan, incluso, ese nivel. 

Vamos con algunos de ellos. Ayer, el presidente nacional de Morena, Mario Delgado, denunció penalmente ante la Fiscalía General de la República a todos los diputados que votaron en contra de la propuesta de reforma energética que presentó su partido acusándolos de traición a la patria. Mario, que antes de ser presidente de Morena fue senador y diputado, primero de la oposición y luego del oficialismo, debería saber que los legisladores, según ese texto que consultan cada vez menos en su partido llamado Constitución, no pueden ser juzgados ni reprendidos por sus opiniones, mucho menos por sus votos en el congreso. Es vergonzoso e ilegal haber presentado esa denuncia. 

La propuesta de reforma energética no tuvo el apoyo del Congreso. Punto. ¿Desde cuándo Morena o el presidente López Obrador o las ocurrencias o iniciativas que se presenten desde el oficialismo son sinónimo de la patria?, ¿desde cuándo oponerse a una reforma constituye una traición a la patria? El grado de intolerancia de Morena, de sus dirigentes, de la enorme mayoría de los funcionarios gubernamentales, no deja de ser asombrosa. Y como el Presidente no duda en “mandar al carajo” a quien sea que opine diferente a él o de descalificarlo usando todos los adjetivos posibles, sus subalternos, como Mario Delgado, compiten por llegar más alto, en realidad bastante más abajo, con actos sencillamente indignos. 

Las palabras pesan, el ambiente de polarización creado con este tipo de acciones también, y tienen costos. 

Otro caso de espanto. Lo decíamos hace unos días, hay que ratificarlo. Los audios del presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, difundidos en estos días, son incalificables, algunos como los que refiere que hay que matar de hambre a los periodistas son inaceptables (y muchos de sus rivales en el oficialismo se han referido igual o peor, sobre medios y periodistas). Siempre una filtración de estas características será objeto de interés y difusión en los medios. No será ni la primera ni la última, aunque todos sepamos que esas grabaciones se obtuvieron ilegalmente. 

Pero lo que nunca habíamos visto es que la difusión de esos materiales obtenidos ilegalmente lo hiciera una gobernadora, en este caso Layda Sansores, sucesora de Alito en Campeche. 

 No se cuidan ni las formas. Siempre ha habido filtraciones y se divulgan por redes, a veces por medios o comunicadores, porque se trata de ocultar su origen, sobre todo si provienen de un ejercicio ilegal. Pero en este caso es la propia gobernadora la que lo divulga y hasta anuncia con antelación las grabaciones. 

Es tan ilegal como que el propio Alito difunda una grabación con Manuel Velasco en la que éste le dice que irán con todo en su contra si votan en contra de la reforma energética. 

En síntesis, todos se graban a todos, y todas las grabaciones son ilegales y a nadie le importa, salvo cuando le afecta. Por cierto, es verdad que el detonante de todo esto fue que el PRI votó en contra de esa reforma y por ende quedó en el capítulo morenista de traidores a la patria. Están todos locos. Dice Borges, y tiene toda la razón, que “hay que tener cuidado al elegir a los enemigos, porque uno termina pareciéndose a ellos”. 

 No se quedan atrás en Tamaulipas. Ya veremos en qué termina el proceso electoral del próximo domingo, pero la guerra sucia, la intromisión del crimen organizado y hasta los asesinatos, como el de Sergio Carmona, están a la orden del día. Será la elección más difícil de la historia de ese estado. Y mucho dependerá, también, de lo que decida la Suprema Corte de Justicia hoy respecto al caso del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, apenas tres días antes de las elecciones. No lo sé, pero quizás existen condiciones en el estado hasta para suspender este proceso y convocar a nuevas elecciones. Todo está demasiado sucio. 

 El show de la Cumbre de las Américas continúa, y el presidente López Obrador sigue con el suspenso de si irá o no, cuando el gobierno de Estados Unidos ha dicho con todas las letras que ni la Venezuela de Maduro ni la Nicaragua de Daniel Ortega tendrán invitación y cuando esos dos dictadores, lo mismo que Miguel Díaz-Canel, de Cuba, ya anunciaron en su propia cumbre en La Habana que no irían a Los Ángeles, aunque fueran invitados. Por lo pronto, Maduro y Ortega tienen sendas órdenes de aprehensión si pisan suelo estadunidense. 

El costo de la victoria pírrica del presidente López Obrador de boicotear la cumbre de Los Ángeles será alto, los beneficios serán nulos. Sólo como antecedente de los aliados presidenciales en esta aventura: esta semana Daniel Ortega, al que no le quedan dentro de su país adversarios que no estén detenidos o en el exilio, encontró un enemigo nuevo y por supuesto lo prohibió y comenzó a perseguirlo: nada menos que la Academia Nicaragüense de la Lengua. Y en La Habana comenzó el juicio contra dos artistas que osaron participar en julio pasado en una manifestación y cometieron un delito aún mayor: aparecer en el video de la canción Patria y vida. Ahí van los aliados del gobierno federal. 

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