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Y la mariguana, ¿cuándo?

Humberto Musacchio

Humberto Musacchio

La República de las letras

La Comisión de Justicia del Senado informó que abrirá el respectivo proceso de análisis y discusión, con la mira de permitir “la legalización del consumo lúdico” de mariguana, según informó la reportera Leticia Robles de la Rosa (Excélsior, 6/VIII/09). En torno al asunto se han presentado diez iniciativas, incluida una presentada por la hoy secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.

Los legisladores Julio Menchaca, de Morena; Claudia Anaya, del PRI; e Indira de Jesús Rosales, de Acción Nacional, dijeron que convocarán a un ejercicio de parlamento abierto con distintas personas, colectivos de la sociedad y especialistas, además de que consultarán a las comisiones senatoriales de Justicia, Salud, Estudios Legislativos y “la opinante Seguridad Pública”.

El propósito, dijeron los senadores, es proponer “que los mexicanos mayores de edad tengan el derecho a consumir esta droga con fines lúdicos, pero que el Estado siempre mantenga el control de su comercialización”. Por supuesto, es recomendable que el Estado controle la comercialización, la que podría ser una importante fuente de ingresos fiscales, además de impedir que el negocio vuelva a manos de particulares.

Por otra parte, es un avance que se reconozca que los mayores de edad pueden consumir la cannabis con fines lúdicos, como ya se admite que lo hagan con otras sustancias, como el alcohol y una infinita cantidad de medicamentos, muchos de los cuales se expenden sin receta médica.

Más completa que la información de los senadores de la Comisión de Justicia es la iniciativa formulada por Sánchez Cordero, pues propone la creación de un instituto para la regulación y control de la yerba, prohíbe cualquier intervención de menores en la distribución, venta o regalo de productos de cannabis y permite el cultivo y aprovechamiento de hasta 20 plantas, la formación de cooperativas con ese fin y la producción y comercio de productos derivados, excepto comestibles (¿?).

Por supuesto, la iniciativa contiene algunos puntos debatibles. Por ejemplo, que se permita portar hasta 30 gramos de cannabis y que, para llevar consigo una cantidad mayor, se deba solicitar permiso. Es simplemente temor a la libre comercialización, pero si ésta se realizara de forma abierta y controlada, carece de importancia la cantidad que alguien pueda transportar.

Al liberar el cultivo de la planta se daría un golpe contundente a las bandas que ahora controlan el narcotráfico, pues resultará preferible obtener la droga en los expendios legales para no tratar con delincuentes. La legalización de la mariguana no acabará con la delincuencia, pero sí puede disminuirla si se acompaña de otras medidas, como puede y debe ser una amnistía a los capos y otros integrantes de los cárteles del narco con opciones para que inviertan en México sus inmensos capitales.

Por supuesto, todavía quedan por ahí personas, organismos públicos y privados que insisten en el prohibicionismo, sea por sus concepciones puritanas como por sus intereses profesionales o de grupo. Por poner un caso, hace más de dos años que se reformó la Ley General de Salud y el Código Penal Federal para permitir el uso medicinal de la mariguana, pero ésta es la bendita hora en la que no se publica el reglamento respectivo. Por eso, la Suprema Corte discute si un menor afectado por el síndrome de West (una encefalopatía epiléptica) puede tomar un medicamento a base de cannabis, el que, por cierto, circula ampliamente en el mercado negro, pero su adquisición pone a los familiares del enfermo en peligro de ir a la cárcel.

Lo peor es que la actitud quisquillosa de legisladores y gobernantes fomenta la corrupción de los cuerpos de seguridad, cuyos jefes han amasado inmensas fortunas desde que Felipe Calderón desató la carnicería conocida como guerra contra el narcotráfico. Un factor que determina la actitud tortuosa de los tres poderes de la Federación es el miedo al gobierno de Washington, pese a que ya la mayoría de los estados de la Unión Americana han despenalizado en diversas formas la mariguana. Aquí, las autoridades persisten en el prohibicionismo y los mexicanos se siguen matando para cuidar la salud de los estadunidenses. Llegó la hora de cerrar ese ciclo.

 

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