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La República de las Letras

Humberto Musacchio

Humberto Musacchio

La República de las letras

MARX ARRIAGA, ¿AL DESEMPLEO?

El director general de Bibliotecas de la Secretaría de Cultura, Marx Arriaga, hizo un señala-miento que le puede costar la chamba, pues lamentó que las bibliotecas públicas se encuen-tren en el “escalón más bajo de los presupuestos destinados a la cultura y a la educación en este país”, lo que es obra no de los conservadores y neoliberales, sino de la 4T en la que co-bra. También se lanzó contra “la apatía de los intelectuales que se quejan por la disminución de sus prestaciones, pero que son incapaces de exigir una biblioteca pública decente”. Se lanzó contra la Biblioteca Nacional de la UNAM, a la que tildó de “bodegón lleno de libros, cerrado, abierto, sin un público leyéndolos”, mero “almacén o museo de libros”. “Estamos molestos porque año tras año vemos desfilar millones de pesos en intervenciones culturales absurdas, sin que alguna migaja sea cedida a nuestros espacios. Estamos hartos de ver la fra-gilidad de nuestra condición, de ser tratados peor que un mueble, de ser tratados como algo desechable o, peor aún, como seres invisibles”. Pues sí, camarada Marx, pero los recortes al presupuesto cultural no los determinan los intelectuales, sino Ya Sabes Quién.

REVOLUCIONARIO DE ENDENANTES

Marx Arriaga, tocayo del venerable barbón de Tréveris, presentó el Manifiesto de Bibliotecas Públicas Mexicanas, documento en el que llama a “todo bibliotecario, a todo amante de los libros”, a participar “en una batalla en contra de la ignorancia y de los abusos”, convencido de que los repositorios de libros deben “fungir como faro de conocimiento y trincheras revolu-cionarias”. Pese a lo anterior, Arriaga pidió mandar a “la silla eléctrica” a la benemérita Wiki-pedia, a Google, Facebook, Twitter, YouTube y TikTok, “las benditas redes sociales”. No men-cionó las computadoras, de las cuales se está despojando a las dependencias del Poder Eje-cutivo federal, quizá porque, como dijo Ya Saben Quién, no resultaron necesarias para los próceres del siglo XIX. Pues no, como tampoco resultaron indispensables para los fundadores de Tenochtitlan, los constructores de Teotihuacan ni para las labores de sobrevivencia del hombre de Tepexpan.

MURIÓ EL MÚSICO RUBÉN ORTIZ

Después de estudiar arquitectura en Francia, Rubén Ortiz regresó a México en 1966 y en ese año asistió a un pequeño bar musical conocido como Chez Negro, donde oficiaba el querido Salvador El Negro Ojeda. En ese año y lugar se formó el grupo Los Folkloristas, con el mismo Negro Ojeda, el pintor y escritor René Villanueva, el celebérrimo Jorge Saldaña, los hermanos José y Juan Antonio Ávila, Gerardo Tamez, Jas Reuter, Laura Cao Romero y otros músicos, entre los cuales se contó Rubén Ortiz, hombre de izquierda, compuso la Zamba del Che, que hiciera famosa Víctor Jara. Rubén se retiró del conjunto en 1975 y en su lugar entró Efrén Parada Arias, doctor en ciencias que llegó a ser subdirector del Instituto Politécnico Nacional y director general del Instituto Mexicano del Petróleo. Si hiciera falta decirlo, el grupo Los Fol-kloristas ha sido refugio musical de luminarias llegadas de otras disciplinas. Ahí brilló

Rubén Ortiz, quien murió en la Ciudad de México a los 87 años.

BREVIARIO…

Después de una controvertida gestión al frente de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum premia a Alfonso Suárez del Real con la Secretaría de Gobierno, que dejó vacante Rosa Icela Rodríguez. @@@ Según una encuesta de una organización lla-mada Entre Editores, en la que se entrevistó a 22 mil 547 féminas, dos de cada tres mexicanas leen de siete a 15 libros al año. La información la dio por buena y la difundió el INEGI, aunque muchos nos tememos que editores y libreros no estarán de acuerdo. @@@ La edición italia-na de Desierto sonoro, de la exitosa Valeria Luiselli, obtuvo el Premio Fernanda Pivano 2020.

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