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Ucrania

Gustavo Mohar

Gustavo Mohar

Las imágenes se explican por sí mismas: edificios derrumbados por bombas y cohetes lanzados desde aviones rusos, calles enteras que recuerdan la devastación infringida a la Alemania nazi por las fuerzas aliadas en las últimas semanas previas al suicidio de Adolfo Hitler y la correspondiente rendición por parte de sus generales.

Caravanas de hombres, mujeres y niños cargando sus pertenencias elementales, aterrados por el enorme riesgo de exponer sus vidas al salir de sus sótanos, escondites, iglesias, donde buscaban protección. Se estima que no menos de cinco millones de personas han abandonado Ucrania, creando así el movimiento de refugiados más grande de las últimas décadas.

Tragedia colectiva e individual, familias que se despiden en una atestada estación del tren que los llevará a la frontera con Polonia o Rumania donde serán recibidos con comida, agua, ropa y, sobre todo, con un abrazo y sonrisas que les hará sentirse humanos de nueva cuenta. La reacción en Alemania ha sido de una enorme generosidad, conmueven las escenas de ciudadanos alemanes recibiendo a los ucranianos con ramos de flores, regalos y abrazos.

Al inicio del conflicto, el nuevo canciller alemán, Olaf Scholz, guardó una distancia discreta que dio pauta a una crítica por parte de sus vecinos europeos. Sin embargo, ante las presiones internas por parte de la opinión pública, cambió esa aparente pasividad al autorizar el envío a Ucrania de importantes cantidades de armamento defensivo. En una decisión que será un parteaguas en la historia de su país, solicitó a su Parlamento un aumento en el presupuesto militar de 2%, equivalente a 100 mil millones de euros.

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski de 44 años, electo apenas el pasado 20 de mayo del 2019, ha resultado ser un líder excepcional. Sin antecedentes en la política, es licenciado en derecho, actor, comediante, guionista productor, director de cine y teatro, y ha mantenido contacto con la población mediante mensajes transmitidos por la televisión y el radio. Con un lenguaje sencillo, comprensible y directo, ha logrado transmitir esperanza y ánimo a sus gobernados, a la vez que una furiosa crítica al presidente invasor.

La invasión liderada por Vladimir Putin ha puesto a prueba el compromiso de defensa mutua entre los países de Europa, si bien Ucrania no es miembro oficial de la OTAN, su ubicación geográfica la hace parte natural de ese bloque regional. Por eso es que el canciller Alemán Olaf Scholz anunció el envió de equipo militar defensivo a Ucrania junto con medicinas, alimentos y ayuda humanitaria en general.

Sumó su voz a la de la inmensa mayoría de la comunidad internacional, acusando a Putin de liderar una guerra injustificada, injusta y moralmente reprobable. “Criminal de guerra” lo llamó, con lo que busca que el líder ruso no quede exento de su responsabilidad en esta sangrienta invasión, independientemente de su desenlace y en una frase resumió lo que piensa: “lucharemos hasta el final”.

El presidente ucraniano Zelenski, a quien la historia reconocerá su valentía, madurez y convicción patriota, sigue haciendo un llamado a los países miembros de la OTAN a sumarse al esfuerzo de su propio ejército empezando por prohibir el vuelo de aviones rusos por su territorio.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha subido el tono de sus recriminaciones a su homólogo ruso; en una ominosa declaración lo acusó de ser el responsable de lo que pudiera llegar a ser “la Tercera Guerra Mundial”.

No es posible predecir ahora cuál será el desenlace de este asunto. No parece haber posibilidades de un entendimiento equilibrado que permita a las partes involucradas salir victoriosas. ¿Putin dejará de pretender invadir y controlar el gobierno de Ucrania? ¿El presidente Zelenski podrá mantenerse en el poder y continuar con su heroica lucha? ¿Los militares rusos permitirán que Putin lleve a su país, y al mundo, a una conflagración militar nunca vista? ¿La sociedad rusa, hasta ahora ignorante en su mayoría de lo que está haciendo su presidente, se mantendrá al margen o logrará organizar una oposición masiva que obligue al gobierno a rectificar el camino de destrucción ya iniciado?

El respetado intelectual de la izquierda estadounidense, Noam Chomsky, lo dijo en términos muy claros: “la escalada militar (rusa) es una sentencia de muerte para la especie. Sin vencedores. Estamos en un punto crítico de la historia de la humanidad. No se puede negar. No se puede ignorar”.

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