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¡México vibra!

Gustavo Mohar

Gustavo Mohar

En estas dos semanas pasadas hemos confirmado que no le faltaba razón al célebre pensador y poeta. Hemos convivido con el cierre de una campaña electoral inédita, de enorme trascendencia y, al mismo tiempo, con el campeonato mundial de futbol.

La primera decepcionó a muchos, interesó a otros tantos, pero, en mi opinión, fue una buena experiencia de lo que es la batalla democrática por el poder en un sistema de partidos políticos y de candidatos que tratan de ganar nuestro voto de confianza. El segundo está en todo su auge, muy buenos juegos, jugadores y goles; arbitrajes irregulares. Nuestro equipo nos hace vibrar de euforia y esperanza desbocada; “si le ganamos a Alemania, vamos a ser campeones, ¿con quién nos tocará jugar la final? Osorio les tapó la boca a sus críticos. Sin embargo, ante la decepción y amargura, Osorio no supo qué hacer. ¿Cómo se le ocurrió a Herrera empezar con una falta?, ni el Chucky hizo algo, regresaron los ratones verdes.

Estas elecciones son inéditas por varias razones: el número de puestos en disputa, la primera reelección de funcionarios municipales, la presencia de candidatos independientes, pero, lo más destacable, el surgimiento de un fenómeno político que parece perfilarse como el nuevo gran actor en el mapa nacional. El INE espera una participación cuantiosa, la mayor en la historia reciente en México que vibra de esperanza, alegría, miedo e incertidumbre. Todos debemos ir a votar.

La fiesta electoral se ha visto opacada por una nube de violencia en contra de candidatos a puestos de elección popular (al escribir estas líneas suman ya 45 muertes) y muchos más funcionarios. Todos ellos del ámbito municipal, lo que indica la presencia y poder de las organizaciones criminales que los han ejecutado. Se suman a lo anterior los 13 mil 298 homicidios violentos en lo que va del año, la cifra más alta de las últimas dos décadas. No exagero al decir que buena parte del país está en llamas.

En paralelo, las audiencias que han tenido los partidos de la selección mexicana rompen todos los récords: más de 21 millones de mexicanos vimos el partido contra Alemania, 21.5 millones contra Corea del Sur y 19 millones la lastimosa derrota ante Suecia. Son los ratings más altos en la historia desde que se llevan estas mediciones.

Como circuló por las redes sociales, somos un país que celebra su derrota al ser compensada por otro resultado inimaginable: el triunfo de los coreanos elimina en la primera vuelta a ¡los campeones del mundo! En imágenes surrealistas, los mexicanos veíamos perder a nuestra despistada selección a la vez que seguíamos con más angustia el desenlace del juego entre los coreanos y los alemanes. Cuando cae el gol de los primeros ¡México vibra! Pasará a los anaqueles de los recuerdos la inmediata reacción: ¡coreano, hermano, ya eres mexicano! O como me dijo un emocionado amigo con el que veía el juego: “No cabe duda, el Dios de los… nunca duerme!”

Coincido con lo que ya muchos han analizado y escrito: todo indica que México se enfila a tener un nuevo “mapa político”. Salvo que tenga lugar una sorpresa mayúscula, Morena se posicionará como la primera fuerza política del país. Me atrevo a sugerir tres primeros retos que tendrán que atender: (I) manejar la decepción en sus seguidores ante la ausencia de beneficios inmediatos dadas las expectativas creadas, (II) enfrentar la ola sangrienta que recorre nuestro país, y (III) alcanzar y mantener un entendimiento razonable y equitativo con Donald Trump.

Será gran tema de estudio para académicos e investigadores sociales entender y explicarnos cómo fue que, más allá de su líder indiscutido, este movimiento logró tal fuerza y presencia en tan pocos años.

Los partidos derrotados deberán “caminar en el desierto” para encontrar su nueva configuración y futuro. Necesitamos una oposición fuerte y confiable, ningún sistema político sale ganando sin contrapesos institucionales, mediáticos y sociales.

El lunes 2 de julio sabremos quiénes fueron los triunfadores políticos, espero que sus primeras declaraciones empiecen a despegar el miedo y la incertidumbre; también sabremos si al fin logramos vencer el tabú del quinto juego. Presiento que México vencerá a Brasil en un desenlace cardiaco que nos hará vibrar de emoción y esperanza.

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