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Esto no ha terminado

Gustavo Mohar

Gustavo Mohar

De acuerdo con la información oficial disponible, en el país y en el mundo, el aumento de los contagios se concentra en la población joven y en aquellos que todavía no están vacunados. Si bien la hospitalización y los decesos diarios no son los que teníamos en otros picos de la pandemia, hoy es importante que, como sociedad, continuemos con las medidas sanitarias que ya conocemos y tengamos claro que estamos en una nueva etapa en la que debemos cuidarnos, para cuidar a otros.

Las vacunas no son escudos contra la infección y por ello es necesario que reforcemos el buen uso del cubrebocas, la disminución de las salidas y las concentraciones, particularmente en sitios cerrados, además de la aplicación continua de gel antibacterial y sana distancia en todo momento.

Estamos, creo, en el momento en que se acelerará la convivencia con este virus y sus variantes, por lo que extremar precauciones, sin detener las actividades esenciales de nuestra vida, es la mejor medida de precaución.

Hacer conciencia de esto entre los segmentos más jóvenes de la población, los cuales en muchas ocasiones salen y conviven sin esos cuidados, es una obligación ciudadana, más si se trata de nuestros hijos y nietos. Reforzar la importancia de vacunarse entre nuestros familiares y conocidos es una decisión de vida o muerte.

Sin embargo, contar con la, o las dosis, no es una licencia para que dejemos de protegernos. Pueden darse muchos contagios en esa situación y provocar cadenas que retrasen la velocidad con la que ha avanzado la inoculación. 

Vacunarnos ha sido un ejercicio de colaboración cívica y un acto de responsabilidad que ayuda a que cada persona contribuya a estar más cerca del fin de esta pandemia; actuar de manera corresponsable, haciendo lo que nos toca, nos mantendrá en ese camino. 

Si vemos a alguien que no porta el cubrebocas o lo usa de manera incorrecta, de manera cordial pidámosle que lo utilice como se debe. Compartamos gel con quienes estén en ese momento con nosotros y evitemos los espacios cerrados y concurridos. Hemos desarrollado habilidades que antes eran impensables: podemos trabajar desde casa y prácticamente es una realidad cumplir con trámites y obligaciones de manera segura por medio de la tecnología y las apps de instituciones públicas y privadas.

Tal vez, desde el compromiso ciudadano que siempre debemos cultivar, es momento de posponer las comidas familiares o los encuentros con amigos, para que nadie presente en esos eventos se ponga en riesgo.

Esta voluntad colectiva por hacer bien las cosas puede alcanzar fácilmente a quienes han relajado las medidas de prevención y convencerlos otra vez de que esta crisis sanitaria puede resolverse si todos adoptamos buenos hábitos y comportamientos adecuados.

También permite probar la fuerza del tejido social y nuestra labor para que, bien organizados, podamos actuar rápido y con eficacia para que este incremento de casos sea lo menos duradero posible.

Cada estado de la República, cada ciudad y municipio, puede cuidarse a partir de la comunicación vecinal en las colonias para que no bajemos la guardia, sigamos las medidas que nos han funcionado y evitemos contagiar a otras personas por algún descuido cometido. 

Viene un segundo semestre que puede aprovecharse para reducir los efectos de estos repuntes e incluso facilitar el retorno a actividades que son fundamentales en lo social y en lo económico, como el regreso seguro a clases presenciales, a oficinas y a eventos de entretenimiento al aire libre, que nos ayudarán a recuperar y a cuidar nuestra salud física y mental.

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