2024, año turbulento
El panorama mundial presenta un escenario convulso, incierto, y no exento de riegos mayores. Con seguridad no será la primera vez que ello sucede, a lo largo de su historia, la humanidad se ha enfrentado a sí misma impulsada por líderes que buscan imponer su ideología o ...
El panorama mundial presenta un escenario convulso, incierto, y no exento de riegos mayores. Con seguridad no será la primera vez que ello sucede, a lo largo de su historia, la humanidad se ha enfrentado a sí misma impulsada por líderes que buscan imponer su ideología o convicción de un destino superior.
Es difícil encontrar un periodo de cierta extensión donde no hubiera alguna guerra entre dos o más países o guerras civiles donde los pueblos se levantaron en armas para protestar contra su gobierno en luchas que dividieron familias, amistades y al mismo tiempo despertar un sentido de solidaridad y defensa de su vida y su patrimonio.
En el siglo XX se dieron dos conflagraciones de enorme calado donde murieron millones de seres humanos, tanto los que se sumaron al llamado de sus gobiernos para defender su país, o para someter a otros, obligados a hacerlo en contra de su voluntad, y otros muchos, engañados por un mensaje mesiánico que los obnubiló, como fue el caso de los alemanes y el enfermizo, pero efectivo liderazgo de Adolfo Hitler.
A partir de esa fecha, Estados Unidos se desarrolló hasta convertirse en la mayor potencia económica y militar, la Unión Soviética sufrió una partición derivada del abandono a la misma por parte de múltiples países que habían sido integrados a la fuerza a dicha unión. Inglaterra fue perdiendo su dominio sobre la mayor parte de los países que había colonizado con lo cual perdió muy buena parte de su influencia en la nueva geopolítica que se empezaba a delinear.
China decide en 1978 integrarse al mundo occidental, en un proceso vertiginoso de apertura de su economía y una cierta aceptación a las demandas de su sociedad. Describir este extraordinario cambio rebasa por mucho el espacio asignado a esta colaboración, pero basta decir que en unas décadas logró sacar de la miseria a cientos de millones de sus ciudadanos y hoy se perfila a ser la potencia económica rival de Estados Unidos durante el presente siglo.
Hace apenas tres años, Vladímir Putin, presidente de Rusia, decidió invadir Ucrania con el falaz argumento de “liberarla” de supuestos neonazis que tenían sometida a su población, ya que, en realidad, ese país siempre fue ruso.
Putin tiene hoy el control político total en su país, ha promovido su reelección en varias ocasiones y es claro que aspira a mantenerse como tal por el resto de su vida (recomiendo a mis lectores ver la entrevista que Tucker Carlson le hace al mandatario ruso transmitida en el canal Fox News).
Se calcula que no menos de 30 mil soldados ucranianos han muerto y según Naciones Unidas, más de 10 mil civiles, muchos de ellos menores de edad. Las muertes de soldados rusos no han podido ser estimadas de manera confiable ante la negativa de su gobierno a reconocerla.
A dos mil kilómetros de distancia, el 7 de octubre de 2023, militantes de la organización terrorista Hamás asesinaron de manera brutal a dos mil 700 israelitas que se encontraban en los kibutz Beeri y Saad. Dicha atrocidad le dio un buen pretexto al siniestro primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, quien estaba en serio peligro de perder su reelección, desatar un feroz ataque militar con el que busca “eliminar para siempre” a todos los militantes de esa organización.
Esta guerra ha cobrado la vida de cerca de 26 mil palestinos, no menos de cinco mil menores de edad, y de mil 200 israelitas, más de 270 secuestrados por la organización terrorista citada arriba.
Estos temas ocuparán un lugar destacado en la agenda electoral de Estados Unidos. Trump será el candidato republicano y atacará a Biden por su edad y por lo que califica como una débil política exterior. “Yo resolvería el problema en Ucrania al negociar la paz directo con Putin”.
Declaró que resolvería en un día la crisis migratoria en la frontera con México, además de deportar “a todos los indocumentados que sólo vienen a ensuciar nuestra sangre”.
Con este turbulento escenario internacional y con la amenaza de Trump, México tendrá una elección presidencial que apunta a ser extraordinariamente competida y compleja. ¡A amarrarse los cinturones!
