¿2023, año de crisis o de esperanza?

A medida que se acerca el fin de este año, surgen análisis y reflexiones sobre lo sucedido a nivel personal en nuestro entorno familiar, laboral y social. Es época de hacer cortes de caja, balances sobre lo logrado, lo que no se pudo concretar y, a la vez, se empiezan a ...

A medida que se acerca el fin de este año, surgen análisis y reflexiones sobre lo sucedido a nivel personal en nuestro entorno familiar, laboral y social. Es época de hacer cortes de caja, balances sobre lo logrado, lo que no se pudo concretar y, a la vez, se empiezan a delinear los planes, proyectos y deseos de lo que queremos para el año entrante.

En esta columna he compartido con mis amables lectores ideas y pensamientos sobre los eventos que he considerado trascienden lo ordinario, que sacuden el statu quo, con énfasis en temas internacionales y sus efectos en México. Destaca en mi opinión, las migraciones internacionales como un fenómeno de profunda relevancia hoy y en los años por venir: crece el enorme número de personas que se ven obligadas a dejar sus lugares de origen y buscar refugio en países fuera de su país (cinco millones de ucranianos dejaron su país huyendo de la guerra), el tráfico de migrantes y la trata de mujeres y niños se consolidó como el negocio más grande después del narcotráfico, con su violencia asociada; la compraventa de armas por grupos criminales y terroristas de lo que nos enteramos cuando se cometen homicidios masivos.

La invasión rusa a Ucrania es, sin duda, el evento más relevante del año, explicar sus consecuencias trasciende por mucho el espacio de esta colaboración; me limito a destacar el extraordinario liderazgo del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski y, en el otro extremo, Vladímir Putin, quien la historia condenará por haber iniciado una guerra fratricida, abusiva y totalmente irracional. Sus apariciones en reuniones de supuesto apoyo por parte de sus gobernados son verdaderas escenas teatrales. ¡Qué peligro que un hombre que parece perder la cordura tenga la capacidad de desatar una guerra nuclear!

En México, en los últimos meses ha surgido un anticipado debate político-electoral nunca visto. El presidente López Obrador lo propició, a la vez que lo denigró, al llamar a los posibles candidatos a sucederlo en 2024 como corcholatas, quienes han hecho caso omiso de la legislación electoral al hacer actos de campaña violatorios de las leyes en esta materia. Parece que tomó por sorpresa a los partidos de oposición, cuya subsistencia no es segura. El mismo Presidente ataca al INE, institución que ha demostrado con creces su profesionalismo, su capacidad de organizar elecciones ejemplares que acabaron con las tramposas prácticas que, durante décadas decidieron quienes nos gobernaron. Su presidente, Lorenzo Córdova, ha reaccionado con madurez y rigor institucional ante esta dificilísima coyuntura. La iniciativa de ley electoral enviada al Congreso por López Obrador es un retroceso que va en contra de la equidad, transparencia y participación de millones de hombres y mujeres garantes de su ejecución apegada a derecho. Al escribir estas líneas, lo más probable será que la SCJN definirá la constitucionalidad de la ofensiva presidencial en una decisión que marcará por años la política electoral de nuestro país, y con ello, la credibilidad de nuestra máxima instancia jurídica. Los ministros responsables de esta trascendente decisión tienen en sus manos una enorme responsabilidad. Esperemos estén a la altura.

El legado que dejará el actual gobierno estará en juego en los próximos meses hasta el 1º de octubre de 2024. López Obrador deberá aceptar la pluralidad de actores de los diversos partidos que delinea un mapa político con la sana diversidad que hay en nuestro país. El Presidente se debería sentir satisfecho por dejar a militantes de Morena, su partido, a cargo de múltiples gubernaturas, alcaldías, Congresos locales y una presencia definitoria de los debates e iniciativas en el Congreso federal. ¿No sería lo anterior suficiente para que se transforme en un estadista que deja atrás sus preferencias políticas y propicie un juego riguroso, maduro, basado en la ley para la elección presidencial en 2024? Podría elevarse y dejar atrás sus ataques y en sus ofensas, a cambio de apoyar que sean los mexicanos quienes decidan libremente si desean que su movimiento siga en Palacio o prefieren otra opción.

Veríamos si su movimiento en realidad subsiste, sin que él esté presente. La creciente conciencia social expresada en una masiva marcha, le brindan una nueva oportunidad para cumplir lo que ofreció a lo largo de su larga lucha por llegar al poder: trabajar para construir un país más justo, más equitativo, privilegiando a los que menos tienen. Ello no se puede concretar al polarizar el debate, al crear una imagen de ricos contra pobres, al aislar a México del mundo y al renunciar a combatir a la criminalidad desatada. En suma, nos espera un 2023 con nubarrones externos e internos. Dependerá de cada uno de nosotros cómo enfrentarlos para transformar el miedo y el pesimismo en ánimo, serenidad y alegría.

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