Logo de Excélsior                                                        

2018-2019

Gustavo Mohar

Gustavo Mohar

Hay un cierto paralelismo en los temas que más han destacado en México y en otras regiones del mundo: las migraciones internacionales, las oleadas de refugiados, el rechazo a las formas tradicionales de gobernar y a la clase política, al modelo de desarrollo económico prevaleciente. Una constante es el miedo y el enojo con el que vive una buena parte de la población debido a la violencia terrorista o criminal, la inseguridad, la precariedad en el empleo, el cambio climático, el futuro de los jóvenes, el desplazamiento del hombre por la tecnología y el enojo de las clases marginadas, entre otros.

El presidente Trump, en este que es su segundo año en el poder, sigue siendo el centro de la atención de la prensa de su país y la internacional. Su estilo peculiar de gobernar lo ha hecho objeto de innumerables críticas, sátiras, rechazos y reclamos. El poderío del país que representa le ha permitido romper con los principios y protocolos básicos de decencia, convivencia y racionalidad. En el uso  de los tuits, que emite de manera obsesiva, encontró un medio masivo e instantáneo de comunicarse con sus más de 56 millones de seguidores(¡) y de mantener un aparente vínculo de cercanía. En sus tuits transmite  contadas verdades, constantes mentiras y verdades a medias que crean confusión en la opinión pública. Opera como una forma orweliana de manipulación, donde el ciudadano común y corriente se confunde y ya no sabe qué es verdad y qué mentira. Con sus mensajes de hasta 140 caracteres, ahora de 280, infunde miedo y enojo hacia los migrantes, en particular hacia los musulmanes y mexicanos y urdió la creencia de “invasiones” a su país por parte de gente humilde y desesperada que sólo huye de la violencia.

En medio de este ambiente de confusión, la investigación que lleva a cabo el fiscal Robert Mueller ha dado los primeros resultados que han llevado a sentencias de cárcel para tres de los principales asesores del presidente Trump. Y lo que más temían los políticos pensantes, la renuncia del general Mattis, secretario de Defensa. En este año se exacerbó el caos, la ilegalidad en la Casa Blanca. Líderes de otros países y republicanos antes leales a él, prefieren no estar cerca ante el riesgo de perder su prestigio o ser ofendidos en un tuit o en la televisión.

En otra situación sin precedente, un juez encontró que Trump y su familia utilizaron su fundación, supuestamente creada con fines filantrópicos, para gastos personales mediante “prácticas ilegales de manera constante y burda”. La sentencia que emitió el juez los obligó a terminar con la misma. A lo anterior se agrega que los demócratas recuperaron el control de la Cámara Baja, por lo que 2019 será un año de choque político, pues se decidirá el futuro de Trump.

En México, sin duda, la elección del presidente López Obrador es, en mi opinión, el evento más relevante del año. Redefinió el mapa político de nuestro país. Su estilo de gobernar sacude cada día a la opinión pública, las expectativas son enormes; las encuestas de opinión pública cerrarán el año con un apoyo creciente hacia él y sus iniciativas, a pesar de que varias de ellas sean cuestionables.

En materia migratoria, dos noticias acapararon la atención: la formación de la “caravana” de migrantes que viajó de Centroamérica a Tijuana, que llevó a la firma del acuerdo entre el presidente mexicano con los de Guatemala, Honduras y El Salvador; su objetivo principal es trabajar para impulsar su desarrollo y empezar a “atacar las causas de la migración”.

El gobierno de Trump declaró su interés en sumarse a esta iniciativa, pero lo hizo mediante apoyos financieros que difícilmente se van a concretar; en realidad no es dinero nuevo ni del presupuesto, sólo son esquemas de garantías para eventuales inversionistas privados. La segunda noticia es el anuncio hecho por el gobierno de Estados Unidos en el cual señaló que México aceptó mantener en su territorio a toda aquella persona que solicite refugio en su país, mientras decide su procedencia. De ser cierto, México asumiría una responsabilidad de enorme trascendencia política, social y económica. De esta decisión surgen preguntas centrales: ¿a cambio de qué se aceptó dar esta enorme victoria a Trump? ¿si es un acuerdo bilateral que establece obligaciones para ambas partes, cuáles son éstas? ¿no es aceptar la extraterritorialidad si es una decisión unilateral fundada en leyes de Estados Unidos, que se supone no se negoció, y asumir tal responsabilidad? Canadá prefirió negociar un acuerdo bilateral para buscar la responsabilidad compartida en la atención de este tema, ¿por qué no nosotros? De todos modos, el resultado será el mismo.

En 2018, en México y en muchas partes del mundo se generalizó un sentimiento colectivo de miedo y ansiedad derivado de la incertidumbre, violencia y cambios de paradigmas. El miedo es un mal consejero, puede llevar a buscar soluciones radicales; Brasil es un ejemplo. Aunado al enojo, es una fórmula explosiva. Es muy probable que en 2019 continúe un escenario nacional y global semejante al que he descrito. Hay que enfrentar el miedo para tomar la opción de analizar, debatir y proponer formas alternativas de gobernabilidad, de recomposición de instituciones y generar espacios de apertura para la inclusión de las minorías. Sólo así, actuando desde nuestra esfera personal, el enojo se irá diluyendo.

Termino deseando a mis estimados lectores  felices fiestas y que el 2019 les traiga alegrías y salud.

Comparte en Redes Sociales

Más de Gustavo Mohar