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En migración surge una propuesta constructiva

Gustavo Mohar

Gustavo Mohar

El artículo describe una propuesta para regular el flujo temporal de trabajadores mexicanos hacia el país vecino del norte, derivada de un análisis que se realizó a iniciativa del Center for Global Development, un prestigioso instituto de investigación sobre el desarrollo económico basado en Washington, D.C. En éste participamos un grupo de especialistas, exfuncionarios, académicos, líderes sindicales y representantes de organizaciones de la sociedad civil de México y Estados Unidos.

El documento sostiene que ambos países deben establecer un acuerdo que regule los futuros flujos de trabajadores temporales y forme parte de una solución legislativa en ambos países. Aclara que no es una propuesta de cómo legislarla,  sino de cómo diseñarla para que sea efectiva. Ésta se elaboró bajo los siguientes principios:

-Regular la movilidad laboral. Está en el interés laboral de ambos países, México y Estados Unidos que comparten una historia, en la cual la migración ocupa un lugar destacado. No sería la primera vez que se alcanzara un acuerdo de esta naturaleza, se tiene el antecedente del llamado Programa Bracero, que concluyó en 1964. Desde entonces la ausencia de un entendimiento entre ambos países les ha provocado daños a los dos. Se cuenta con la experiencia y el conocimiento para diseñar un nuevo programa que beneficie a todos los participantes.

-El nuevo acuerdo implicaría que ambas partes tengan la voluntad política para cooperar en aspectos sensibles en su política doméstica, como por ejemplo: incrementar los esfuerzos para reducir los cruces ilegales; aceptar que los trabajadores de Estados Unidos tienen prioridad para ser contratados; responder a las condiciones de mercado; suprimir a los coyotes e intermediarios; asegurar que los patrones cumplan con todos sus trabajadores con los estándares y obligaciones a que están obligados por ley, sin discriminar su estado migratorio; y fortalecer la cooperación para la seguridad en ambos lados de la frontera.

Una buena parte del contenido de esta propuesta ha sido planteada en otros estudios e inclusive iniciativas de leyes discutidas en el Congreso de Estados Unidos, las cuales no han sido aprobadas.

Sin embargo, aporta algunos elementos novedosos que responden a las perspectivas del mercado laboral binacional del siglo XXI: establecer incentivos económicos a los potenciales empleadores para que den prioridad a los trabajadores americanos, un mecanismo flexible para regular el volumen de trabajadores migrantes a fin de ajustarlo a las condiciones cambiantes del mercado laboral, permitir a los mexicanos cambiar de patrón dentro del sector en el que fueron contratados y una certificación oficial del gobierno mexicano a los reclutadores que contraten a potenciales migrantes con eventuales patrones. Este último punto es crucial y obligaría a una revisión de nuestro marco legal, pues hoy estos intermediarios operan con impunidad en México, abusan de los trabajadores al cobrarles cantidades muy elevadas y engañarlos, con frecuencia, con promesas de buenos  salarios y condiciones de trabajo, que no les cumplen al llegar a Estados Unidos. Por último, se reconoce que en los próximos años se dará el escenario ideal para esta iniciativa, ya que, por razones económicas y demográficas, habrá menos presiones migratorias entre México y Estados Unidos. Las cifras oficiales reflejan que el número de migrantes mexicanos ha disminuido de manera radical y que ha crecido el número de paisanos que regresan al país.

El grupo de trabajo reconoce que la migración es un tema prioritario en la agenda política de Estados Unidos y que en ese país hay una creciente presión porque  se atienda con soluciones de largo plazo. También hace ver que México cuenta con  una nueva ley migratoria que establece las bases para ordenar la movilidad laboral.

Concluyo esta colaboración con dos comentarios: es alentador que surja una respuesta de esta naturaleza, con una visión positiva y propositiva sobre el tema migratorio entre México y Estados Unidos, en el momento en que Donald Trump ha hecho de esa materia uno de los ejes de su propuesta política, con base en mentiras, difamaciones y abiertos llamados a la discriminación racial, en especial contra los mexicanos.

Da una enorme satisfacción atestiguar que un expresidente de México haya trabajado como un miembro más, en un grupo heterogéneo de especialistas, litigantes y defensores de los migrantes, con un interés auténtico por entender este complejo tema y aportar una propuesta que dé una solución que beneficie a los dos países. Esperemos que esto dé pauta para que el año entrante, cuando se dé el inevitable debate migratorio con Estados Unidos, de parte de nuestro país, se haga con una participación activa, inteligente y comprometida con el bienestar de nuestros paisanos.

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