Mentiras con pasión

Éstas son palabras de Adolfo Hitler según se citan en el libro: Hitler, un Estudio sobre la Tiranía, de Allan
Bullock. Es un apasionante relato del ascenso de este hombre maligno al poder. Explica cómo fue posible que el pueblo alemán, el mismo del cual han surgido varias de las mentes más grandes de la humanidad como Beethoven, Einstein, Wagner, Nietzche, Hegel, Kant y un largo etcétera, fuera seducido por un demagogo populista y arrojado a una de las etapas más vergonzosas en la historia.

No dejo de reconocer las diferencias históricas y contextuales, que hay entre aquella época y lo que sucede en la actualidad en nuestro vecino del norte con el ahora inevitable y hasta hace poco impensable candidato del Partido Republicano a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump; pero parecen tener características comunes.

Trump logró convencer a diez millones de sus conciudadanos de votar por él y se prepara ahora para sumar los millones de votos adicionales que requiere para llegar a la Casa Blanca. Las personas que asisten a sus actos de campaña son casi una absoluta mayoría de blancos de todas las edades, vestidos con ropa con la bandera de su país estampada, y también la llevan tatuada; gritan y aplauden sus gestos, sus malos chistes, sus groserías y sobre todo, sus mentiras.

Al escribir esta colaboración, se ha sumado a su campaña la poderosa Asociación Nacional del Rifle (conocida en Estados Unidos por sus siglas NRA), que agrupa a cientos de miles de estadunidenses convencidos de que no debe haber límites a la compraventa de armas por parte de particulares. Para ellos, es aceptable y adecuado que una persona pueda adquirir una o varias metralletas o rifles de alto poder. Su argumento para defender esta postura es que las personas tienen derecho a defenderse; varios de sus miembros tienen verdaderos arsenales en sus casas. Cuando han sucedido tragedias en escuelas donde jóvenes o adultos desquiciados han asesinado a inocentes, el NRA declara que si bien son lamentables estos hechos, lo mejor sería que en esos lugares los maestros portaran armas ¡para defender a los alumnos!

Su influencia política y económica es tan grande que ha logrado impedir que prosperen iniciativas sensatas de varios presidentes para regular ese mercado e introducir medidas como investigar que cuando alguien quiera comprar ese tipo de armas se investigue de quién se trata para descartar que sea un asesino serial, un sicópata o… un terrorista, a lo que tanto temen ellos. Obama se suma a esa lista, no pudo con la presión política de esta organización para prevenir la venta de armamento hecho para fines militares.

Durante su campaña, Trump ha mentido una y otra vez. Lo hace de manera apasionada, insiste en que le deben creer pues él sabe lo que dice, aun cuando no dé argumentos sensatos ni sostenibles. Usa un lenguaje agresivo en sus discursos, desacredita a sus críticos, no niega el apoyo de grupos racistas como el infame Ku Klux Klan, insulta a nacionalidades completas, estigmatiza a musulmanes y mexicanos, cosifica a las mujeres a las que llama “bimbos”; denuncia el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá como el peor en la historia”. No obstante todo ello, logra seguidores leales que están dispuestos a apoyarlo, a agredir a sus oponentes para lograr que triunfe en las elecciones de noviembre próximo.

Insisto, hay muchas razones que hacen distinto el caso de los personajes aquí referidos. Pero a la vez hay elementos de similitud que caracterizan a los populistas y demagogos: no tener principios, ambición desmedida por el poder personal, creerse poseedores de la verdad y ser consistentes en actuar con cinismo y pasión. A Hitler se le derrotó con el uso de la fuerza militar y el sacrificio de millones de personas. A Trump se le va a vencer si se logra exponer sus mentiras con la verdad. Se requiere, además, algo que la casi segura candidata de los demócratas no logra hasta ahora mostrar ni despertar: pasión.

Twitter: @GustavoMohar