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Los verdaderos creyentes

Gustavo Mohar

Gustavo Mohar

Respecto de su opinión sobre lo dicho por Donald Trump, del cual tanto se ha escrito y elucubrado, el Presidente dijo: “Es un tema que todavía está por definirse, quiénes serán los candidatos y lo que el gobierno que yo encabezo hará con quien eventualmente resulte electo…

“… a final de cuentas, son estas expresiones estridentes que buscan plantear soluciones fáciles, muy simples, a problemas que por supuesto no se resuelven así de fácil.

“Ha habido episodios en la historia de la humanidad, lamentablemente, donde estas expresiones, de esta retórica estridente, sólo han llevado a escenarios muy fatídicos dentro de la historia…

“Así llegaron Mussolini y Hitler: aprovecharon un contexto quizás de un problema que vivía la humanidad entonces, después de una crisis económica. Y creo que lo planteado llegó a donde conocemos hoy, una conflagración mundial”.

Las expresiones del Presidente me recordaron un libro fascinante: The True Believer (El verdadero creyente) de Eric Hoffer, publicado en 1951. Se trata de un análisis lúcido de las razones por las que surgen los movimientos populistas; los líderes mesiánicos que logran hipnotizar a sus seguidores con una retórica basada en darles sentido a sus vidas, de buscar la unidad y de generarles expectativas de un futuro prometedor, aun cuando éstas sean falsas. Este libro ofrece respuestas a las preguntas que muchos nos hacemos: ¿Quiénes siguen a Trump? ¿Quiénes son los cientos de miles de votantes que hasta ahora lo han hecho el ganador y cada día el candidato más viable a la presidencia de Estados Unidos por el partido de Lincoln? ¿Podrá llegar a la Casa Blanca?

Hoffer presenta una explicación detallada de los elementos que dan origen al movimiento de masas radicalizadas que siguen con devoción irracional a un líder que les ofrece cambio, sentido de vida y de pertenencia. Describe los casos de Hitler, Stalin, Mussolini, Mao y otros ejemplos de la historia universal de los países y momentos históricos en los cuales se han presentado este tipo de fenómenos sociales. También caracteriza a la población que es atraída por un líder de este tipo, la identifica como un segmento social que se ubica por arriba de las clases más pobres, pero que ha perdido expectativas de alcanzar un desarrollo, personas egoístas y ambiciosas; los considera como parte de una minoría marginada o radicalizada con tendencias violentas que quieren destruir el statu quo sin tener claro lo que quieren a cambio, “son aquellos que piensan que no hay esperanza para superar su frustración, y su salvación sólo puede venir de algo milagroso que rompa la muralla de acero de su inexorable realidad”.

El elemento que siempre aparece en estos fenómenos sociales es el odio, el sentimiento “más accesible e incluyente de todos los elementos unificadores. Arrastra al individuo lejos de sí mismo, lo desconecta de su futuro y, a la vez, lo libera de sus propias incertidumbres y su búsqueda personal. Por lo general, el mejor diablo es el extranjero, para Hitler fue útil calificar a los judíos alemanes como extranjeros. Los revolucionarios rusos enfatizaron el origen externo de la aristocracia en ese país”.

En otra referencia muy pertinente a nuestro tema, sostiene: “si en Estados Unidos comenzaran a odiar a los extranjeros, sería un indicador de que han perdido la confianza en su forma de vida”.

Hoffer sostiene que para que estos movimientos prosperen se requiere de un “fanático que pueda capturar un movimiento genuino de masas y hacerles creer que sin él cualquier cambio en el gobierno no significa más que una transferencia del poder de un grupo al otro. Sin él, lo más probable es que no exista un nuevo comienzo”.

Los triunfos que ha tenido Trump en las elecciones primarias parecen obedecer a los supuestos descritos, ya que hay un porcentaje importante de votantes estadunidenses que encuadran en las descripciones  que mencioné y que responden a su discurso radical, violento y pleno de recriminación a terceros, su oferta de un futuro mejor y de recuperar la gloria pasada. Esto puede explicar este caso inédito en la historia electoral de Estados Unidos. Los analistas serios, los políticos de ambos partidos y el propio presidente Obama han dicho que confían en que el ciudadano  tendrá la sensatez y madurez para evitar que dicha persona pueda asumir el liderazgo del país más poderoso.

He sostenido en esta colaboración que en política en una semana se pueden presentar eventos inesperados que cambian de manera drástica lo que parecía inevitable o imposible de modificar. Faltan casi ocho meses para saber quién será el próximo presidente de Estados Unidos. Como bien recordó Rosario Marín, la mexicana-americana que ha ocupado el puesto más alto en el gobierno de dicho país, existen contrapesos políticos, económicos, legislativos y de la opinión pública que limitan las decisiones de su presidente. Trump engaña al decir que puede hacer todo lo que afirma, pero juega con fuego al incentivar los peores sentimientos en sus seguidores: racismo, xenofobia, enojo y deseos de venganza.

Twitter: @Gustavo Mohar

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