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Más allá de la violencia (IV y último)

Gustavo Mohar

Gustavo Mohar

Se inicia así un precedente en nuestro país de legalizar el consumo de esta droga para fines recreativos, el cual abre ahora múltiples retos tanto para las autoridades de salud, de seguridad y de procuración de justicia, pero también para los ciudadanos, para la sociedad organizada y la no organizada. El gobierno anunció el inicio de una consulta para recibir puntos de vista, recomendaciones y propuestas para regular esta actividad, la cual tarde o temprano tendrán que discutir nuestros legisladores ya que, al llegar el momento, tendrán que expedir un nuevo marco legal sobre este asunto. Presento algunas ideas y sugerencias para contribuir a través de este espacio a una reflexión que nos debe involucrar a todos:

Regular el consumo lúdico de mariguana no debe crear expectativas desproporcionadas sobre el cambio que esto puede tener en nuestra sociedad, ya que se trata sólo de un primer paso en un largo camino cuyo éxito o fracaso dependerá de una multitud de variables. En Uruguay cuando se legalizó el consumo de la mariguana, el entonces presidente José Mujica, reconoció que “es un experimento sujeto a revisión y por lo tanto susceptible de ser suspendido o rechazado de manera permanente”.

Establecer una política pública eficaz es un reto de enorme complejidad y relevancia. No es sólo un tema de salud pública, como tampoco es un asunto sólo de delincuencia. La legalización de la mariguana implicará un esfuerzo de educación preventiva a fin de que los menores de edad entiendan los riesgos de su consumo y con conocimiento de sus consecuencias lo rechacen como hoy muchos de ellos lo hacen al reprender a sus padres fumadores o a quienes agreden el medio ambiente.

El esfuerzo debe abarcar todas las clases sociales, pero en particular a los niños y jóvenes marginados. Ellos son la población más vulnerable por carecer en su gran mayoría de un entorno familiar que los proteja y el acceso a instituciones de salud, de rehabilitación o de prevención. En México sólo hay 379 Centros de Rehabilitación reconocidos por las autoridades competentes, cifra insignificante para la creciente población que requiere sus servicios. Existen instancias públicas que pueden contribuir con datos duros o configurar un escenario comprensivo sobre las múltiples variables a considerar en este tema como la Plataforma México, que forma parte de la Comisión Nacional de Seguridad. En años recientes ha logrado sistematizar información relevante y aplica un riguroso método de verificación de la calidad de la información así como de protección de la privacidad. Por ejemplo, el número de presos en todas las cárceles del país acusados por “delitos contra la salud” que incluye narcotraficantes, así como a acusados por consumo o posesión de cantidades menores de mariguana. Su contribución a este debate puede coadyuvar a dimensionar la población encarcelada que requiere de un tratamiento médico y sicológico.

No podemos negar que la delincuencia organizada que se beneficia con el negocio de la mariguana va a reaccionar si llega a ver en peligro sus utilidades. Su violencia no disminuirá en el corto ni mediano plazo, pues obedece no sólo a la prohibición total que hoy se tiene al consumo de drogas, sino también a la manera natural de “administrar su negocio”. Hemos comprobado en estos años que el desmantelamiento parcial de los grandes cárteles ha derivado en el surgimiento de organizaciones muy poderosas y violentas que incursionan en otros delitos que agravian más a la sociedad como son el secuestro, la extorsión o el asalto a mano armada. Además, la oferta del resto de drogas prohibidas se mantendrá. Por ello, el uso legítimo de la fuerza que el Estado aplica en su contra debe mantener. Hay mexicanos que han estudiado las adicciones como las doctoras María Elena
Medina-Mora y Nora Volkow Fernández cuyos aportes deben tomarse en cuenta. En el Conadic y en las universidades hay investigadores que podrán contribuir a informarnos sobre los avances científicos, así como de las necesidades institucionales para implementar una política eficaz desde el punto de vista de prevención como de rehabilitación. Más allá de la violencia, el tema de las adicciones es un fenómeno humano; su explicación es multifactual y no existen hasta ahora soluciones absolutas. Las personas que sufren esta enfermedad, sus familiares y amigos atraviesan por situaciones de gran dolor y, en México se enfrentan además a la ausencia de apoyos institucionales. Tal vez los actores más relevantes en este debate sean los propios adictos y los miles de voluntarios que dirigen o trabajan en los centros de rehabilitación. Ambos grupos podrán aportarnos sus experiencias y consejos que también debemos considerar en esta reflexión que busca definir el camino a seguir en nuestro país en materia de la legalización del uso de la mariguana.

Twitter: @GustavoMohar

 

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