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Más allá de la violencia (II)

Gustavo Mohar

Gustavo Mohar

La mayoría considera que fue una decisión acertada y varios de ellos exageraron en sus efectos reales y sus alcances, inclusive se ha llegado a afirmar que contribuirá a disminuir el grado de violencia que se vive en el país. Otros sectores, como la Iglesia católica, se han pronunciado en franca oposición, al igual que organizaciones con ideologías conservadoras.

México se suma a un debate que tiene lugar en otros países; el tema es objeto de intensas discusiones con profundas diferencias sobre los efectos de esta droga, más allá del impacto físico o sicológico en quien la consume.

Holanda fue el pionero en liberar no sólo el mercado de la mariguana, sino de otros enervantes. En EU varios estados han legalizado la producción, el consumo y la comercialización. En Uruguay se autorizó el cultivo para autoconsumo de personas que cuenten con un permiso para hacerlo. Gran Bretaña prohíbe la mariguana, pero mantuvo durante algún tiempo la política de suministrar directamente a los consumidores de heroína dosis periódicas a fin de evitar la transmisión de infecciones por el uso múltiple de las jeringas. En otros lugares se consume esta yerba de manera regular sin estar autorizada, pero tanto gobiernos como la sociedad han adoptado una actitud permisiva que no castiga ese hecho, aun cuando la ley lo considere un delito.

A lo largo de la historia, el ser humano ha consumido enervantes por placer, religión, enfermedad o costumbre. En ocasiones fue un privilegio de las clases dirigentes y, en otras, motivo de festejos populares. Ello indica que prohibir o convencer a una población de no consumir estupefacientes es irreal y contrario a la naturaleza de muchas personas. No en balde el alcohol y el tabaco son consumidos con gravísimas consecuencias.

La decisión de la Corte plantea un enorme reto de política pública, en virtud de que un creciente número de personas y organizaciones han presentado a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) la misma solicitud que el grupo amparado por el máximo tribunal, por lo que tendrá que negar el permiso y los afectados solicitarán el amparo del Poder Judicial. Así se podría generar un escenario en el cual miles de personas estén autorizadas en lo individual para cultivar y consumir mariguana sin violar la ley.

¿Qué tipo de requisitos, condicionalidades y obligaciones establecerá la Cofepris y qué capacidad de monitoreo tiene para asegurarse de que se cumpla con las mismas y, en su caso, sancionar a quienes las violen? ¿Se alcanzará el apoyo suficiente en el Congreso para legislar el uso lúdico o sólo el medicinal?

Como señaló Alejandro Hope en El Universal, carecemos de información básica, creíble y actualizada sobre el tamaño del mercado de consumo de mariguana en nuestro país. Las estadísticas formuladas por la autoridad competente, la Comisión Nacional contra las Adicciones, son objeto de críticas que hacen dudar sobre la validez de sus resultados. Según señala la última encuesta de 2011, el porcentaje de mexicanos que consumen esta droga es bajo, pero reconoce que su consumo aumentó en menores de edad.

Además, parece haber acuerdo entre los científicos en el sentido de que la mariguana no daña más que el alcohol o el tabaco, y que la prevalencia en su uso no necesariamente los lleva a consumir drogas más dañinas. En lo que sí coinciden es en que el consumo regular hasta los 21 años lesiona la capacidad cognitiva de manera permanente y altera el desarrollo de sus capacidades mentales.

Otra manera de constatar la insuficiencia de información confiable en México sobre este tema se confirma en la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia publicada por el Inegi. Sus resultados presentan un panorama preocupante sobre la violencia que sufren los jóvenes de 12 a 29 años de edad y el consumo de estupefacientes. El 46% de los entrevistados fueron víctimas de algún acto violento. Y en el 44% de sus hogares existen situaciones destructivas, como insultos y  golpes, y en la mayor parte de éstos no se habla del problema, lo cual los lleva a sobrellevar sus consecuencias de manera aislada. En el caso de la mariguana, el 15% declaró haberla consumido, sin embargo, cuando se les pregunta si tienen amigos involucrados con drogas ilegales, el porcentaje en algunas ciudades llega a ser del 29% y en los 47 centros urbanos encuestados nunca es menor al 14 por ciento.

A ello se suma que porcentajes similares participaron en alguna situación delictiva. Los resultados nos muestran los riesgos y el entorno inhóspito en que viven millones de jóvenes en el país. Es conocido que quienes integran los cárteles de la droga son, en su mayoría, hombres menores de 30 años. La violencia irracional que, en ocasiones, aplican a sus enemigos y víctimas puede explicarse en parte por la violencia que sufrieron en su niñez y juventud. Sostener que la legalización de la mariguana contribuiría de manera importante a disminuir la violencia que sufre hoy el país es una afirmación aventurada. Por eso, para que encontremos mejores formas de enfrentar el narcotráfico en nuestro país se requiere conocerlo a profundidad.

@GustavoMohar

 

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