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Fronteras distantes, retos similares (II)

Gustavo Mohar

Gustavo Mohar

Según uno de los 28 sobrevivientes, el barco se hundió al ser maniobrado por el capitán para evadir una embarcación de la Guardia Costera italiana.

Fallecieron cientos de menores de edad, familias enteras, hombres y mujeres jóvenes, que huían de la violencia brutal del fanatismo musulmán, en particular del Estado Islámico y Boko Haram, o de la miseria crónica que sufren los países de donde provienen.

De Europa no sólo los separan las aguas mediterráneas, sino también la enorme brecha del ingreso de sus habitantes(1): Libia tiene un ingreso per cápita de 11,964.7 dólares; Etiopía de 505.00 y Eritrea de 543.8. Mientras que Alemania posee un ingreso de 46,251.4; España de 29,882.10 y Francia de 42,560.40.

Las más altas autoridades europeas con caras compungidas se reunieron para acordar una respuesta común y tratar de prevenir nuevos accidentes. Sin embargo, las diez soluciones que plantearon se limitan a reforzar los mecanismos de contención, disuasión y castigo, incluyendo la destrucción por sus fuerzas armadas de los barcos que utilizan los traficantes para trasladar a cerca de un millón de personas que aspiran a llegar al Viejo Continente.

Para hacer mayor el drama, no sólo se trata de personas que buscan mejores oportunidades económicas, sino que quieren escapar de regímenes autoritarios, así como de la violencia desatada por grupos terroristas o de las sangrientas guerras civiles en sus regiones. Estos son escenarios que los calificarían como refugiados y, por lo tanto, acreedores a la protección de los países europeos que hoy les niegan esa posibilidad.

Ese panorama se refleja en nuestro país con las diferencias obvias regionales: el 95% de los migrantes que transitan por territorio nacional proceden de Guatemala, Honduras y El Salvador, países diferentes en riqueza con respecto a Estados Unidos y con realidades similares a las de los africanos en comparación con Europa: Guatemala tiene un PIB per cápita(2) de 3,477.90 dólares; Honduras de 2,290.80; El Salvador de 3,826.10 y Estados Unidos de 53,042.00. Nuestro país se encuentra en medio con 10,307.30 dólares.

Es decir, las asimetrías económicas se reproducen en ambas regiones, la inestabilidad política y social, así como la inseguridad, la violencia y la desesperación empujan a africanos y a centroamericanos a dejar sus hogares, arriesgar sus vidas, ponerse en manos de traficantes, ser engañados, asaltados e inclusive perder la vida con tal de tener una mejor oportunidad para sus familias.

Al igual que los europeos, Estados Unidos ha respondido a este fenómeno social y humano con medidas de disuasión, prevención y castigo. Basta recordar la reacción ante la llegada de miles de menores de edad viajando solos, ante lo cual el gobierno de nuestro vecino del norte organizó un puente aéreo para retornarlos a sus países, no obstante de saber que impedía la reunificación familiar y los obligaba a enfrentar de nuevo la precariedad y la violencia de la que trataron de escapar.

México tiene una tremenda encrucijada.

Por un lado, no podemos evitar ser tránsito para los centroamericanos que van a Estados Unidos en el corto y mediano plazo, pues intentarán cruzar nuestro territorio o quedarse en México para encontrar un empleo mal pagado y en condiciones de abuso por su patrón, pero al menos podrán subsistir o enviar alguna cantidad de dinero para mantener a sus familias.

En este espacio, y muchos otros, se han descrito los horrores que sufren miles de migrantes nacionales y extranjeros en México.

Las olas del Mediterráneo y los delincuentes que hacen negocio con carga humana en barcos destartalados son lo mismo que los deshidratados en los desiertos de Arizona, los niños solos en los techos de un tren de carga, los secuestrados en casas de seguridad o los ahogados en las aguas del río Grande.

Es uno de los temas importantes de la agenda global de este siglo. Sobran evidencias de que las respuestas hasta hoy intentadas no funcionan. Sólo las tragedias hacen visibles a los invisibles migrantes. Y sólo así se logra la atención de los medios y de las autoridades. ¿Quiénes son los responsables? ¿Qué hacer?

(1)PIB per cápita en dólares a precios actuales, Banco Mundial, en: http://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.PCAP.CD (Consultado el 24 de abril de 2015)

(2) Ídem.

 

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