Recesión

La dádiva se irá haciendo tan pequeña como el gobierno que la da. Al retornar la población a la actividad presencial, es de esperarse que diversas actividades resientan los efectos del quebrantamiento o intermitencia en las cadenas de suministro. Existen en el mundo ...

-La dádiva se irá haciendo tan pequeña como el gobierno que la da.

Al retornar la población a la actividad presencial, es de esperarse que diversas actividades resientan los efectos del quebrantamiento o intermitencia en las cadenas de suministro. Existen en el mundo palpables signos de retracción en las inversiones, así como la cancelación o posposición de proyectos de toda índole. Hace algunos meses todavía se escuchaban voces que decían que era posible evitar un proceso recesivo a final de año. Hoy, han callado.

El mundo verá una disminución gradual, pero consistente, en diversos ramos de la actividad económica. Sin embargo, la profundidad que tendrá en cada país dependerá de la reacción y comportamiento de los gobiernos. Una vez más, la 4T tendrá la oportunidad de ser ejemplo de improvisación e impreparación, seguramente no la desaprovechará. Señalarán a los culpables favoritos, aunque cada año resulta más evidente, aun para los de mayor fanatismo, que las malas decisiones del pasado son cada vez menos relevantes.

El gasto público, si bien es cierto no es la parte sustantiva del flujo económico, juega un papel destacado, al ser detonante de actividad e inicio de varias cadenas que se enlazan a partir del consumo burocrático de bienes, servicios e infraestructura. El próximo año será más ostensible que el desorden y los sesgos ideológicos en el gasto oficial han hecho tanto daño como la corrupción que imputa López a sus adversarios. Lo real es que el golondrino Lozoya, más que ejemplo de combate, ha dejado claro que los que están encargados de acabarla no saben, no quieren o no pueden.

El macuspano dice que antes el problema principal era la corrupción, la cual, lejos de desaparecer, goza de cabal salud, y a ella, ahora, se suma el oportunismo de quienes desempeñan puestos clave en la administración. Podríamos decir que el pronóstico es reservado, pero no lo es, al llegar la contracción nuevamente nos recetarán cascadas de saliva, y más discurso de odio, pero ahora con la diferencia de que ya se agotaron las reservas del erario federal, y las de Banxico en nada ayudarán a aliviar la astringencia del crédito; el desánimo del capital, y la cada vez más presente intención de dejar todo para después del 24.

Consultará al pueblo si debe emprender una cruzada justiciera, cuando no le quede otra que admitir que ya no alcanza el presupuesto para fortalecer al país, y que lo que ingresa, apenas cubre el asistencialismo estéril que le permite mantener la aprobación en los niveles que tuvieron quienes antecedieron a Peña.

Los que viven de la asistencia pública, sí, los beneficiarios de los programas sociales, verán cómo los empleos se precarizan y se vuelven escasos; la dádiva se irá haciendo tan pequeña como el gobierno que la da. El país se está achicando y si antes se migraba desde las zonas más pobres, ahora lo harán de muchas otras y la migración será vista por los jóvenes como la vía deseable. Entre más preparados, más pronto dejarán atrás a la nave del subdesarrollo que se construye aquí.

López tendrá que aceptar que el país que gobierna vive del subsidio que le prodiga la economía estadunidense, ella ha venido generando los puestos laborales que en México no existen y que no se crearán en el medio plazo.

Será en ese momento cuando caerá en cuenta del tamaño y peso que tienen el narco y el vecino, ya que él se ha convertido en un mero canalizador del dinero de intereses que lo superan. Comprometió la soberanía en su más básica y elemental esencia, al ser sólo un espectador de la principal fuente de ingreso, lo demás se comprometió por añadidura.

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